Aporrea y la ideología

Un día, creyendo que me las sabía todas, obligué a mi hijo –siendo un niño- a leer el famoso “Libro Verde” de Kadhafi. Ese niño fue donde su madre para preguntarle el por qué yo lo ponía a leer ese libro cuando él no deseaba hacerlo. Al comentármelo su madre, me convencí del profundo error en que me encontraba, y desde allí no me ocupo de obligar absolutamente a nadie a que se lea tal o cual libro, sin que eso implique desechar el deber de la orientación. Hoy, mi hijo, se encuentra insertado dentro de ese inmenso mar de personas que apoyan el proceso y, por ello, está obligado armarse de ideología para mejor entenderlo, mejor criticarlo constructivamente, y mejor defenderlo. Al acceso de sus manos tiene una biblioteca inmensamente rica en contenido ideológico. Ojalá recurra a ella para formarse lo más sólidamente posible en el mundo ideológico.

Lo anterior lo señalo, porque APORREA viene siendo como una página madre o padre de miles de lectores que buscan en ella un contenido que se corresponda con sus ansias de defensa del proceso bolivariano y del mismo Presidente Chávez. Ciertamente ni APORREA ni nadie está en potestad de decirle a la gente tienes que leer esto y no tienes que leer aquello. Sin embargo, hasta ahora, nada es homogéneo en la vida social y, mucho menos, en el conocimiento. Creo que debemos ser muy cuidadosos y respetuosos no sólo con el lector sino también con el escritor, sin que ello tenga por significado que compartamos ni su cometido de lectura –refiriéndome al lector- ni el contenido de lo escrito –refiriéndome al escritor-. El primero tiene la plena libertad de leer lo que le guste y el segundo de escribir lo que le parece conveniente. Lo uno y lo otro es sagrado siempre y cuando no sea efectivamente para corroer y extinguir elementales derechos humanos como los de libertad de expresión y de pensamiento.

Pienso que ahora viene una etapa más difícil para el proceso bolivariano, donde el problema de la formación política e ideológica cobra una importancia capital no sólo para su defensa, sino también para su profundización y perfeccionamiento progresivo. Es en esta etapa donde los medios de comunicación favorables al proceso tienen la gran misión de convertirse en formadores de conciencia, en transmisores de ideas, en maestros de la enseñanza ideológica. En este sentido, APORREA está obligada a producir orientación en esas grandes labores generadoras de formación política e ideológica. Eso no significa que se le niegue absolutamente a nadie la libertad de escribir sobre la materia de su conocimiento o de su conveniencia. Esto debe seguir respetándose y garantizándosele espacio de difusión. La labor es ahora más compleja en la búsqueda de estimular al lector no sólo a leer aquellos artículos que cautivan por un lenguaje llamativo de defensa al proceso y al líder, sino interesarlo igualmente en aquellos que contienen los elementos de formación ideológica o que tengan que ver con los grandes problemas que se van a debatir obligatoriamente en el país.

En este momento histórico en que está planteado un gran debate sobre las ideas centrales del proceso y, especialmente, sobre un socialismo que se dice no está rigurosamente definido ni acabado, o que se cree es una mezcla de ideas recopiladas o creadas de diversas tendencias del pensamiento social, es imprescindible –de manera específica la juventud- abrirse espacio en la lectura, en el estudio, en la investigación y en la reflexión, para que armado de teoría determine su práctica por el ideal que profese. Nunca antes como hoy en Venezuela se tiene a la mano y al acceso tantas oportunidades para la lectura abierta y pública de ideología. Aquel o aquella que no aproveche este momento, mañana no tendrán ningún elemento a su favor para justificar su ignorancia. Antes un libro sobre socialismo era perseguido como un peligroso bandolero que le andaba deformando la mente a la juventud para hacerla enemiga de las ‘buenas’ costumbres impuestas por el capitalismo a toda la sociedad, de manera que el comunista encontrara el camino completamente despejado para comerse a los niños. Actualmente, el gobierno los regala y nadie, absolutamente nadie, es perseguido ni siquiera quien porte Mein Kampf de Hitler, que es la obra cumbre del fascismo o nazismo o falangismo, y el mundo entero conoce de las atrocidades de esa forma de gobierno imperialista.

Nada me faculta para criticar a los lectores de APORREA, pero sí debo decir que es preocupante que los artículos que versan sobre las esenciales categorías históricas, sociológicas, políticas e ideológicas, son las que cuentan con el más reducido número de lectores. Si el Presidente dice en un acto masivo que es necesario leer, recibe prolongados aplausos, pero la verdad es que muchos de quienes se benefician de los libros que el gobierno regala, inmediatamente los venden en vez de leerlos. No es esto mentira. Nosotros llegamos a comprar varias bibliotecas populares, valiosas en contenido histórico y literario, por la insignificante cantidad de bolívares dos mil cada una, para evitar que fueran abandonadas y destruidas por los dientes de roedores ignorantes del conocimiento.

Ha llegado una hora en que la lectura es imprescindible para participar en los prolongados debates que se producirán en lo que Fidel llama, y Chávez lo ha ratificado, la batalla de las ideas.



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Freddy Yépez


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