El sadismo tiene patas cortas

En Venezuela están ocurriendo situaciones peligrosísimas que están a punto de producir una tragedia sin precedentes. Tragedia que pudiera estallar producto de la irracionalidad y la ambición suicida y criminal de hombres- lobos (Hobbes) sin ninguna cultura y sin ninguna ética política. Hombres, ciegos de poder, obtusos, que ante la imposibilidad de reconocer sus errores insisten en defender una supuesta verdad, en nombre de la cual se han cometido los genocidios más abominables y aterradores en la historia de la Humanidad.

Nuestro país es desde hace poco tiempo un laboratorio en el que se han ensayado y repetido experimentos sociales, que no fueron denunciados por quienes han tenido cierto liderazgo dentro, pero quizás también fuera de la oposición. Esto debido quizás a la capitulación y el miedo, o por estár entretenidos en denunciar inconsistencias, algunas ridículas que solo sirven para ganar espacios en la opinión pública.

No fue combatida a tiempo una poderosa, perversa y feroz maquinaria ideológica que lentamente, pero de forma eficaz y sistemática, convirtió a millones de personas, sobre todo a las más vulnerables económica y culturalmente, en esclavas del gobierno por la vía de las necesidades básicas y primarias.

Por ejemplo, el inmoral chantaje, crimen de lesa humanidad, como es manipular a los hambrientos por el derecho a comer y no sólo a comer bien , sino a comer mal. Verbigracia las miserables cajas clap y los bonos del carnet de la patria, que son canjeados por sumisión, obediencia y votos. Un execrable populismo jamás visto ni siquiera en los peores momentos de nuestra historia republicana. .

Para echar a andar ese engranaje propagandístico y criminal fue necesario engrasarlo a través de una semiótica y una narrativa propagandística nada desconocida ni original, pero que aún rinde efectos formidables en sociedades con características sociológicas y culturales como la venezolana, proclive a las ofertas mesiánicas, dadivosas, proteccionistas, e incluso, aunque parezca mentira, autoritarias.

Pero también en eses discurso, dirigido a persuadir y a pinchar la conciencia colectiva, vía medios de comunicación y redes sociales, se explotan sentimientos arraigados en el pueblo venezolano como la filantropía, la solidaridad y el patriotismo.

Iconografía abundante, clichés, lugares comunes, , consignas vacuas y frases hechas, son utilizadas para estructurar mensajes y estímulos direccionados, pero sobre todo cargado de patrioterismo ramplón, falso nacionalismo y chauvinismo exacerbado.

Al mejor estilo del Gran Hermano, de la famosa novela 1984 de Orwel , el gobierno de Nicolás se hizo omnipresente y transmutó en policía de la ubicuidad , para intentar posicionar mentiras que aún, por estos aciagos días lo sostienen en tres patas , eso sí, en un terreno, frágil movedizo y turbulento.

Para poner en funcionamiento tamaña perversidad se hizo imprescindible el control de los medios de comunicación, la censura y la presión por la vía del miedo y el terror. Un ejercicio que ha permitido establecer una hegemonía comunicacional que inivisibiliza las protestas opositoras, como acaba de ocurrir con la marcha del 23 de enero en la que millones de personas piden la salida de Nicolás.

Todo ese andamiaje que ha intentado metamorfosear al pueblo en esclavo de una idea - Fran Kafka dixit - a través de métodos realmente inhumanos, parece estar llegando al punto de quiebre. Parafraseando al lúcido psiquiatra del mal, caricatura tropical goebbeliana de la nomenklatura roja, podemos suponer que el sadismo en política también tiene patas cortas.

El pueblo real, no ese pueblo genérico abstracto y maleable con el que Nicolás se llena la boca en sus peroratas, parece estar despertando de la inmovilización y la desesperanza en un chispazo de la conciencia.

El pueblo venezolano está a punto de salir de una peste. Sólo que las consecuencias pueden ser imprevisibles por los intereses en juego. Y aquí no se trata, como en otros momentos de la historia, que la masa puede seguir siendo dirigida y controlada por líderes sin ética política. Esta masa, como dice Elías Canetti , puede estallar en días y lo que vemos en perspectiva, no deja de ser un gran enigma.



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Jhonny Castillo

Periodista, presidente de la Fundación Lectura Crítica de Medios.

 jhocas10@hotmail.com      @heraclitando

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