Educación para la vida

Simón Rodríguez y su huella en el tiempo…

Me cuenta mi madre que, en la época cuando ella estudió, durante las horas del recreo había opciones para aquellas estudiantes que quisieran invertir su tiempo de ocio en algo provechoso. Así que durante las horas de recreo ella se iba aprender bordado con maestras que aperturaban esos espacios para aquellos que querían aprender.

De igual modo me contó que en su escuela aprendió hacer comidas muy sabrosas.

Luego me contaba mi suegra que en la época en que ella era maestra de primaria en la rural, enseñaba labores de carpintería, esto es cortar con el serrucho, medir y armar así enseñó hacer sillas, mesas, reparaciones menores de aquellas cosas necesarias en la cotidiana vida.

Me cuenta por otra parte mi madre también en que en su época de mocedad, el cine se habilitaba en la plaza y allí se encontraba el vecindario para ver películas de la época.

Luego en la época en que yo estudié la primaria, todos los jueves se aperturaban espacios para realizar cosas útiles, desde la costura hasta la elaboración de adornos o utensilios para el uso en el hogar.

En la época del maestro Simón Rodríguez, entendía que su escuela, la que él imaginó y trató de concretar en Chuquisaca debía ser como una gran casa, donde se pudiera conversar, aprender desde los talleres o maestranzas de carpintería, herrería, albañilería y agricultura, pues estos oficios consideraba el sabio, eran la base para cualquier asunto a resolver en la vida de cualquier ser humano y desde allí vincular esa práctica con conocimientos de las ciencias. El maestro pensaba el currículo desde la vinculación del hacer y la teoría…

En una de tantas que le tocó vivir, montó una fábrica de velas. No concebía el maestro una escuela sin el trabajo, no concebía la escuela como ese edificio llenos de pizarras, tiza pizarrón y lápices por montón y horas y horas los maestros exponiendo, o los estudiantes copiando, memorizando o haciendo maqueticas de anime. El maestro Simón, la concebía como un espacio permanente para encontrarse y ocupar las manos en labores útiles que sirvieran a la sociedad, formando el carácter del estudiante en la práctica.

Su proyecto quedó en el olvido, esperando ser retomado.

Mi madre aprendió muchas cosas útiles entre ellas cocinar bien sabroso, hacer dulces bien ricos y labores que nos legó en nuestra niñez…y que aprendió en una escuela donde se enseñaba para la vida.

Escuela Social Rodrigueana Latinoamericana y del Caribe

Hacia el encuentro con el gran Polo Patriótico


omt991@gmail.com


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Mirna Sojo

Militante del Movimiento Pedagógico Revolucionario (MPR)- Escuela Social Rodrigueana Latinoamericana y del Caribe (ESRLC). Maestra normalista, Licenciada en Educación.

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