He recibido una nota dirigida a varias personas, entre ellas al suscrito, sin motivo específico aparente, en la cual al referirse a un trabajo que le enviaron, porque era "Un artículo que vale la pena leer", que dice cosas como esta: ¿"Es acaso necesario lo que escribe el autor para comenzar a entender lo que ocurre?" y más adelante, "ideología sin resultados es equivalente al desastre". Como se trata de una nota privada considero conveniente no citar al autor.

Según las definiciones que uno conoce, esas que vienen en los libros, pero como los libros siempre llegan con retardo a la vida, lo que no implica restarles valor, pero sí en veces pudieran padecer de falta de actualidad, sucede que aquéllas pudieran no ser las acertadas para explicar lo que acontece. Dicen los libros que un corralito financiero suele producirse por decisión oficial para evitar que la gente saque en abundancia sus reales* de los bancos porque aquélla ha entrado en desconfianza. Eso genera problemas a los bancos porque los reales que maneja, en su mayoría, no son suyos y deberían regresarlos con tanta prontitud que corren el riesgo de quedar tan limpios y pelaos, como suele estarlo uno, hasta quedar debiendo y terminar en la ruina. En esas circunstancias, la banca que siempre cuenta con su pana, el gobierno, porque este actúa conforme al Estado, que hasta por las viejas costumbres hace lo mismo de siempre, le pide a aquél que limite la cantidad que la gente puede sacar del banco. Porque esta, la gente, importa menos que la banca. Y si el gobierno tiene bancos, la tarea es como más expedita.

Desde se comenzó a hablar de corralitos financieros, siempre la izquierda los asoció a vagabunderías de la banca y contrarios al interés de la gente. Entonces ellos, como el de Argentina del 2002 y Grecia más recientemente, aparte de los inconvenientes que le causaron a la gente que no podía disponer de dinero para comprar lo elemental, dió material a la izquierda en Argentina, Grecia y el mundo entero, para denunciar los abusos contra los derechos de la gente.

En Venezuela no hay ahora corralito decretado. Nadie se hace responsable de lo que sucede. Porque además no hay un corralito, aquí lo que hay es un corralón financiero. Tan grande o estricto, por lo estrecho no se lo quita nadie, es que lo se puede retirar del banco, si es que lo largo de la cola y las inclemencias del sol y el rigor que impone el estar de pie tres y cuatro horas lo permiten, no alcanza para tomarse un café.

Esta limitación, según algunos personeros del gobierno, quienes dan esas explicaciones como quien hace un comentario informal, porque quien debe darlas nada dice, se debe, entre tantas vainas, a que agentes extranjeros se llevan la plata para Colombia. En verdad, como no soy experto en esas cosas, no entiendo mucho el significado que eso tiene. Pero también debo recordar que un tiempo atrás, el bando oficial acusaba a la banca privada de esconder las remesas que le enviaban para darles el mismo fin. Pero como las entidades bancarias del gobierno tampoco aflojaban la plata**, decidieron que aquella argumentación no les servía. Hay otra explicación algo así como escotera, no oficial y además nace entre murmullos. Se dice que todo el dinero o los billetes, porque aquí no hay monedas, que recaudan quienes de eso se ocupan, porque parece ser una red muy grande, que al gobierno no le debe costar mucho detectarla a menos que no le convenga, lo envían a las zonas mineras, particularmente donde se extrae el oro, donde lo venden con sobre precio dada la gigantesca capacidad de pago de que goza allí la gente. Dicen entonces que, por uno de esos dos motivos, los dos o todos cuantos la imaginación crea, la escasez de billetes es enorme. Pero resulta también, como dice Rodrigo Cabezas, el gobierno no sólo viene "produciendo en masa dinero inorgánico sino electrónico", como encriptado, donde mi dinero es una cuenta depositada en el banco que sólo puedo disponer de ella de la misma manera como me la depositan. O lo que es lo mismo, meten mi reales en un enorme corral del cual no puedo sacar en físico

