Otaiza, el octavo soldado

Otaiza era audaz pero no temerario; lo de su audacia asúmase sin la connotación de atrevido sino más bien en cuanto a determinación, a cumplir el sagrado deber con valentía y, puesto que él era un particular soldado de Chávez, en consecuencia, entre otras razones de peso enorme Otaiza tenía que ser un hombre de pensamiento organizado porque de tal palo tal astilla, en ese caso; así que no de otra manera el Comandante le hubiese asignado a Otaiza el histórico papel por él desempeñado y por todos conocido.

La estirpe del soldado bolivariano anda vivita y coleando en el recuerdo que de él como de tantos otros quienes fueron al martirologio por defender la patria sagrada guardamos los que todavía transitamos la dura brega anti imperialista que será por siempre y sin guabineo, pase lo que pase.

El carácter formal que nuestra bolivariana patria venezolana tiene jure et facto y que destaca sobresaliente en el concierto de todas las naciones del mundo, tiene que ver con la impronta de Otaiza; por analogía, la octava estrella de la Bandera Nacional y por extensión toda la ideología del Padre Libertador Simón Bolivar es contentiva de un renovado acicate hoy en la esencia de la resituada doctrina militar bolivariana de la que Otaiza es fidedigna expresión.

Todo soldado de Simón Bolivar y de Chávez, debidamente entrenado, debe saber a plenitud en esencia lo que cada palmo de patria tiene que ver con él y con todos; la unidad cívico-militar debe regirse por una sola doctrina y que ya tenemos, con toda su perfectibilidad: la doctrina Bolivar reinstaurada por Chávez, para siempre, y expresada en Otaiza.

Sí yo tuviese la fortuna (todavía no pierdo la esperanza) de Comandar en Jefe al ejército más democrático del mundo, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana – FANB – yo no vacilaría ni un instante en instaurar siquiera un "Pelotón Otaiza" y para eso yo ordenaría de ipso facto escarbar minuciosamente todo mi ejército hasta escoger a los más completos.

No descarto que de nuestra FANB salte la liebre, que uno u otro descerebrado, traicionero la cague, se corrompa, el imperialismo no duerme y como las ratas hace labor de zapa pero con nuestra esencia bolivariana y chavista de nuestra FANB es

¿Para qué, querría yo tal pelotón? –¡es un secreto!– , no lo puedo decir.

Igualmente, de darse esa circunstancia –si Mahoma no va a la montaña la montaña tiene que ir a Mahoma– yo trastearía a cuanto manganzón hay por ahí comiendo sin trabajar, pudiendo hacerlo, y les haría asignar un pico y una pala y una buena tarea, en nombre de la dictadura del proletariado, porque eso es lo que hace falta aquí:

La dictadura del proletariado; no la dictadura de la élite.



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Guillermo Guzmán


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