UN PENDEJULIAN DE LA REVOLUCION
Por: José Pinto (C.I. 4.058.637)
Cuando niño, en un ranchito de cartón piedra “con todas sus comodidades”, revisaba siempre un álbum de fotografías que guardaba mi padre en una cajita de hierro de color azul, las fotos que mas admiraba era las de él vestido de militar y las de Pinar del Río, donde salía de pie, montado sobre una especie de cayuco con otros amigos. Las de militar las asociaba con sus historias de la Guerra Civil Española y las de Pinar del Río con la Sierra Maestra de Fidel, incluso llegué a asociar las veces que mi madre le lavaba los pies ensangrentados en una palangana llena con agua tibia y sal, con las caminatas de la guerra, aunque no era eso pero así me lo imaginaba, era que se iba en la mañana a pie desde la Curva de Molina, en La Limpia, hasta los portones de la compañía SHELL en La Concepción, para buscar trabajo, y regresaba por el mismo camino en la tarde, solo lleno de esperanzas, porque nunca consiguió trabajo allí, porque estaba identificado como comunista. Era en esos primeros años de los 60, que como niño confundía un poco las situaciones, recuerdo que una vez viajaba con mi madre en autobús, desde Maracaibo hacia nuestra nueva casa, en un barrio recién fundado hacia el sur, llamado Sierra Maestra, me imagino ahora que su nombre proviene de las luchas y del triunfo de la revolución cubana del 1ro de enero de 1959, y cuando ella me anunció que estábamos entrando en el barrio, se despertó mi imaginación y comencé hablar a los pasajeros de “Fidel y sus barbudos” que andaban por esos lados haciendo revolución, la gente me miraba absorta y se reían un poco de mi fabulación, era que en mi casa se hablaba mucho de eso y de colaborar con la revolución, y yo creía que esa Sierra Maestra era la de Cuba. Por cierto, recuerdo de un programa que mi padre escuchaba atento por la radio “Un bolívar para la Sierra Maestra” en apoyo a la revolución, era por la emisora Radio Rumbos. En esos años de los sesenta escuchaba hablar de las guerrillas y la revolución, de Argimiro Gabaldón, de Douglas Bravo, habían varios frentes en las montañas de Venezuela y también la guerrilla urbana. En 1962 se produjeron los alzamientos revolucionarios cívico-militares de Carúpano y Puerto Cabello, yo pensaba que cuando cumpliera los 18 años iba también a ser “guerrillero”. A mediados de los sesenta, creo que por allí por el 65, había comenzado a estudiar en la Escuela Técnica Industrial de Maracaibo, había un señor que le decían Monche, comunista, que tenía un abasto cerca de la escuela, varias veces fui secretamente con él en su camioneta amarilla a llevar unas cajas de sardinas a San Francisco un pueblo cercano, las cuales iban a ser destinadas para la guerrilla, para mi eran como unas grandes misiones que cumplía con el Sr. Monche. Todo eso se acabó después, mi padre odiaba a Rómulo Betancourt y por supuesto yo también. En los años 70 entré a La Universidad del Zulia (LUZ), y allí participé con unos grupos de izquierda en algunas tomas por reivindicaciones estudiantiles, secuestramos una vez al decano de ingeniería, el profesor Rolando López, en su propia oficina, también tomamos las instalaciones del Ministerio de Obras Públicas (MOP), en San Francisco a fin de lograr la construcción del galpón Carlos Bello de la Escuela de Ingeniería Mecánica, conocí a José Vicente Rangel por allí por el año 73 cuando vino a unos foros en la facultad de ingeniería de LUZ, me decepcionó su manera de vestir, lo vi muy “patiquín”, con buena chaqueta y botines muy pulidos, lo imaginaba mas bien como con facha de guerrillero. Ya a finales del 79 trabajaba como profesional de la Ingeniería de petróleo en MARAVEN S.A., filial de PDVSA Mis primeros años en esa filial fueron tranquilos, para no decir que era Comunista había dicho que pertenecía a las filas del Movimiento al Socialismo (MAS) y sin embargo me hicieron una leva, porque lo único que se podía decir era o que se era Adeco, Copeyano o sus derivados de derecha, para poder estar bien anotado. Luego en el