Tutelaje

Desde los más remotos tiempos, "el orden tutelar" asumió el control del trabajo, la religión y la guerra. Esa tutela conductista, inicialmente benévola, al imponerse sobre las sociedades a sangre, fuego y admoniciones, se transformó en tutelaje, asumiéndolo como necesidad imperiosa. Esta es la historia -siempre velada- que ha regido la vida de todas las naciones: jalonada desde afuera por esa supuesta superioridad étnica, de nobleza y de credo, que le ha permitido controlar territorios y medios de producción.

No creo que pasen del millón y medio los individuos que, por su poder político y empresarial, conforman hoy ese tutelaje histórico. A ellos estamos sometidos ocho mil millones de seres humanos. Estoy hablando de la más extrema de esas representatividades tan alabadas por el liberalismo burgues y, miren que cosa, también por gente que se dice marxistas. En tales condiciones el futuro o la fatalidad, la fortuna o casualidad de la emancipación de los pueblos, siempre será cuesta arriba y, a carajazos.

No hay manera de salir de tal fatalidad sin el desarrollo de otro modo de producción, colectivo y socialista que -tal como lo señaló Marx- busque establecer un tipo de mercado donde el valor de cambio sea sustituido por el valor de uso. Un mercado fuerte y popular, pero sintonizado con una planificación central. Nada que ver con la visión que han tenido los gobernantes socialistas del mundo, con excepción de Lenin, Mao y Chávez. No es una apreciación extrema, basta con tratar de entender qué pasó con "Todo el poder a los Soviets" luego de la muerte de Lenin. Con "La cooperación y ayuda mutua" en la China de Mao y el "Comunas o nada" de Chávez.

No estoy diciendo cosas que no se sepan, la historia está ahí. La metáfora china del socialismo, que a nosotros sólo nos sirve porque le enreda a USA su accionar, a nuestros "conductores" se les antoje copiarla. Nuestras realidades no dan para eso. Veamos algunas de ellas.

Hace algunos días escuché -entrevistado por "La Iguana"- al actual ministro de comercio. Decía: "El dólar se vende de acuerdo a la oferta y la demanda de los sectores económicos..." Así de simple, son los empresarios los que mueven la economía. Dejó claro que el Estado venezolano, dueño de las energías y de los minerales, no tiene cómo producir, por sí mismo, los dólares que el funcionamiento económico requiere; no es una pendejada, han transcurrido 26 años de la revolución bolivariana.

Y el ministro continuaba: no hay que preocuparse tanto por eso, los precios, en dólares, de las mercancías en nuestros mercados, "están por debajo de otros países latinoamericanos". Debe ignorar que, hoy, el sueldo de un profesor universitario es de 7$ mensuales, es decir, el costo de un cartón de huevos. ¿Y los bonos del Estado? Ellos no remuneran el trabajo, es sólo una muestra de la "tutela conductista y benévola" que fácilmente puedes perder.



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José Manuel Rodríguez


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