La guerra a muerte que se lanzó contra el candidato a la AN Alexis Ramírez

(ENSARTAOS.COM.VE) A Alexis Ramírez lo conozco desde que era muchachón, estudiante de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Los Andes. En mis recuerdos, le veo aparecer de improviso por el Centro Cultural Tulio Febres Cordero, casi a la media noche, cuando trabajábamos duro manteniendo firme el diario “Despertar” contra miles de enemigos, y con su voz tranquilaza y sencilla nos preguntaba: “¿Cómo va eso, profe?”

Corría el año 2002, y Alexis Ramírez era representante ante el Consejo Universitario, y también Presidente de la Federación de Centros Universitarios Tarek El Aissami. Mientras Tarek era el ideólogo adusto y estudioso, el estratega meticuloso en la batalla revolucionaria, Alexis era el de la acción fogosa en medio del barro de la lucha cuerpo a cuerpo con las fuerzas de la ultra-derecha.

Alexis fue surgiendo cómo un auténtico líder, tragando polvo callejero, llevando coñazos, cogiendo a los cabrones de la reacción por los cuernos. Alexis fue un excelente discípulo de Giandomenico Puliti, y estuvo batallando a su lado todo aquel tiempo en que fue Director de Cultura del Estado.

Muy pocos podíamos imaginarnos lo lejos que llegaría Alexis: fue el más votado legislador del Estado Mérida, y ahora pasa a la batalla en la Asamblea Nacional, y es sin duda ninguna el prospecto de candidato para cualquier elección de envergadura en el Estado en este momento; además, el más representativo de la zona, por la contundencia de su mensaje, por su claridad ideológica y su olfato político, por lo joven y por su carácter.

Alexis, tiene que cuidarse porque le han salido muchos enemigos peligrosos. Yo lo puedo decir: hay amenazas en su contra.

Nunca hemos visto a Alexis rehuir una sola pelea. Se lanzó candidato a la Asamblea Legislativa por Mérida y fue el más votado de todos los candidatos, por lo que le tocó ser el Presidente del CLEM. Al concluir su primer mandato, de nuevo, oscuras fuerzas en cambote, trataron de arrinconarlo y amilanarlo, pero él no se arredró e impuso con carácter y firmeza su proyecto para otro año de trabajo, y triunfó.

Cuando se estaba seleccionando los delegados al Congreso del PSUV, se urdió una horrible trácala para sacarlo del juego, y habiendo sido escogido, de pronto no apareció en la lista. Otra vez la envidia se cebaba en su contra. Tuvo que hacerse operaciones de gran envergadura para que se incluyera en la lista de candidatos.

Cuando optó, siendo Presidente del CLEM, para competir dentro del PSUV, por una curul ante la Asamblea Nacional, de nuevo las fuerzas pequeñas y resentidas por su liderazgo comenzaron a poner obstáculos en su camino. Es un principio básico de estos combates en los que germina mucha hierba mala: nadie puede elevarse impunemente.

Mil fuerzas de todo tipo se volvieron a coaligar para triturarlo. Fue una lucha diaria y sin cuartel. Alexis tenía que recorrer casi diariamente todo el sector que comprendía el Circuito UNO: Tovar, Zea, Santa Cruz de Mora y El Vigía, a la vez que atender sus trabajos en el CLEM. Una especiosa maquinaria trabajaba, con muchos recursos en su contra, y salió vencedor con una abrumadora votación.

Vendría después la parte más dura de todas las batallas.

Cuando al intelectual, escritor y fogueado nockeador copeyano Jesús Rondón Nucete (mejor conocido como Chuy Copei o el Reyecito) lo retó a un debate, muchos “líderes” del PSUV, se cagaron y dijeron: “Si se enfrenta, Rondón Nucete lo volverá papillas”.

Y la respuesta de Alexis cayó como una bomba tanto en el terreno de la izquierda como en la derecha: “Acepto el debate”.

Un muchacho, pues, se enfrentaba al personaje del partido verde, el más histórico, el más legendario de la IV República en el Estado Mérida: ex gobernador, ex diputado, historiador e investigador universitario, con fina lengua y abultada befa. Un personaje a quien admira con suma devoción socialcristiana el actual gobernador Marcos Díaz Orellana.

Pues bien, el supuesto “inexperto” Alexis, en el debate político que se escenificó en El Vigía, le dio un revolcón pavoroso al pobre Reyecito. La corona se la destrozó, la puya verde de Copei se la metió en el pecho, y hecha jirones la capa de su realeza, Rondón Nucete tuvo que dejar el Centro Cultural Mario Picón Salas desorientado y con el rabo entre las piernas.

Fue realmente una clase de alta política la que le dieron al viejo zorro verde, al que William Dávila en los tiempos de la IV en sus pantomimas democráticas, le tenía miedo. Y hoy, lo que son las cosas, son idénticos y luchan por la misma causa, el William y el Jesús, lo que demuestra que en aquel sistema no existía lo que los mismos escuálidos llaman pluralidad y verdadera alternancia política. Todo un vil cuento.

Pero entonces, ciertos envidiosos del PSUV, que hay una buena camada, salieron a criticar a Alexis y a decirle que estaba muy mal hecho haber debatido con ese pobre señor, y haberle dicho todo lo que le dijo.

Nadie, en fin, le reconoció un ápice de valor a Alexis, por esta acción que debe decirse fue realmente memorable y única en los anales de vida política contemporánea del Estado Mérida.

La lucha de Alexis, hay que decirlo, para llegar a la A.N. fue con muy escasos recursos, y acabó dándole en la madre a todos aquellos que apostaron en su contra. Una odisea, un milagro, su triunfo. Un sobreviviente de mis hecatombes y traiciones. Curtido va ahora al combate, se ganó su puesto en buena lid. Felicitaciones camarada.


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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