¿Feliz año 2020 en Venezuela?

Solo una tradición milenaria, costumbre o una forma de acción social diría Max Weber y la formalidad de la época decembrina, propia de la frontera entre dos años, en la subyace la esperanza, nos lleva a desearnos siempre un “feliz año 2020”; al cual llegamos perplejos al intentar adquirir los ingredientes de las hallacas, algo de licor o un pan de jamón; ni pensar en calzado y vestido; así que, al reflexionar un segundo, ante de las doce campanadas, nos preguntamos: ¿Feliz año 2020?

El abrazo y feliz año, es un acto, en muchas oportunidades inconsciente; sin embargo está cargado de la especificidad de cada situación familiar, con el peso de situaciones generales devastadoras que en el país acentúan la angustia de cada uno de estos grupos familiares; entre tales situaciones, se encuentran la migración, al recordarse las lágrimas de despedidas en los aeropuertos, maltratos a nuestros compatriotas en el exterior, los cumpleaños por Facebook y pare de contar; precarización de las condiciones de vida a los que nos quedamos en el país; la hiperinflación incontenible; y lo más doloroso de la tragedia humana, el deceso que enluta a miles de familias de venezolanos y venezolanas, de todas las edades, que sucumbieron fatídicamente ante la falta de algún medicamento; la extemporaneidad resolutiva de algún servicio público requerido en un momento crítico determinado( electricidad, telefonía, transporte, salud y agua) o dramáticamente la muerte por desnutrición de nuestros niños.

Y es que, las cifras que se manejan a finales del año 2019, no eran aptas como para augurar un feliz año 2020; aun considerando márgenes error, develan las consecuencias de una realidad trágica, como ninguna otra en la era republicana; veamos algunos datos:

  • Reducción del tamaño de la economía en 62,2%, descriptor propio de países en guerra; es decir, hace seis años, con la misma población, del 100% teníamos un 60%; hoy de ese 100%, tenemos un 30%, lo cual implica por ende una considerable reducción de la producción de riqueza. En el año 2018, la economía se contrajo por quinto año consecutivo en 15%, según estudio de la CEPAL.

  • El consumo de desplomó en un 80%, con todas las consecuencias de su significación.

  • Crisis brutal en la producción gasolina, que mantiene de rodillas al soberano que aún puede mantener operativo su vehículo, coincidiendo con la debacle del transporte terrestre, aéreo y marítimo.

  • La producción petrolera cayó en 44% en el año 2019, pero entre septiembre del 2013 a septiembre del 2019, se redujo en 67%

  • El salario real se redujo en 55%

Conocer estas cifras antes de las 12 de la noche y desearle a esa hora un feliz año 2020 a nuestro prójimo, nos causa una indescriptible incomodidad y ratifica nuestra férrea convicción de no apoyar una acción gubernamental, disfrazada de socialismo y alejada cada vez más de la izquierda, sobre todo porque sabemos que el Presidente Maduro no tiene ninguna posibilidad técnica, ética, política y científica de revertir el actual estado de las cosas en el orden político, económico y social; no obstante, se inició el año 2020 con un dólar por encima de 70.000 BsS y dice el “Presidente Obrero” que se viene de un año de victorias.

Y es que, para el presidente y su equipo, la “victoria política” es mantenerse en el poder a costa del sacrificio de la mayoría de los venezolanos, con una orquestada manipulación mediática, torturas y represión en nombre de la defensa de la patria contra cualquier oposición o disidencia. ¿Ha habido incidencia del capitalismo norteamericano en la tragedia económica, política y social que vive el país? Sin lugar a dudas, desde la era de Chávez, ese es su papel, desarrollado en Venezuela con facilidad sobre la base de una corrupción gubernamental insuperable, burocracia exacerbada, errores en materia de políticas económicas e inexistencia de un verdadero partido de la revolución; ya que, el PSUV, está incapacitado para señalar los errores del gobierno, debido a que desde lo local hasta lo nacional, quienes dirigen al gobierno, son los mismos que dirigen al partido.

El impacto de algunas de las cifras comentadas afectan negativamente a todos los venezolanos y venezolanas, sin distingo de posición política, ideológica, sexo, edad o religión; demostrándose el fracaso inobjetable en la conducción del país, principalmente en el plano económico, por parte del Presidente Maduro; que ha minimizado su responsabilidad, otorgando la mayor responsabilidad a la guerra económica dirigida por los Estados Unidos, ocultando las grandes mentiras que se constituyen en su distanciamiento con la izquierda y con el legado de Chávez; en primer lugar, los precios acordados; en segundo lugar, el ahorro en Petros; en tercer lugar, el ahorro en lingoticos de en oro; y en cuarto lugar, la prosperidad y crecimiento económico ofrecida en 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018 y 2019.

Vociferar contra el imperio sin estar preparado para enfrentarlo en el plano ético, político, organizativo, ideológico y militar, más allá de una fanfarronería es un acto de gran irresponsabilidad que pone en riesgo la vida y la tranquilidad de todos los venezolanos, así como, a la región latinoamericana. La alianza histórica, insólita y temporal de capitalismo liberal y el comunismo para enfrentar el fascismo entre 1930 y 1940, como posición política no dista mucho, de la alianza y unidad superior que debe construirse entre la derecha democrática venezolana, quienes somos calificados como disidentes del chavismo e independientes en Venezuela para rescatar la democracia, el estado derecho y la esperanza de una mejor Venezuela, donde el 31 de diciembre del 2020, al filo de la media noche, podamos abrazar nuestros familiares llegados del exterior y si darnos un verdadero feliz año 2021.

Entre la convicción de estar al lado de la mayoría del pueblo que sufre, y el interés por defender a un gobierno donde la mayoría son corruptos, burócratas e indolentes que terminaros de enterrar el poco prestigio de la izquierda latinoamericana, y nos pone a merced del gran capital financiero transnacional, decidimos estar al lado de la mayoría que vive una tragedia humana; para muchos camaradas, quienes adoptamos esta posición somos traidores porque coincidimos coyunturalmente con la derecha; sin embargo, el tiempo, más sabio que mil epítetos juntos se encargará de demostrar que estamos del lado correcto de la historia.



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Roger Lázaro


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