¿Cuál revolución?

—¿A qué se referirán cuándo hablan de revolución? ¿Qué querrán decir con eso? Compai.

Porque yo miro para todos lados y no esa bendita revolución ¿Será qué yo estoy ciego?

Yo miro para allá y miro para acá y lo que veo es miseria, necesidad y la gente con cara de estar pasando el hambre pareja.

Será que eso es lo qué llaman revolución estos chavecos. O ¿es qué es una revolución incógnita? Que nadie ve por ninguna parte.

—Una revolución camuflada podría ser.

El difunto inauguró la universidad, cierto o falso.

—Cierto es, pero creo que no es la primera universidad que se inaugura en este país.

Ahora dígame usted ¿Qué están haciendo esos graduados?

¿Trabajando en la burocracia gubernamental? Entonces, eso debe ser un gran logro de la revolución. Porque aquí nadie había trabajo en la burocracia. Esos son los primeros graduados dedicados a eso.

—Y han puesto casas comedores.

—¿Por qué aquí no había comedores populares en la mayoría de las ciudades capitales de lo estados?

Esas casas comedores son los primeros comedores populares que han existido en este país. Nuca hubo comedores.

—Se vendió comida barata.

—Aja. Eso también fue la primera vez que se hizo, antes no existía una cosa que se llamaba «CASA», creo que era ese el nombre.

Ahora dígame usted, ¿Cómo y dónde están funcionando los Mercal, los Mercalito, los PDVAL, los Bicentenarios?

¿Usted ha vuelto a comprar cualquier día de la semana en alguno de esos locales?

—Pero, regalaron bombillos ahorradores.

—¿Y cambiando bombillos hicieron la revolución?

Espero que no se le haya quemado ninguno con los bajones y subidones. Vaya a comprar uno, por lo menos unas cinco pensiones le van cobrar por un mocho bombillo.

Tienen a la revolución más alumbrada que vela de brujo.

—Pusieron a todo el mundo a leer con la Misión Robinson.

—Eso dicen, pero los cuentos que contaba la gente era otra historia.

Si usted se pone a leer en un computador no puede porque los bajones no lo dejan, y si le llega un apagón de cinco horas menos. Aunque la cuota diaria la tienen establecida en tres horas.

Vaya y compra un libro, a ver cómo le queda el ojo cuando le digan el precio del mismo.

Hasta aquel «Caracas no se qué» que regalaban en la entradas del Metro se acabó. ¿Por qué quién aguanta semejante despilfarro?

Y solo era en Caracas, porque el resto del país que se lo coma el tigre. Ilusiones caraqueñas.

—Y los CDI y las misiones Barrio Adentro ¿Qué me dice de eso?

—Muy cierto, existieron por un tiempo.

Vaya a un CDI, vaya a algún local de esa misión. El puro cascaron es lo que queda.

Porque además, aquí nunca se habían construido hospitales, ni se había atendido a nadie en la maternidad. Eso solo se empezó a hacer con el difunto. Las mujeres antes no habían parido, ni se había hecho una operación.

¿Y qué le parece el elefante rojo de Montalbán? Se lo habrá inventado Páez, porque los delirios del difunto todos los males del Páez comenzaban por el General de Las Mucuritas.

Porque para cuentero mándenlo a llamar.

¿Cuál otro logro de la revolución?

—Ya le dijo, es que hay tantos que se me agolpan en la mente.

—No me vaya a mentar el segundo puente sobre el Lago de Maracaibo o el tercer puente sobre el Orinoco.

Porque entonces días pasados pasé por ellos y se ven bien hechos.

Quédese hay pensando en algunos de los logros de la revolución, a lo mejor el chofer presidente se el máximo, mientras voy a buscar unas cachapas donde Jacinto.

Y le dijo: Por ahora, apriete.



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Obed Delfín


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