año 89 me enviaron a estudiar postgrado en Oklahoma, estando allá vino el triste episodio del Caracazo y enseguida unos amigos revolucionarios se pusieron en contacto conmigo, porque pensaban que había que prepararse para irse a las montañas, regresé a Caracas a comienzos del 92, ya las conspiraciones parecían un hervidero, hasta los ADECOS conspiraban. Se nos adelantó nuestro Comandante Hugo Rafael Chávez Frías el 4 de febrero de 1992, luego de esos sucesos, el profesor Francisco Mieres y otros grupos revolucionarios abrieron algunos espacios de discusión en la Universidad Central de Venezuela (UCV) sobre la situación política que se vivía en el país y allí nos empezamos a reunir algunos compatriotas, me hice muy amigo del otrora comandante Douglas Bravo, hasta el punto que se fue a vivir a mi apartamento en la urbanización Manzanares al este de Caracas, ese era nuestro “bunker”, visitamos varias veces a nuestro Comandante en el Internado Judicial de Yare en los Valles del Tuy, estado Miranda, a mi solo me dejaban llegar hasta la cerca, sólo algunas veces podía ver de lejos su saludo. Para agosto de 1992 estaba totalmente involucrado en la “segunda batalla por la reconquista de la dignidad” de ese año, participando en la reunión previa al 27 de noviembre, realizada un día antes en Turmero, estado Aragua, junto a los oficiales de la aviación y el comandante Douglas Bravo, todo el mundo sabe lo que pasó luego, el 11 de diciembre de ese mismo año la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP) nos apresó en Caracas a Douglas y a mi. A Douglas se lo llevaron a la mañana siguiente para el Cuartel San Carlos y a mi me dejaron en los sótanos de la DISIP en Los Chaguaramos. En las mañanas me llevaban a una oficina arriba, donde habían cuatro personas que me interrogaban, como no contestaba bien me golpeaban, decían que me iban a poner electricidad, aunque nunca lo hicieron, luego me llevaban religiosamente al forense de la Policía Técnica Judicial (PTJ), en Sabana Grande, no entiendo porque no había forense en la propia DISIP, lo embarazoso era que los funcionarios de la DISIP, me sacaban a escondidas para que los periodistas no se dieran cuenta de la situación. Recuerdo que una vez que me sacaban a empujones de esas oficinas, me abalancé contra un “arbolito de navidad” que tenían en un pasillo y se los tumbé, ya lo había calculado unos días antes, me levantaron a patadas, pero me sentí satisfecho de haberles roto unas cuantas “luces y bambalinas”. Me declaré en huelga de hambre como al 5to. día, sin embargo ya tenía 5 días sin comer, había algunos funcionarios de la DISIP que custodiaban la entrada frente a la celda donde yo estaba que se congraciaron conmigo, cuando pasó la fiscal del Ministerio Público la llamaron y allí fue cuando DIOS se interpuso, el abogado defensor que nombré era el Dr. Vinicio Bracho Vera, muy amigo del Dr. René Viso, apoderado jurídico de la DISIP y de allí cambió el panorama, no mas interrogatorios, no mas golpes, etc., etc. Me anularon la visa de entrada al Cuartel San Carlos y salí a las pocas semanas. A todas estas, la gerencia de la cuarta república que dirigía MARAVEN S.A., se portó con mucha compostura conmigo, aunque había alguien que me quería botar por “subversivo”, la gran mayoría me dio un gran apoyo. Recuerdo a mi amigo el Ing. Emir Arzola, quien me dijo que si no hubiese aparecido en unas semanas más, ya tenía unas pancartas listas para ir a MIRAFLORES, cuyas pintas decían “PINTO, CAMARADA, TU MUERTE SERA VENGADA”, imagínense su gran optimismo, hoy día esta fuera de PDVSA al igual que todos esos amigos que me apoyaron en ese entonces, equivocaron la ruta. A comienzos del año 1993 solicité mi traslado a las oficinas de Lagunillas, debido a las constantes amenazas de cierto grupo de la DISIP, allí la gerencia general de MARAVEN Occidente, me puso el ojo, “cuidado con Pinto, ese puede poner una bomba en las instalaciones en cualquier momento”, decía Franco D’Oracio, gerente general de Occidente, hoy parece que se pasó para la