Maduro y los Izquierdistas malcriados

El mentado “legado” del presidente Chávez en materia económica no es nada fácil. Es cierto que mucho esfuerzo se invirtió en la transformación estructural del aparato productivo. También es cierto que por la vía de esa transformación, se han drenado miles de millones de dólares y lo que se ha obtenido es muy poco para la satisfacción de las necesidades más inmediatas de la sociedad Venezolana. Llegado a este punto del camino el dilema es si retroceder y claudicar a lo que se proponía hacer, o seguir avanzando por el mismo camino, claro está, a Dios rogando que no disminuya la presión del flujo del ingreso petrolero, que es en definitiva, lo que ha permitido que a fuerza de importaciones se cubrieran las estrecheces.

Muchos conocen casos de padres que ante indicios de homosexualidad en sus hijos, lo niegan ante los demás, lo ignoran para su tranquilidad ó peor aún, pretenden “corregir esos defectos” a punta de trancazos, añadiendo al conflicto familiar, nuevos problemas. Algo similar hizo el presidente Chávez con el aparato productivo existente a su llegada al poder: pretendió corregir sus evidentes distorsiones por las malas, expropiando, bloqueando, regulando etc. En el caso del tejido productivo que comenzó a desarrollar bajo su gestión, ocurrió algo similar a lo que hacen las madres de muchachos en malos pasos: negarlo, hacerse al loco, intentar ocultarlo y cuando ya no se puede, echarle la culpa a los demás. Así se tapó la realidad del desempeño desastroso de muchas de las iniciativas en materia económica.

Maduro, el heredero, en apenas un mes ha dado muestras de querer corregir algunas de esa inmensa acumulación de distorsiones, errores y deficiencias. Ha intentado –muy a su estilo- aproximarse al sector privado nacional, para al menos paliar, los graves problemas de desabastecimiento y parálisis de la economía, que también son parte de la herencia.

A los problemas de sobrevaluación del tipo de cambio hizo lo que debía hacer: devaluar. A las restricciones en el flujo de divisas de CADIVI, hizo lo único que podía: procuró un mecanismo de complemento (SICAD) no muy afortunado por problemas de implantación, no de concepto. A los problemas de desabastecimiento, le procuró la solución obvia en el corto plazo: autorizar aumentos de precio que restablezcan la utilidad de los productores y de la cadena de comercialización. Estas medidas procuran una estabilización inmediata de la insostenible situación de la herencia. Si las magnitudes de las correcciones son suficientes o no, es tema de otra discusión (yo creo que no). Lo que si no se avizora es un cambio en los conceptos que rigen la política económica y que son en definitiva, los causantes de tan precaria situación. De no producirse el cambio, en algunos meses volveremos a tener el mismo escenario.

Este tipo de medidas, aunada a la herejía de reunirse Lorenzo Mendoza y dejarlo salir vivo de la reunión, le está costando a Maduro una pérdida de apoyo entre eso que yo llamo los izquierdistas malcriados, estos que por devorar libros y publicaciones varias, creen que las condiciones actuales del país son las ideales para el comunismo y que cualquier cosa fuera de la cartilla de los panfletos izquierdosos, convierte a Maduro de inmediato en ficha de la CIA, del imperialismo, hijo de Bush y no de Chávez.

Así como un niño malcriado le das un caramelo y quiere dos, le das una hora en el parque y patalea para quedarse más tiempo, estos amigos de la izquierda malcriada pretenden ignorar olímpicamente las realidades del país, piden la expropiación de polar, el gobierno comunal, el control obrero de los medios de producción YA MISMO. En mi caso, prefiero capitalistas que producen en el país a socialistas importadores; empresas privadas abiertas que empresas estatales cerradas, paralizadas o vacías, prefiero trabajadores produciendo que sindicalistas paralizando la producción. Las medidas que se están tomando y las que faltan por tomar (revisión de precios de gasolina y de los volúmenes y sectores subsidiados), son necesarias para estabilizar la nave y seguir avanzando de forma sostenida y sostenible. Es mejor poco a poco hacia adelante que paralizados, acelerando el carro sin cambiar la velocidad, con las consecuencias que tiene sobre la caja.

Para estos izquierdistas malcriados tengo una mala noticia: el dinero es limitado, no es infinito. Es falso que “si nos ponen el petróleo a cero, seguiremos adelante”. No puede seguirse por la vía de complacer a todos con cargo al presupuesto público: sindicatos, damnificados, buhoneros, invasores, productores ineficientes, y a todo el aparato burocrático estatal.

Durante el periodo del presidente Chávez los problemas se tapaban a realazos, recargando a PDVSA y al estado central en la atención de los problemas. Durante el gobierno de Chávez, la revolución mundial justificaba la postergación de las necesidades propias del país. Chávez pudo hacerlo, ya que con su liderazgo neutralizaba el descontento. Maduro no tiene esa capacidad, tanto es así que le llueven críticas desde su mismo bando político.

Maduro no es Chávez. Quizá pensándolo bien, eso no es una debilidad.



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Javier Hernández

Economista (UCV). Candidato a Msc en Gerencia.

 jhernandezucv@gmail.com      @jhernandezucv

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