Debemos preguntarnos ¿cuál es el objetivo de las medidas de obama y cuál es la calidad de la respuesta que da el gobierno? De esta manera podremos tener una idea de la estrategia de la confrontación. Veamos.
No hay dudas de que la intención de las medidas de obama es yugular la posibilidad Socialista que heredamos de Chávez, en este empeño cuenta con la complicidad de la gran mayoría de los gobiernos del continente que se confabulan para llevarnos al diálogo, a la concertación y a la democracia burguesa, es decir regresarnos a antes del 4 de Febrero.
Siendo las anteriores las intenciones del imperio capitalista mundial, la respuesta del gobierno debe estar en concordancia con estas pretensiones. Es asombroso que en toda la movilización, las firmas, los ejercicios militares no aparezcan ni el Socialismo ni Chávez, que son los dos objetivos fundamentales de la contienda. Sólo se muestra un concepto difuso de Patria sin contenido, sin definición política, ni ética. Difícilmente se consigue, como ahora, una manera de privar a una sociedad de la política, difícilmente se encuentra en la historia una oportunidad desaprovechada de politizar y concientizar a la masa. Sin dudas, hay un vacío creado por la incapacidad del gobierno socialdemócrata de ir más allá -como decía el filósofo cubano- de la pirotecnia verbal.
En este vacío el gobierno se desgasta aunque construya éxitos de televisión, reúna millones de firmas, pero ni una de conciencia, de apoyo al Socialismo, de anticapitalismo. No relacionan la agresión con el capitalismo, sólo con un imperio gringo nebuloso que hoy atacamos y mañana hacemos las paces, todo se limita a una retórica nacionalista vacía que refuerza una corriente fascista interna, ya por allí hay voceros altos del gobierno acusando de traidores de la Patria a quienes no firmen, y amenazando con juzgamiento y prisión hasta de un cuarto de siglo. De esta manera, la Patria se reduce a las barbaridades que se les ocurra al gobierno, el que disienta es traidor; dónde se meterán la lengua cuando mañana los presidentes se abracen y cambien sonrisas.
Qué diferente sería si se usara la movilización para afirmar el Socialismo, que el mundo declare su apoyo a un sistema alternativo al capitalismo, que se levanten millones de voces, de firmas, no sólo contra un imperio sino contra el sistema capitalista que les da origen. Qué diferente sería si se hubiese decretado movilización de estudio, de toma de conciencia de la importancia del Socialismo, de lo nefasto del capitalismo; que miles de círculos de estudios, millones de folletos explicativos poblaran la Patria Socialista, ahora sí, convertida en una escuela de Socialismo, de anticapitalismo, de antiimperialismo. Cómo saldría de fuerte el gobierno y la Revolución de unas jornadas como éstas.
Para que lo anterior suceda, que no es poca cosa, tiene que ocurrir un verdadero cambio en el gobierno: desplazar a la socialdemocracia y retomar el rumbo socialista. A veces nos acusan de ilusos por pensar que esto es posible, seguiremos hasta el fin intentándolo. Sabemos que después de esto, las altas posibilidades es que arribe el fascismo. Por eso nuestra consigna es Rectificación y, si se atreven, profundizar, aplicar la Ley de Leyes: con la Revolución todo sin la Revolución nada.
