Es la hora del chavismo chavista, soplan vientos del 4 de febrero

La restauración del nefasto capitalismo en Venezuela está en vías de concretarse completamente. La evidencia clara del pacto en puertas entre las facciones antisocialistas, la del gobierno y la de la oposición, significa el paso definitivo en la transición hacia el capitalismo, de la traición a Chávez. Es volver a un sistema, la democracia burguesa, ya agotado en el país, superado por Chávez. Un sistema que está en decadencia en el continente, que subsiste a costa de comerse sus hígados jurídicos, permanece arrollando su legalidad, develando el artificio.

Con la yugulación de la posibilidad socialista la pérdida no sólo es de Venezuela, el mundo queda desguarnecido, en manos del capitalismo cada vez más agresivo con el hombre y con la naturaleza. En el horizonte se asoman posibilidades terribles, el fascismo en forma de pinochet o con cara de bolsonaro. La dirigencia revolucionaria, el "chavismo chavista", debe reflexionar.

El Chavismo chavista debe ir a un profundo proceso de reflexión, estudiar en primer lugar qué nos pasó, por qué de el intento socialista de Chávez caímos en este desastre que destruye al país. En ese análisis se debe partir de la relación de la vanguardia con la masa, y como punto central el espíritu de la sociedad, la pérdida de la conciencia social. Veamos.

Las masas sin liderazgo, sin vanguardia, son como un gigante sin cabeza, fácil presa de la dominación capitalista en cualquiera de sus formas, desde las dictaduras más blandas, que también podemos llamar democracia burguesa, hasta las dictaduras fuertes, pasando por gobiernos bufos, de corta duración, pero de amplio daño a la sociedad. Es evidente que la vanguardia que dejó el Comandante no cumplió con el papel asignado; al contrario, funcionó como enemigo de Chávez, desmontó el camino andado, se entregó a los capitalistas, estimuló en la población el egoísmo, ejerció un populismo irresponsable que nos condujo a esta crisis inédita. Y perdió, sin dudas, su condición de vanguardia. Hoy no hay vanguardia.

Al morir Chávez, el chavismo se fragmentó en varias corrientes.

El gobierno que traicionó la confianza del Comandante, tal como judas lo hizo con Jesús, se disfraza con el manto chavista, para de esta manera captar a sectores de las masa más honestos que precavidos. Igual comportamiento tienen algunos sectores desplazados del gobierno que niegan la esencia socialista del pensamiento de Chávez. En la práctica, estos sectores que podríamos denominar chavistas maduristas y chavistas originarios, se confabulan contra el Chavismo chavista, el que reivindica al Plan de la Patria, al Socialismo Socialista.

Por supuesto, esta batalla la pierde el Chavismo chavista, calumniado, perseguido por el gobierno y por la oposición de derecha. Es así que la tarea de acabar con la posibilidad socialista se concreta. Y hoy el grupo boston, un grupo de enlace de los flojitos, los azulitos de aquí con los gringos, al que pertenece el presidente, tomó en sus manos la conducción de un proceso de diálogo que será el cierre político de la entrega del legado de Chávez. No es por azar que los gringos que presionan con la amenaza de invasión envíen a su conciliador estrella a conducir el diálogo que será la entrega definitiva del sueño chavista.

Chávez fue Chávez porque rompió con el cepo de la democracia burguesa, irrumpió contra ella, la desmitificó el 4 de febrero, y anunció su entierro cuando juró ante la Constitución moribunda. Han vueltos aquellos tiempos gloriosos, el Chavismo chavista tiene la palabra.

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Toby Valderrama Antonio Aponte

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