Las cartas de Ramírez: llorona - sayona

Leer a Ramírez es como estar frente a la llorona y a la sayona al mismo tiempo. Sólo él puede narrar sin espasmo alguno lo que pudo ser, pero no fue. PDVSA se levantaba sobre el valor de hombres y mujeres que resistieron los ataques de sus ex compañeros. Hombres y mujeres que lo dieron todo por dar a luz a la nueva hija, a la PDVSA del Pueblo, algunos pagaron con sus vidas por el esfuerzo valiente y la actitud corajuda, como fue Jesús Colina Rodríguez, gerente del Taller Central del CRP, y condecorado personalmente por Hugo Chávez en abril del 2003, asesinato que se volvió un cangrejo.

Esa hija que estaba naciendo en los campos petroleros fue asesinada temprano. La persecución de arriba se ensañó contra ella, y la nueva PDVSA solo llegó a ser un adjetivo. Ella en vez de nacer de nuevo solo se prostituyó más que antes, y ante su nuevo esposo: Hugo Chávez. Mientras más él amaba a la nueva PDVSA, encomendándole nuevas tareas para la patria, la sayona lo mataba en cada encomienda, y destruía a la nueva PDVSA, y a la patria.

Ahora él escribe llantos sobrecogedores desde la comodidad de la distancia hacia un pueblo que lejos de bendecir aquella funesta gestión, reconoce su maldición: la corrupción inconmensurable, traidora de la patria y del esposo. Resulta espeluznante reflexionar sobre el juicio de la historia contra la llorona – sayona.

"Sólo el pueblo virtuoso se salva"



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Edwin Medina


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