Formación de la burguesía venezolana (1)

La burguesía como tal, aunque heredera de las viejas castas de los blancos criollos y la oligarca terrateniente, es la clase más reciente en la historia social de Venezuela, sus orígenes se remontan a finales del siglo XVIII con el surgimiento de un sector mercantil, representado principalmente por subsidiarias de grupos extranjeros, principalmente alemanas, que se disputaban el antiguo dominio de la Guipuzcoana. Este sector sería hasta por lo menos los años cuarenta del siglo pasado el predominante dentro de la burguesía nacional. Sí bien hacia finales del siglo XIX habían brotado algunas industrias e institutos bancarios estos eran aún de insignificante importancia con respecto a la burguesía mercantil y más aún comparado con la clase que dominaba el espacio nacional como era la "Oligarquía latifundista". (Carrera Damas, 1961)

Con el desarrollo de la economía petrolera, a principio del siglo XX, las viejas y tradicionales clases sociales de los terratenientes y campesinos, comienzan a convivir con los nuevos sectores sociales que surgen a partir de la industria petrolera y su impacto en el resto de la economía: desde la clase obrera, los artesanos, la clases media que se desarrolla con el crecimiento del estado y la actividad comercial, como el naciente aparato productivo industrial que da pie a la burguesía nacional. La consolidación de la Venezuela rentista, desde Gómez, traería entre otras consecuencias la dislocación de lo que hasta entonces eran las relaciones entre el Estado y las clases sociales. La magnitud de la renta petrolera, administrada por el Estado venezolano, transformaría a éste de un débil órgano (al que le era imposible imponer su dominio político – militar a nivel nacional y en lo económico dependiente de los impuestos pechados a la oligarquía latifundista) en el centro de la vida nacional. Recordemos que ya desde 1926 la renta petrolera pasa a ocupar el primer lugar en los ingresos del Estado y desde el principio de los años cuarenta éste sólo rubro abarcaría más de la mitad de estos ingresos.

En relación a la burguesía, la conformación de ésta Venezuela rentista trae principalmente dos consecuencias; primero: la principal fuente de riqueza del país, es decir, la industria petrolera, no está en sus manos y ni siquiera tenía el derecho de apropiarse directamente de la renta pagada por las compañías extranjeras. Segundo, al contrario de lo que sucedía anteriormente (y que es normal en cualquier sociedad capitalista), esta burguesía se formaría y se hará dependiente para su sobrevivencia de los vínculos que establezca con el Estado.

Para quien escribe, es imposible entender la conformación de las clases sociales en venezolana sin remontarse a estos años en los que se configura la Venezuela rentista. Por esto, considero que la relación entre las clases sociales y el Estado venezolano ha sido mucho más fuerte, de mayor grado de dependencia, que en otras sociedades capitalistas, haciéndose imposible estudiarlos por separado y en donde el centro de esta relación ha girado en torno a los mecanismos por los cuales la burguesía se ha apropiado directa o indirectamente de la renta petrolera administrada por el Estado y como el resto de los sectores se han organizado para poder beneficiarse de la distribución de la renta. Pero como un fenómeno aparentemente contradictorio, el poder que ostenta el Estado le ha permitido presentar una fachada de independencia frente a la burguesía. Por otro lado, esta misma dimensión del Estado se convirtió en la principal fuente de una nueva clase social conformada principalmente por los sectores burocráticos: la clase media.

Serían las consecuencias que trajo al país la crisis de los años treinta y la segunda guerra mundial, lo que impulsarían el nacimiento de una "mentalidad empresarial" a nivel nacional, pero cuyo desarrollo estará siempre a la sombra del Estado. Todo esto en el contexto del modelo de sustitución de importaciones, que se iría constituyendo a partir de los años 40, determinado por la naturaleza de nuestro capitalismo periférico y dependiente y en las condiciones de un país petrolero. En este contexto-paradójicamente y contrariamente a los países desarrollados- surge una burguesía industrial posterior al obrero fabril,-que había surgido con la industria petrolera dos décadas antes- y se desarrolló la burguesía comercial, que asumirían conciencia de clase, lo que se materializa con la creación de FEDECAMARA en 1944, como organismo de presión que exige al Estado una mayor participación en la distribución de la renta.

