Hubo una vez una Universidad

La mayoría de los cuentos se inician de esta forma, porque siempre hubo una vez que nos remonta a otra época, casi siempre mejor a aquella desde donde contamos y añoramos esos recuerdos. En esta oportunidad se trata de una universidad que hubo una vez, de la cual el país entero se sentía orgulloso, y todos los que tuvimos el privilegio de formar parte de su comunidad bien sea como docente, administrativo, obrero o estudiante. Siempre nos consideramos afortunados de esa condición, aun cuando ahora somos los mismos que nos lamentamos por el grado de postración y lenta agonía a donde la han conducido, quienes vienen demostrando una gran incapacidad para entender la responsabilidad que significa dirigir el destino de una institución como la Universidad Central de Venezuela, cuya misión es la de formar las futuras generaciones de jóvenes profesionales que habrán de conducir el destino de la patria. ¿Dónde quedó aquella UUUCV, centro del análisis sin ataduras foráneas y productivo debate, por una universidad democrática, autónoma y popular de otros tiempos?; aquella UCV, escenarios de encuentros, donde acudían los barrios, campesinos y productores con sus problemáticas para el constructivo intercambio de las ideas, en la búsqueda de soluciones, en donde la universidad jugaba papel importante con sus talleres, foros y conferencias. La extensión y la investigación, en perfecta vinculación con las comunidades, fuente de riqueza, producto de su vivencia en la confrontación de su realidad y problemática social diaria en nuestros barrios, campos y ciudades ¿Qué se hizo aquella universidad que de cara al país y sus requerimientos, que prestaba importantes servicios al pueblo venezolano, como por ejemplo el suministro del suero antiofídico, que la Facultad de Farmacia producía para los centros de salud de las fuerzas armadas venezolanas y los principales hospitales. Aporte que en producción agrícola daban Agronomía y Veterinaria a las comunidades de Maracay y otras aledañas. La asistencia que prestaron laboratorios y otra dependencias de medicina a personas de bajos recursos,¿Qué hicieron de la universidad cuya Aula Magna fue sala preferida para el disfrute del pueblo caraqueño, de los grandes espectáculos artísticos y prestigiosos festivales de todas las ramas del acontecer cultural, en que grandes artistas, ratificaron con su presencia su prestigio y reconocida fama .En general añoramos aquella universidad, que fue centro de gravitación política en la defensa de la patria, centro de grandes debate, abanderada en las grandes batallas por la independencia tecnológica, económica, científica y cultural de la patria, baluarte de los muros de contención de las doctrinas neoliberales, que siempre buscan crear un neocolonialismo en que los países ricos se hacen mas ricos, y los países subdesarrollados se hacen mas pobres. La universidad que en las calles supo pelear sus presupuestos y su autonomía, una autonomía no para conspirar, ni para prestarse a componendas contra la soberanía nacional, ni para servir de vulgar cipayo a los intereses imperiales, en vergonzante complicidad con politiqueros desprestigiados y bien conocidos no solamente por sus doctrinas, valores y principios, sino por su disposición a ponerlos en práctica las veces que se ha cometido el error de darles la oportunidad. Es esta la realidad de una UCV que con sus autoridades y gremios a la cabeza, jamás entenderán que cuando se genera conocimiento, se produce conciencia, conciencia nacional de que la universidad debe estar vinculada con el país y sus necesidades, en esa noble misión de colaborar en la solución de los problemas, llevando sus luces a las comunidades a través de convenios de cooperación que permitan demostrar que la UCV es realmente una universidad popular en la practica, y no solo en el discurso. Contrariamente una universidad como la actual, dedicada a la guarimba y la sedición, no puede ni siquiera sospechar que su papel es ser instrumento eficaz contra la dependencia tecnológica, económica y cultural, en un país que ha tomado las riendas de su destino para su definitiva independencia; algo elemental frente a la estrategia del mercado que pretende borrar los conceptos de nación, patria y soberanía, meta en la que lo mas desprestigiado de la fauna politiquera de Venezuela, y junto a unas no menos insulsas autoridades, han embarcada en semejante aventura a nuestra casa de estudio, lo que representa una contradicción con la historia de la UCV, conocida por su defensa de la nación venezolana desde los primeros días de su nacimiento; siendo innumerables los momentos que le correspondió demostrarlo en la práctica y ante los hechos. Por esa historia y ese papel que está llamada a jugar la universidad democrática, popular y revolucionaria, es que duele mucho ver la triste misión que hoy le imponen al alma Mater, del Bianco que enfrentó las tropas de Caldera cuando el allanamiento; la universidad de Jorge Rodríguez, asesinado por los adecos y con cuyos encendidos discursos nos deleitamos y aprendimos mucho. En aquella inolvidable época universitaria de los mártires de Tazón y tantos y tantas ucevistas que con su práctica universitaria contribuyeron a reafirmar aquello de que no basta llamarse universitario, hay que ser digno se esa condición. Esta es la vivencia que no nos deja entender y concebir una UCV centro de planificación de acciones apátridas, contra el derecho que tenemos los venezolanos a darnos un régimen soberano e independiente de las decisiones de los grandes centros de poder político y económico como Washington, la Unión Europea, el FMI, EL BM etc. Si estas