De abnegadas y sacrificadas nos tienen agotadas

La carga doméstica está cada vez más acentuada, por un lado por la guerra económica y por otro lado por el asistencialismo de Estado. El terreno parece minado para que las mujeres no superemos los roles de género de cuidadoras, paridoras, limpiadoras, cocineras, reproductoras de la lógica doméstica, seamos profesionales o no, trabajadoras asalariadas o no, jóvenes o no, el trabajo doméstico tiene rostro de mujer.

Si miramos por un momento las salas de espera de un centro de atención médica, los pasillos de un supermercado, las reuniones de representantes de una escuela, las colas para comprar los alimentos, ¿a quién vemos? A las mujeres, porque el trabajo doméstico sigue siendo un trabajo exclusivo de las mujeres. Esta imposición intenta edulcorar la explotación que sufrimos las mujeres, enalteciendo ciertos aspectos de la explotación como cualidades. Frases como: "madre abnegada", "mujer sacrificada", "entregada total", "súper mujer", "todera", "rendidora", "milagrosa", "la que resuelve", etc. son algunos de los calificativos que se usan para ocultar las condiciones de desigualdad y explotación bajo la cual nosotras las mujeres debemos desarrollarnos.

¿Qué es el trabajo doméstico antes y durante el capitalismo? Es el trabajo de la reproducción de la fuerza de trabajo: parir, cuidar, amamantar, asear a lxs hijxs y resto de integrantes del núcleo familiar, lavar pisos, baños, ropas, etc. Todo un trabajo que es social y por tanto en el socialismo debe ser asumido por el conjunto de la sociedad, simplificado y facilitado al punto de gastar menos energías, fuerzas, tiempo y hacerlo más eficiente y productivo.

El espacio más idóneo y que en potencia debe generar condiciones para su socialización es la Comuna. Las mujeres más que ningún otro sector de la sociedad debemos luchar por el avance del socialismo, porque si no, esta realidad de doble y hasta triple jornada de trabajo nunca se acabará. Es por esto que necesitamos más espacios productivos comunales para superar el trabajo doméstico.

Queremos más centros de atención a la vida infantil, más centros de atención a la tercera edad, lavanderías comunales, restaurantes comunales, talleres de herramientas comunales, más espacios que posibiliten construir la vida colectiva y comunal que necesita el socialismo.

Las mujeres no queremos ser las prescindibles de la economía de nuestro país, queremos aportar para superar el modelo productivo capitalista rentista, pero para eso todxs lxs revolucionrixs, lxs socialistas debemos luchar por responsabilizar y organizar el trabajo doméstico de forma planificada, industrializada, productiva y colectiva. Si no, la tarea del socialismo se quedará chucuta.

*Colectivo Insumisas, Carabobo.



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