Pero eso no importaría mucho si el venezolano pudiese pagar en cualquier parte y en igualdad de condiciones lo que consume. Pero no es así. Eso da origen a otro corral, como que envuelve al primero. Los compradores de efectivo, las mafias grandes, las que no me cabe duda el gobierno conoce y si no es más torpe de lo que vengo pensando, le ofrecen a los receptores, a lo largo de la cadena, compensaciones para garantizar que todo lo que circule diariamente les llegue. Hay hasta pequeñas desviaciones, como el cuento del niño a quien sus padres le daban 300 bolívares "para la merienda escolar" y los vendía a sus maestras por vía electrónica cobrando una ganancia del cincuenta por ciento y el anciano que vende lo que percibe de su pensión con una ganancia también del cincuenta por ciento.

Todo eso, que pareciera sacado de un cuento escrito por autor de enorme inventiva, se traduce en que en el banco, sin salir de allí, el salario del trabajador, en un país donde se pregona tenemos un gobierno socialista, unos gobernantes "echaos pa´ alante" con la clase obrera, se reduce de manera gigantesca para beneficiar a la banca y los comerciantes. Y al mismo Estado por la vía de los impuestos y particularmente el IVA. Los mafiosos que han logrado crear una red enorme, gigantesca y hasta que juega cuadro cerrado, obligan al ciudadano a comprar con efectivo para a éste atrapar y conducir por las redes que le convienen, ofreciendo los productos a un precio, que ya es especulativo, hasta por debajo del cien por ciento si le comparamos con el que a uno obligan a pagar si usa la vía electrónica. Y casi todo el negocio se hace por esta vía, dado que el efectivo está secuestrado en un enorme corral que construye la banca, la mafia y cuida el gobierno. Si, es cierto, de vez en cuando a alguien demasiado descarado y poco dado a "cooperar", agarran por allí con un camión cargado de efectivo. Pero eso no pasa de allí. Tanto que nadie llega a saber de quién o quiénes fueron realmente esos reales. Días atrás se produjo algo insólito. En alguna parte del país, ahora no recuero dónde, agarraron a unos tipos con dos mil cien millones en billetes del cono monetario que todavía no ha salido; es más, que fue pospuesto para agosto. Siendo así, debieron haberlos sacado del propio Banco Central, pero a eso, como casi todo, "se le echó tierrita" para que nadie lo recuerde.

Pero volviendo al principio, y eso deben explicármelo bien, pues me han cambiado los valores, ¿cómo es posible que un gobierno que se llama de izquierda, ha hecho y está por hacer tantas vainas que antes uno creía sólo a la derecha cruel se le ocurría? No basta, como dije antes, me digan que el gobierno es antiimperialista, mientras está dispuesto a entregar el control del negocio petrolero al capital internacional, tanto que hace días atrás el presidente aprobó un reglamento o resolución que le da al presidente de PDVSA atribuciones para negociar eso.

Pero aun me queda una duda. ¿No será que gobierno y banca nos han tirado ese corral, justo para favorecer la especulación, dado que el pago electrónico no debe dar origen a aumentos de precios? Esta duda aumenta cuando uno percibe que el gobierno propiamente dicho no ejerce control alguno, no tiene autoridad sobre la larga corte de sus funcionarios. El Banco de Venezuela, por alguna razón oculta, pues nadie la explica, no abre su página electrónica y nadie de explicaciones por eso y el alto gobierno también calla.

Y tienen que explicarme bien lo del corralón o los corrales que son rodeados por otros más grandes que no permiten a la gente sacar sus reales para ser víctimas de especulación desmedida, mientras el gobierno solo tiene miradas de palo, porque de lo contrario, pese sus gritos y definiciones sin sustento, voy a terminar creyendo que este gobierno es de derecha.

*Los venezolanos llamamos "real" al dinero. Es una expresión originaria de la colonia.

**Otra forma venezolana de referirse al dinero.