autoridades y sus secuaces que las secundan en las oscuras intenciones golpistas, sintieran la universidad y la asumieran como lo que ella representa en la vida de un universitario, el tiempo y los recursos que utilizan para buscar la destrucción del país lo invertirían en mejorar su imagen tanto a lo interno como hacia lo externo, se preocuparían por adecentar la ciudad universitaria, patrimonio histórico de la humanidad, que actualmente presenta un estado deplorable, ruinoso, de un total abandono; también velarían por la seguridad, ya que el campus universitario hoy es un lugar sin ley ni seguridad para quien se atreva a aventurarse a recorrer los sombríos y silenciosos pasillos, de la otrora alegre y bulliciosa casa de estudio, que orgullosa se ufanaba de haber vencido las sombras, sin ni siquiera sospechar que un día, las sombras de una camarilla nefasta, corrupta, cipaya y apátrida, terminarían prestándose para que las sombras la vencieran. Fueron numerosas las batallas libradas en los distintos momentos de luchas por sobrevivir al acoso de despiadadas dictaduras, así como los cercos presupuestarios de la mal llamada democracia adeco- copeyana. Ese prestigio y esa estirpe de pelea es la que hoy utilizan contra un gobierno, que a diferencia de estas autoridades gobierna por mandato popular, cosa que en estos momentos no pueden afirmar los tarifados pro-imperialistas, atrincherados en la universidad desde donde plegados a la agenda de la violencia, pretenden vender la idea de que ellos son la solución a los problemas del país, para lo cual el camino escogido es someternos al descrédito, la violencia y al sabotaje, con una práctica fascista y entreguista como debía esperarse de una singular alianza entre fracasados políticos muy conocidos por sus vínculos y sus prácticas; unas autoridades universitarias quienes tienen como credencial para dirigir al país, su maravillosa gestión al frente de la universidad y una cúpula eclesiástica altamente cuestionada y desprestigiada por su acomodaticia costumbre de estar siempre al lado de los ricos, y otras tan contrarias a lo que predican, que hasta el papa ha tenido que meter su mano a ver si en el cielo los perdonan, porque acá en la tierra no va a ser fácil, esto hace que lamentablemente a nuestra querida UCV le cuadra aquello de que dime con quien andas y…te diré donde has llegado. Para muestra unos botones como estas mansas palomas: Andrés Velásquez, quien lo mas importante que ha hecho en su vida es venderle la presidencia de la republica a Rafael Caldera luego de ganar las elecciones en el 93.Víctor Márquez, un personaje que una vez intentó trabajar en la universidad, pero que al poco tiempo se metió a dirigente, le cogió el gustico, a tal punto que saldrá corriendo si alguien le muestra una tiza y un borrador. Elsa Solórzano "experta petrolera" en cuya materia abusa de su ignorancia, a tal punto que tiene planes para reciclar los barriles, donde según sus conocimientos, se vende el petróleo. Otro de los que no falta a los cónclaves del aula magna, es el cura Luis Ugalde, ese que se dejó de salvar almas ya hace muchos años, para conspirar, bendecir y cobijar terroristas, ¿quién podrá creerle que quiere hacer algo bueno por Venezuela, conociéndole su trayectoria y viendo lo que hace por su iglesia y sus desviados pastores?. Esta es la selecta gentecita que junto a unas "democráticas y muy eficientes" autoridades universitarias, piensan salvar a Venezuela de la dictadura de un gobierno que les paga quince y ultimo para que conspiren contra él. La universidad que vibraba con el acontecer nacional, arraigada en el corazón del pueblo durante sus muchos años de historia incorporada al proceso productivo, no se merece estas autoridades, menos a quienes las acompañan, que en su crisis de valores prefieren arrodillarse ante la oligarquía parasitaria y la bota extranjera, que enfrentar con dignidad y conciencia soberana como siempre fue un compromiso y lo demostró en sus casi 300 años de historia y de pelea, como lucha quien defiende la verdad, la soberanía y la dignidad, con la solidez de los argumentos, y la fuerza de los principios. ¿Cuánta ayuda fuera para esta confrontación que hoy vivimos, una universidad de cara al país, como instrumento guía para la construcción de nuevos caminos y un futuro de grandes perspectivas, jugando el papel que le corresponde jugar a la universidad preparada para liberarnos de las alienaciones y pobrezas, de las globalizaciones neoliberales y mecanicistas que pretende uniformar las mentes y los espíritus, y a la vez dañar nuestro patrimonio y recursos?; una UCV que para este reto aportaría todos sus frutos, su experiencia, su rica historia y su convicción de que su razón de ser es la generación del conocimiento forjador de hombres y mujeres para la construcción de una Venezuela libre, dueña de su destino y de sus determinaciones. Finalmente volvemos a preguntarnos: ¿Cómo pretende esta gente gobernar al país, si les queda demasiado grande un consejo universitario, una gobernación, alcaldía y hasta un consejo comunal? Se requiere que la actual comunidad universitaria, profesores, estudiantes, empleados y obreros, vean el estado actual de la universidad y se atrevan –no digamos a un referéndum-, a una autocrítica interna. No nos hacemos muchas ilusiones en esto, pues allí residen los autores que conspiran, promueven y estimulan desde dentro y fuera, para continuar haciendo de la universidad UN INSTRUMENTO CIEGO DE SU PROPIA DESTRUCCION.

José Ramón Blasco. (Guameño).



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Ramón Blasco


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