Presidente Maduro: Es tiempo de definiciones

¿Quién dijo que iba a ser fácil?. Este trajinar de los últimos meses, y probablemente de los últimos años, luego del desafortunado hecho a prueba al que la historia nos destinó por la desaparición física del Comandante Chávez, no tenía otro escenario posible que no fuera el de la incertidumbre, las indefiniciones, los errores (de buena fe o no) y las posiciones encontradas a la falta de un liderazgo tan claro que unía tantas voces y tantas corrientes, y que frenaba tantas locuras como locos aparecieran en el camino.

Esto durante los últimos meses condujo inesperados cambios, digamos virajes en la política nacional, quizás propio del reacomodo de las fuerzas políticas, ante un escenario que ninguna de las fuerzas existentes estaba preparado, consciente o no de que fuera un hecho probable. El resultado ha sido para el movimiento revolucionario de base muy desconcertante, fundamentalmente por el escenario económico que se ha presentado, porque si bien es cierto se tiene presencia de una guerra económica, las medidas tomadas no han sido consecuentes con las esbozadas los pasados catorce años de Revolución Bolivariana.

Sin embargo, el discurso del Presidente Nicolás Maduro del pasado 19 de septiembre de 2013, comienza a dar claros indicios de que las presiones del Imperio y sus lacayos locales no se conforman con migajas y pretenden enrolar el destino de la patria por los caminos oscuros de los viejos coloniajes. También muestra claramente en su línea discursiva una imagen mucho más coherente, fresca y consecuente con el legado del Comandante Chávez. Hecho que aplaudimos considerablemente quienes muchas veces nos hemos sentido desconcertados por las acciones que poca claridad ha presentado el ejecutivo en su Proyecto Político, y que tienen que ver con la construcción del socialismo.

Ahora debemos emprender un nuevo rumbo, que permita retomar la senda que con Chávez transitábamos sin medias tintas, inclusive atreviéndonos a inventar e innovar, profundizando el socialismo como bandera en todos los terrenos. En tal sentido es pertinente realizar una serie de reflexiones que contribuyan en el debate que tanta falta nos hace para seguir construyendo patria, esa misma que soñó Bolívar, esa misma que soñó Chávez, esa misma que debe soñar Maduro.

La verdadera unidad nacional patriótica y la lucha anti-imperialista

No hay posible pacto de unidad nacional vacío, como si se tratara de un juego de maniqueos de sectores de poder. Desde la aparición de Chávez en el espectro político, se convirtió en símbolo de las luchas rebeldes que trascienden los escenarios nacionales, y su bandera anti-imperialista hoy se activa en el sentimiento de los pueblos nuestroamericanos una vez las águilas gringas asoman sus garras, y con ello despierta nuestro patriotismo. Recordemos lo que Chávez nos decía en su discurso del 8 de diciembre: “somos revolucionarios, somos socialistas, somos humanos, somos muchas cosas pero en esencia, patriotas”

La necesidad de volver a las raíces del proceso Bolivariano

Hemos perdido estos meses parte de nuestras esencias. La construcción colectiva implica procesos de reflexión y debate profundo de toda una sociedad. La dirección colectiva solo tiene sentido si se manda obedeciendo, y esto se logra si realmente se escucha al pueblo, y para poder hacerlo debe haber un método que permita dinamizar tal acción, si no sería apropiarse inadecuadamente de esta expresión, pues sería una forma de demagogia política que lejos de sumar divide, y lejos de construir destruye.

La reflexión crítica y autocrítica

Igualmente estos últimos meses algunos compañeros con voces críticas del proceso han prácticamente desaparecido del escenario público, y han dejado de ser referentes como un día lo fueron para Chávez, aunque muchas veces el mismo no estuviera de acuerdo con sus opiniones siempre estaba dispuesto a desarrollar un proceso dialéctico, para que los puntos de vista de la izquierda nacional e internacional reflexionaran sobre los aciertos y desaciertos de la revolución Bolivariana. Es necesario empezar a resarcir los espacios críticos y reflexivos, por cierto siempre leales al proceso, para que tengamos puntos de discusión sobre los escenarios políticos nacionales e internacionales, y hagamos uso de las mejores estrategias de manera coherente con la construcción del socialismo, y no dejemos ventana alguna posible donde se pueda colar el Gran Capital vestido de oveja.

Luchar contra la restauración del capitalismo y los agentes internos de la derecha endógena

Es bueno siempre recordar al Comandante aquel 8 de diciembre, cuando nos decía: “No faltarán los que traten de aprovechar coyunturas difíciles para, bueno, mantener ese empeño de la restauración del capitalismo, del neoliberalismo, para acabar con la Patria”. Estos últimos meses como una profecía se ha agudizado este planteamiento, y el entorno económico nacional ve no sólo como la Burguesía apátrida intenta arremeter contra la Revolución, sino que desde adentro de ella, agentes internos como lobos cazadores ven una oportunidad para quitarse el disfraz de abuelita, y apostar por una contra-reforma de las medidas económicas adoptadas por la revolución Bolivariana.

Es necesario ser muy cuidadoso con el mercado y los sistemas de divisas, hay que recordar cuánto le costó al Presidente Chávez anular el accionar de las casas de Cambio, y hoy como política de Estado es pretendida reactivarla. Es una acción involutiva que va en detrimento de un proyecto político socialista.

El Socialismo es por definición anticapitalista

Un refrán popular dice “o es chicha o es limonada”, y con claridad debemos estar consciente que solo el sector privado existe en un modelo socialista si se subordina a los intereses y a los planes estratégicos de la nación. Claramente el sector privado nacional está muy lejos de entender tal aseveración, y el Estado debe asumir un papel más exigente y menos condescendiente con este sector.

El látigo de la contra-revolución y sus agentes Burgueses, Oligarcas e Imperiales

Nuestras acciones parecen siempre destinadas por las arremetidas de los imperialistas y sus apátridas locales, con Chávez esas variables habían venido cambiando considerablemente y habíamos pasado con mucha más claridad a una acción propositiva en el campo político. Debemos retomar esa senda.

Si el Presidente Maduro es claro en sus definiciones, el pueblo lo acompañará, y con dignidad defenderemos el verdadero legado de Chávez sin medias tintas, nos pondremos las botas de campaña y acompañaremos las nuevas batallas.


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Nelson Ortega

Aprendíz de Socialista, Bolivariano, Investigador, Planificador Ingeniero en Informática, Diplomado en Innovación Tecnológica, Msc. Planificación Global. www.masrevolucion,blogspot.com

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