Los ingresos del Estado habían tenido un notable incremento producto de la normalización del comercio internacional de los hidrocarburos y a la mayor participación fiscal. En los autores revisados, hemos notado coincidencias en cuanto a las fuentes de acumulación de la burguesía, entre ellas: acumulación mercantil, comercio de bienes y raíces, peculado, "favores" del Estado, asociaciones con el Estado e intereses extranjeros, entre otros. Además, el desarrollo de la industria petrolera trajo consigo el auge y nacimiento de poblaciones vecinas a los campos petroleros, esto aunado a la expansión burocrática del Estado contribuirán al cambio de la Venezuela rural a la urbana. Bajo esta situación el valor de las tierras (en manos de antiguos latifundistas), multiplican su valor de la noche a la mañana, de esta manera la tierra se convertiría en una de las fuentes principales de acumulación de capitales.

Estos mismos cambios que se dan en la población venezolana, en los años cuarenta, están acompañados por una mayor demanda que no podía ser satisfecha por la producción nacional, lo que trajo como consecuencia, en un primer momento, el aumento violento de las importaciones y luego el incentivo para el desarrollo de nuevas industrias, sobre todo aquellas de consumo directo. Es precisamente en estos años cuando comienzan a producirse las inversiones extranjeras fuera del área petrolera.

En Venezuela, como en la mayoría de los países subdesarrollados, hasta mediados del siglo pasado la población era fundamentalmente rural y dependía del trabajo agrícola. En los años 40 comienza un crecimiento del sector secundario manufacturero y fundamentalmente ligado a la agrioindustria, pero que nunca logró el abrupto crecimiento del sector terciario (comercio y servicio). En Venezuela la industria petrolera nunca ha ocupado más de 100 mil personas directamente, es el sector de servicio y comercio, el que ocupa el mayor número de la población activa de Venezuela. Actualmente hay unos 14 millones de trabajadores en Venezuela, más del 65% en el sector terciario, un 20% en el secundario y un 15% en agricultura y petróleo y minería. En promedio la mitad trabaja en el sector formal y la otra mitad en el sector informal de la economía, solo el estado ocupa más de 2.5 millones de personas. Pero todos sin importar sus condiciones y características son trabajadores, no son burguesía ni dueños del capital. En Venezuela el obrero industrial siempre ha sido minoría, siempre ha predominado el empleado sobre el obrero, aunque sea este último el que ha alcanzado mayores niveles de organización, capacidad de lucha y conciencia de clase.

Domingo Alberto Rangel (1971), en su libro "La Oligarquía del Dinero", señala que la burguesía venezolana, desde sus inicios, está caracterizada por dos factores fundamentales, primero, por su dependencia con el Estado y segundo, en buena parte como consecuencia de lo anterior, por su carácter monopólico. Lo reducido del mercado nacional y la falta de competencia (auspiciada por el proteccionismo que le ofrece el Estado) ha hecho posible este carácter monopólico de la burguesía, en donde ineficiencia y altos costos y paradójicamente altas ganancias son algunas de sus evidentes peculiaridades.

En la más reciente época venezolana, la que parte del 23 de Enero de 1958, la ingeniería de los capitales extranjeros en nuestra economía se ha hecho más amplia visible y exigente. Del petróleo y el hierro, sus campos tradicionales en la Venezuela del siglo XIX, hasta la alta finanzas, hoy no existe una sola manifestación de riqueza o de trabajo en la cual la huella de los intereses extranjeros no acusen su bajo relieve. (p. 150)