revolución, yo diría entonces “mosca con D’Oracio que les puede echar una vaina”. Pasaron unos años y el primero de enero de 1998 se fusionan MARAVEN, CORPOVEN Y LAGOVEN en una sola y se crean tres divisiones, el 7 de diciembre de 1998 ganó nuestro comandante Hugo Chávez las elecciones presidenciales y asumió la presidencia en febrero de 1999. En PDVSA no cambió nada, era como otro país, Chávez gobernaba en Venezuela y Luís Giusti en PDVSA, mi situación como profesional era cada vez mas complicada, todos sabían quien era y me miraban como espécimen raro. En el año 2000 el Ingeniero Félix Rodríguez, quien era gerente del Dtto. Lagunillas y un grupo de trabajadores conformamos en Lagunillas la fundación “Pueblo y Constitución Bolivariana”, la cual a mediados del 2001 se fue disolviendo por la apatía de los que solo querían congraciarse con Félix, por el sólo afán de una buena figuración. Luego a fines del 2001 yo estaba trabajando en Maracaibo, unos pocos compañeros que apoyaban al presidente Chávez se me fueron acercando y conformamos un pequeño grupo, más de sobrevivencia que de otra cosa, organizamos los primeros grupos bolivarianos dentro de la empresa y vino el nombramiento del Dr. Gastón Parra Luzardo como presidente de PDVSA en febrero del 2002, lo cual detonó la conspiración y frugalmente saborearon el triunfo el 11 de abril del 2002, el día 12 nos anunciaron el despido a unos 40 compañeros y a mí, el día 15 estábamos trabajando otra vez. Las cosas no cambiaron, el presidente perdonó a todo el mundo, destituyó a la junta directiva y vino el plan B de la oposición, desde las oficinas de la Campiña en Caracas engatusaron a mas de 8000 personas en occidente y se embarcaron en la aventura del paro de diciembre del 2002. Con nuestra experiencia y empeño por sacar el país adelante, con el apoyo de otros compatriotas menos experimentados y del glorioso ejército venezolano comandados por los Generales Alberto Gutiérrez y Carlos Briceño, pusimos nuestro hombro y rescatamos a la PDVSA colapsada. De una producción promedio en occidente de 1,4 millones de barriles por día en el 2002, pasamos a no producir nada, y en tres meses ya teníamos restablecidos 1,2 millones de barriles diarios. Recientemente la actual Junta Directiva de PDVSA acaba de presentar el informe de nuestra gestión, el cual indica que para julio del 2003 habíamos alcanzado una producción total en Venezuela de 3,3 millones de barriles diarios, 1.1 millones de barriles diarios en refinación y 2.4 millones de barriles diarios en exportación, de manera que no es cuento lo de nuestros logros. Durante la contingencia apoyé dirigiendo la Gerencia de Transporte Terrestre en PDVSA Occidente, allí rescatamos todos los procesos de operaciones y de mantenimiento de ese departamento, los cuales habían sido reducidos a nada, trabajamos con las comunidades, reparamos escuelas, le dimos trabajo a las personas apostadas en los portones, realizamos la primera jornada comunitaria dentro de las instalaciones de PDVSA, acabamos con las componendas y pretensiones de las contratistas golpistas, le ahorramos a la corporación más de 1600 millones de bolívares con las operaciones de mudanzas de taladros desde Barinas a Lagunillas y desde Lagunillas hacia oriente, fue una jornada exitosa la realizada por nosotros. Terminada mi gestión de emergencia en transporte terrestre pedí que me cambiaran a lo que ha sido siempre mi área natural de trabajo, la de ingeniería de yacimientos, pase a dirigir la Gerencia de Estudios Integrados del recién creado Distrito Tomoporo a partir del mes de septiembre del 2004. Luego vinieron las cosas malas, comenzaron a jubilar y a despedir sistemáticamente a algunos compañeros que trabajaron arduamente en el “Rescate de PDVSA”, algunos se dijo que era por “ineficientes” otros por “corruptos”, así el ánimo empezó a decaer en algunos compatriotas ya que luego de haber trabajado juntos por el “Rescate de PDVSA” nos estábamos viendo desmembrados y algunos humillados bajo el estigma de la corrupción. El día 12 de mayo