La calamitosa situación económica que atraviesa el profesorado universitario venezolano en año que va corriendo, impone a este sector social una serie de salidas de emergencia para no perecer de inanición, las que necesariamente sepultan la universidad inclusiva y democrática que la Revolución Bolivariana se propuso edificar, como una de sus principales banderas de redención social de la clase trabajadora criolla. Es increíble que hoy el sueldo de un profesor universitario, a nivel de agregado a tiempo completo, sean 10 kilogramos de caraota a precio de supermercado. Esto significa que para las otras necesidades como la salud, los cursos de postgrado, el aseo personal no queda nada. Ni siquiera el periódico podemos comprar con esa miseria de caraota que es nuestro sueldo actual.
Me pregunto ¿será qué en el alto gobierno no tiene idea de lo que está sucediendo con la economía de los docentes universitarios?. El ministro de educación universitaria ¿tendrá conciencia de lo que cuesta la cesta alimentaria?
De mantenerse la actual situación salarial, los docentes universitarios tendremos que abandonar la academia y dedicarnos al lucrativo ejercicio del bachaqueo. Nuestros hijos no nos piden conocimiento, nos piden arepitas con queso y de eso no hay. La firma de la contratación colectiva de los universitarios la están dejando para después de las elecciones de diciembre. Son muchos los profesores universitarios que están viniendo a Paraguaná, a indagar como sobrevivir a la hambruna, pues, nosotros los paraguaneros los hicimos durante la famosa Hambruna de 1912. En esa época acabamos con los visures pero sobrevivimos. ¿Será eso lo que nos depara el destino a os universitarios venezolanos?
¡Fuera la visión neoliberal salarial de la Revolución Bolivariana ¡
