Liderazgo pedagógico

El liderazgo educativo se refiere a la ejecución de actividades y tareas de manera efectiva en el ámbito pedagógico (universitario o institucional) con el objetivo de cumplir las metas planteadas, centrar sus principales esfuerzos en formar personas capaces de adquirir conocimientos para que en un futuro, puedan liderar sus propias vidas en el contexto profesional y personal. Este tipo de líder se desarrolla desde los niveles más básicos hasta la formación completa del individuo. En este sentido, abarca un número importante de grados sin importar la edad de la persona, siempre y cuando continúe su formación. Pero el liderazgo no se obtiene de la noche a la mañana, pues requiere de una serie de conocimientos y prácticas continuas que comprenden la personalidad del líder, por lo que la formación contante, el trabajo y la capacitación diaria son clave para su desarrollo y alcance de los objetivos.

En torno al liderazgo educativo, se enfoca en el curriculum y la pedagogía, más que en la gestión y administración (Thomas & Nuttall, 2013; Ord et al., 2013, citado en Gajardo y Ulloa, 2016). Esto es: la forma en que se lleva a cabo, en los centros educativos, la tarea de mejorar la enseñanza y el aprendizaje. Sin embargo, el liderazgo pedagógico como constructo es un concepto emergente, necesitando desarrollo teórico, sobre todo en aquellas naciones donde la noción misma de pedagogía es un término de introducción reciente (Heikka & Waniganayake, 2011, citado en Gajardo y Ulloa, 2016).

En términos globales, en el liderazgo educativo resalta el liderazgo escolar que tiene fines educativos, tales como planificar el curriculum, evaluar a los docentes y la enseñanza, así como originar el desarrollo profesional (Hallinger, 2005; Ord et al., 2013; Robinson, Hohepa, & Lloyd, 2009, citado en Gajardo y Ulloa, 2016). Por lo que puede decirse que el liderazgo pedagógico implica liderar el aprendizaje, imprimiendo un rol crítico en la creación y mantenimiento de un foco en el aprendizaje que aborda a toda la escuela, a saber, estudiantes, docentes, etc.

Es una dinámica de acción formativa de los individuos fundamentada en ideales filosóficos que, por consiguiente, inciden en la formación integral. En cuanto a lo estratégico, su esencia es sostenible frente a la comprensión e intervención en la cultura, lo ambiental y social, proyectando el ser hacia el sentido de la formación humana, mejorando la calidad de vida sobre la ética y la valoración de los recursos de las futuras generaciones (Hargreaves & Dean Fink, 2003, citados en Rodríguez, 2009).

En este sentido, un aprendizaje futuro, perdurable de los estudiantes, necesita de procesos sostenibles, justos y democráticos. Debe estar inspirados en ciertos principios como la amplitud, profundidad, continuidad, diversidad, justicia, disponibilidad de los recursos y conservación de la memoria. Todo esto debe ser proyectado en diversas esferas de influencia recíproca entre la comunidad y la escuela y, en su conjunto, los movimientos sociales, pues el liderazgo y la mejora educativa sostenible preservan y fortalecen el aprendizaje profundo de todo lo que se difunde y consigue permanecer en el tiempo, de forma que no cause daño y que propicie un beneficio positivo para los individuos (Sierra Villamil, G., 2016).

En el siglo XXI la educación se encuentra en una gran encrucijada, por un lado busca ganar egresados para incorporarlos de manera efectiva en el mundo del trabajo y por el otro formar ciudadanos disciplinados para responder a las nuevas relaciones que impone la sociedad del conocimiento y las competencias que solicita la economía global (Touraine, 2005, citado en Sierra Villamil, G., 2016).

Por lo tanto, se requiere responder al sentido de la educación con respecto al qué, para qué, al por qué, cómo y hacia dónde. Estos interrogantes definen una propuesta innovadora que es consecuente con las necesidades del contexto. Es indispensable preparar a los jóvenes, más que para la vida, para vivir el mundo, interpretarlo, pensar, soñar, para actuar de manera íntegra, buscar la felicidad, para encontrarnos a nosotros mismos y al otro, compartir con el otro, disfrutar las pequeñas cosas de la vida para cambiar y transformar nuestro entorno de manera positiva (Sierra Villamil, G., 2016). EL liderazgo en el entorno educativo es fundamental para que se puedan desarrollar de manera satisfactoria todos los procesos de formación y se puedan lograr los objetivos. Finalmente, es indispensable luchar por un sistema de formación más justo donde sea reconocida la debida importancia de todos los actores y se busque fortalecer las capacidades formativas y aprendizaje sostenible.

 

Referencias

Gajardo y Ulloa, (2016). Liderazgo Pedagógico, Conceptos y Tensiones https://www.lidereseducativos.cl/wp-content/uploads/2017/01/NT-6.pdf

Sierra Villamil, G., (2016). Liderazgo educativo en el siglo XXI, desde la perspectiva del emprendimiento sostenible. Revista Escuela de Administración de Negocios, núm. 81, julio-diciembre, 2016, pp. 111 https://www.redalyc.org/pdf/206/20649705007.pdf

Bibliografía

Víctor Hugo Manzanilla (s.f). Que es el liderazgo educativo: Tipos y Características. https://victorhugomanzanilla.com/liderazgo-educativo/



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Hani Fernández


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