del 2005 tomé las vacaciones vencidas del 2004, dos días más tarde, el sábado 14 de mayo, dos compañeros del departamento de “Protección y Control de Pérdidas” (PCP) fueron hasta mi apartamento para quitarme el carnet de identificación como trabajador de PDVSA, mi computadora personal y el automóvil asignado, no tuve inconvenientes ni reparos en entregarlos. Me trataron decentemente, me dijeron que solo cumplían ordenes y que lamentablemente estaba despedido, allí fue cuando me di cuenta que me estaban tratando como un “Pendejulián de la revolución”. Bueno, ¿y que pasó?, el ingeniero J.Pinto, un bastión y genuino representante de la revolución dentro de PDVSA, por ser el único profesional universitario activo dentro de la empresa que sufrió los rigores del encarcelamiento y la tortura por la lucha por la dignidad del 92, que se mantuvo firme durante todo el proceso revolucionario, presente en los rescates de abril y de diciembre del 2002, que luchó a brazo partido en la defensa y rescate de PDVSA, que apalancó “La Nueva Visión de PDVSA” con el apoyo a las comunidades, misiones y ejército venezolano, de pronto, sin anestesia “botado de la empresa”. No pasaron dos semanas, cuando otros amigos de PCP me llaman a mi casa y me dicen, “tranquilo Sr. Pinto, se revisó el expediente que había hecho engrosar el Sr. Héctor Ortega (actual gerente de transporte terrestre), se hicieron unas investigaciones adicionales por parte de PCP y se demostró que usted es inocente de las acusaciones y cargos formulados por ese señor”. Entonces me pregunto, ¿cómo son estas decisiones?, ¿como aquellos viejos señalamientos que se hicieron moda en los años de la mal llamada democracia de: “disparen primero y averigüen después”?. Una semana antes del 13 de junio del 2005, fecha en la que debería haberme reintegrado de las vacaciones, en entrevista personal con el gerente de Recursos Humanos (RRHH), Teniente Coronel (EJ) Francisco Espinoza, por cierto un caballero, se me anuncia formalmente que la decisión de PDVSA ha sido definitivamente jubilarme de la empresa y, que debo esperar un tiempo más, mientras hacen los ajustes de mi salario para realizar los cálculos respectivos del monto definitivo de mi jubilación, porque alguien había tomado la decisión de no darme el aumento salarial aprobado en enero de este año y que era obligatorio para todos los empleados, retroactivo desde noviembre del 2004 y por otro lado, atropelladamente también habían tomado la decisión de suspenderme mis depósitos del Fondo de Ahorros desde esa misma fecha y que me corresponden por normativa interna de la empresa. El día jueves 7 de julio representantes de PCP me indican que debo acudir a las oficinas de carnetización del edificio del Menito en Lagunillas para reintegrarme el Carnet de identificación como miembro activo de PDVSA haciéndome la observación que aunque no estaba despedido no estuviera visitando mucho las instalaciones de la empresa. Hoy es 18 de agosto del 2005, ya me otorgaron el carnet de jubilado supuestamente efectivo desde la fecha 01-08-05 y aún es fecha que no me han determinado, ni pagado el finiquito y total: no estoy cobrando desde el mes de mayo, entonces deduzco que no estoy jubilado desde el primero de agosto. Me pregunto: ¿Es esta la justicia que se aplica a un revolucionario, a quien ha puesto todo su empeño y expuesto su vida por los intereses de esta patria de Bolívar?. ¿Querido presidente es que usted todavía no se ha dado cuenta de todos estos atropellos contra la dignidad de quienes lo han dado todo por sacar este país adelante?. Definitivamente hemos sido tratados como unos verdaderos PENDEJULIANES y no hay derecho ni razones para tanto atropello.
… el que manda debe oír aunque sean las más duras verdades y, después de oídas, debe aprovecharse de ellas para corregir los males que produzcan los errores. … Simón Bolívar.
… son los sabios los que llegan a la verdad a través del error, los que insisten en el error, son los necios. … Rückert
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