China en estos momentos exhibe una economía floreciente y tiene de Estados Unidos un mercado cautivo y una de las principales industrias que puede entrar en crisis como es la militar a esta se le une los componentes de la industria de la informática, sin apartar la ropa, medicina, tecnología, alimentos, piezas, etc . De ahí que Donald Trump cometió un error garrafal al presentar una pelea con ese coloso; al parecer no previó las consecuencias y todo se le ha venido abajo. Luego de haber dado esa embestida tan frontal, pretende dar un paso atrás; pero ya es tarde. No tiene como regresar y si lo hace bajo la sombra de la amenaza; le van a cerrar las puertas. En estos momentos quien lleva la voz cantante es China. Controla el mercado interno y resurge en el mercado internacional con mucha soltura y supremacía. No tiene ejércitos invasores en ninguna parte del mundo. Hong Kong es el único frente; pero sin mayores consecuencias. Ahora que Trunp ha sacado esa arma de doble filo, como son los aranceles; donde China ha sido la más agredida, por el inusual y brutal porcentaje aplicado; que lejos de inmutarse le aplicó el mismo porcentaje, que puso a trastabillar al imperio gringo y es en estos momentos que Trump se percata que su economía está atada a Pekin.
Los chinos tienen una peculiar manera de salir adelante; cuando le ha tocado superar cualquier adversidad, lo ha hecho en silencio, callado. Sin muchos aspavientos. De esta manera han logrado potenciar su economía de una alta calidad científica y tecnológica y en medio de ese ganar – ganar se ha vinculado a los BRICS. Donad Trump no ha esquematizado esfuerzos en eso de lanzar plomo a mansalva sobre China. Ha despertado como una especie de obsesión contra ellos. Ha dicho que la influencia de China “no puede controlar nuestro patio trasero” y voy a “mantener alejados a los chinos comunistas”. Ha insistido en utilizar los aranceles para presionar a los países a reducir sus lazos económicos con China. Lo que no esperaba Trump. No se sabe si por ignorancia o exceso de sabiduría; es que el ente agredido, en este caso China, salió respondón y ahora está pidiendo cacao. Demás está decir que China, ha impulsado el consumo, ha expandido la demanda interna y mantiene las puertas abiertas al mercado interno. En estos momentos a la luz de las nuevas medidas China ha prohibido, el ingreso o la salida de cualquier envío, que vaya o venga de Estado Unidos.
El presidente de China Xi Jinping, le ha enviado un mensaje a Donald Trump, con un estilo mordaz, agudo, didáctico y directo le va deshojando la margarita. Le ha dicho que China no negocia bajo presión. No nos va a doblegar nada mientras persista la intromisión; acaso tiene miedo que un país, como el nuestro, les despunte su poderío. Estados Unidos subestima a China y a la voluntad inquebrantable del pueblo. No somos una amenaza para nadie. Si nos presionan tendrán nuestras respuestas. Estamos preparados para un conflicto prolongado. Los sacrificios de hoy, serán la grandeza del mañana. Si siguen por ese camino, no solo se alejarán de China, sino se aislaran del mundo entero. China no quiere ir a una confrontación pero le muestra las garras.