Sería
una inconsecuencia abordar este tema de las exportaciones sin hacer
una somera referencia a las características de sus antecedentes más
inmediatos. Es pertinente señalar que, desde el mismo momento de la
nacionalización, el 1º de enero de 1976, por arreglos hechos en trastiendas,
el precio de venta del crudo venezolano fue inferior a los precios de
mercado, lo que en la práctica significó una evidente transferencia
al fisco estadounidense. Desde la década de 1980, la venta de crudo
para la filial Citgo, en EE.UU, conllevó para ésta ganancias que tenían
un efecto en los impuestos que había que pagar a esa nación. Tal situación
se ejemplifica en el Informe del Comisario de Pdvsa de 1999, Rubén
Darío Ramírez:
“…se incrementan las ganancias de Citgo en 210
millones de dólares, con un efecto de impuesto norteamericano estimado
a la tasa nominal de 71 millones de dólares y disminuye las ganancias
de Pdvsa en 210 millones de dólares, lo cual representa una disminución
nominal de impuesto sobre la renta venezolano de 142 millones…”.
Esta práctica se mantuvo hasta el año 2005, cuando el Estado venezolano
–al fin- decidió revertir esa situación. ¿Por qué se mantuvo esa
circunstancia? Uno de los principales instrumentos de la nacionalización
“chucuta” de 1976 fue el mantenimiento, en el seno de las operadoras
nacionalizadas (Maravén, Lagoven, Deltaven, etc.), de un cuerpo gerencial
“criollo”, debidamente adiestrado en los principios e intereses
de las viejas concesionarias. Ese cuerpo gerencial (Guillermo Rodríguez
Eraso, Alberto Quiroz Corradi, Frank Alcock, José Giacopini Zárraga,
Gustavo Coronel, etc.) estaba al servicio de las transnacionales; no
se consideraban ni se consideran venezolanos.
Lo mismo
se puede afirmar de quienes estuvieron al frente de Pdvsa desde 1983: Humberto Calderón Berti, Brígido Natera, Juan
Chacín, Andrés Sosa P., Gustavo Roosen, Luis Giusti, Roberto Mandini, Héctor Ciavaldini, Guaicaipuro Lameda,
mientras que Alí Rodríguez y Rafael Ramírez, desde 2002 hasta
el presente han asumido actitudes más consecuentes, debido al férreo
ascendiente sobre ellos del presidente Chávez.
Venezuela
ha venido reorientando su ancestral política petrolera, aquélla que,
desde 1930 hasta 1990, destinó más del 70 por ciento de sus exportaciones
de petróleo y sus derivados a EE.UU. Hoy exploramos el comportamiento
de las exportaciones petroleras y refinos en el período 1995 – 1999,
cuando Venezuela envió al exterior un promedio de 2.850 millones de
barriles diarios (mb/d), lapso durante el cual EE.UU. recibió un promedio
de 1.674 mb/d, que representaron el 58,77 por ciento del total. Latinoamérica
y el Caribe adquirieron un promedio de 843,4 mbd, para un 29,59 por
ciento, Europa sumó un promedio de 226 mbd. Asia y otros países, liderados
por Japón, compraron 46,5 mbd, con apenas el 1,61 por ciento.
Entre 1995
– 1999, las exportaciones tuvieron destinos ya tradicionales, donde
tanto América Latina, el Caribe y otros continentes, fueron claramente
obviados por la política petrolera internacional de Venezuela. Esta
situación se mantendrá, con tímidas variantes, en el siguiente quinquenio.
(*) Miembro de Número
de la Academia de Ciencias Económicas del Estado Zulia.
Investigador
Invitado del Centro Socioeconómico
del Petróleo y Energías Alternativas de la FCES de LUZ.
cepo39@gmail.com