Coincidiendo con estos planteamientos de Rangel, el profesor Federico Brito Figueroa (1972) señala que no por esto debe negarse la existencia de una verdadera burguesía nacional y que en la mayoría de los casos está en condiciones antagónicas a la gran burguesía transnacionalizada y que sólo logran ponerse de acuerdo cuando existe una amenaza evidente hacia el capital. En general, como ejemplo, podemos mencionar la relación existente entre mediana y pequeñas empresas y Fedecámaras. Según Brito Figueroa, esta burguesía nacional sí bien es:

…explotadora de la clase asalariada, también es cierto que está oprimida a su vez por la burguesía asociada"... "La burguesía nacional venezolana existe como una capa diferente de la burguesía asociada o "burguesía Colonial". "Existe un proceso de desarrollo con dudas y vacilaciones que surgen precisamente de su condición de grupo social explotador de la clase obrera, pero igualmente oprimida por el capital financiero internacional y sus asociados criollos (p. 144). Continuará…



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Pedro Rodríguez Rojas

Sociólogo e historiador (UCV). Magister en Historia Económica (UCV). Maestría en Tecnología Educativa (UNESR). Doctorado en Ciencias Económicas y Sociales. (UCV). Doctorado en Historia (UCV). Ha sido docente de Pre y Postrado en la UCLA, UNA, UPEL. Actualmente de la UNESR en la categoría de Titular. Ha sido investigador del Centro de Historia para la América Latina y el Caribe, OEA, CELARG, Congreso de la República, Centro OPEP, entre otros. Ha sido Asistente de Investigación de los Doctores Ramón J. Velásquez, Federico Brito Figueroa, Héctor Malavé Mata y D.F. Maza Zavala, entre otros. Ex-Director de Postrado de la Universidad Simón Rodríguez-.Barquisimeto. Ex Coordinador del postgrado en Gerencia Cultural. Coordinador del doctorado de educación UNESR. Coordinador de la Línea de Investigación Filosofía y Sociopolítica de la Educación del Doctorado en Ciencias de la Educación. Presidente de la Asociación Civil Museo Histórico Lisandro Alvarado 2002-2010. El Tocuyo. Miembro fundador de la comisión de recursos hídricos de El Estado Lara .Asesor de la Misión Sucre y Aldea Universitaria de Morán. Vocero asesor de consejo comunal Los tres brazos y San Pedro. Entre los reconocimientos recibidos podemos mencionar: Premio Regional (Lara) sobre la obra de Andrés Eloy Blanco (1996). Premio Estimulo al Investigador UNESR, mayor productividad Científica del Núcleo Barquisimeto desde 1997 hasta la actualidad. Investigador ONCIT PEI Nivel. C. Premio CONABA. Premio Ensayo Histórico: Federico Brito Figueroa, Aragua 2001. Premio Ensayo Antonio Arráez: 450 años de la fundación de Barquisimeto, .2002. Premio Ensayo Educativo, Universidad de Oriente, 2004, Premio Primer Concurso Historia de Barrio Adentro del Ministerio de la Cultura, 2009. Premio sobre Legado de Chávez, Maturín, (2013). Premio Literario Rafael María Baralt, Maracaibo (2014). Más de sesenta publicaciones entre libros y artículos en revistas arbitradas a nivel nacional e internacional sobre ciencias sociales y filosofía. Es articulista en varios periódicos a nivel nacional. Coordinador de la Revista de filosofía de la educación TERÊ. Entre sus libros podemos mencionar: Juan Pablo Pérez Alfonzo, La economía venezolana, La Universidad frente a la globalización y la posmodernidad, Pensar América latina, América latina en la globalización, Educación para el Siglo XXI y La Ética Socialista. Junto a Janette García Yépez ha escrito varios libros sobre la historia de El Tocuyo, a saber: Personalidades tocuyanas, La cultura tocuyana, La cañicultura en El Tocuyo, El café y los resguardos indígenas en Morán, Crónicas tocuyanas, El Rio Tocuyo, la educación secundaria en El Tocuyo, La vida cotidiana en El Tocuyo, Memoria fotográfica de El Tocuyo, La Personalidad Intima de Lisandro Alvarado y Cultura y Tradiciones Tocuyanas.

 pedrorodriguezrojas@gmail.com

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