Superando la vulnerabilidad del Bolívar

Cuando se estableció el nuevo sistema monetario en Venezuela, con la introducción del bolívar soberano hace apenas 3 meses, fueron muchas las expectativas que se generaron. Por fin, tras más de 4 años de brutal inflación, en medio de violentas conmociones políticas, se tomaban medidas para estabilizar precios y efectivamente proteger el ingreso del trabajador.

Hoy, sólo 3 meses más tarde, sufrimos una inflación aun más devastadora, destruyendo el poder adquisitivo del salario y provocando una profunda decepción social e inestabilidad política.

El nuevo sistema monetario dejó una puerta abierta para que se perpetuara la inflación, artificialmente inducida como parte del paquete de medidas económicas, comerciales, financieras y sicológicas que se le han venido aplicando a Venezuela para erosionar el apoyo popular al gobierno y provocar un cambio de régimen, un golpe de estado.

El nuevo sistema monetario se fundamentaba al momento de su lanzamiento en las siguientes variables fundamentales:

  • Una tasa de cambio de 60 bolívares soberanos por dólar, equivalente a la del mercado paralelo de entonces.
  • US$ 60 por barril de petróleo, el precio promedio de la cesta venezolana para entonces.
  • 1 Petro = 1 barril de petróleo = $ 60

De estas variables se deduce que tanto el precio de un barril de petróleo como el de un Petro era para entonces equivalente a 3.600 bolívares.

El salario mínimo fue artificial e inexplicablemente establecido en Bs 1.800, igual a medio Petro. El ingreso mínimo fue así deliberadamente establecido inferior al costo de la canasta alimentaria y equivalente a un tercio de la canasta básica de entonces (Salario Mínimo y Canasta Básica – Agosto 2018).

El nuevo sistema monetario demostró su vulnerabilidad con asombrosa rapidez. Hoy 7 de Noviembre 2018, sólo 3 meses después de su lanzamiento, la tasa de cambio imperante es de 270 bolívares por dólar, con una tendencia acelerada al alza. El salario mínimo ha perdido el 78% de su poder adquisitivo en sólo 3 meses. Esta explosiva tendencia continuará hasta que se tomen con determinación correctivos al alcance inmediato de las autoridades competentes.

La puerta que quedó abierta al sabotaje cambiario es permitir que la tasa de conversión del bolívar con respecto al dólar no sea definida por el Banco Central de Venezuela, como efectivamente ocurre. La tasa paralela de cambio es absolutamente arbitraria, sin relación alguna con variables económicas convencionales, tales como la cantidad de circulante en la economía nacional, la magnitud de las reservas internacionales, el equilibrio entre oferta y demanda o el tamaño de la deuda externa.

Sin embargo, la tasa paralela de cambio, aunque ilegítima y arbitraria, es la que efectivamente rige la fijación de precios en el mercado venezolano. Su efectividad se debe a la confabulación de poderosos actores, internos y externos, para derrocar al gobierno nacional.

Venezuela ha sido reiteradamente catalogada por el gobierno norteamericano como "una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional de Estados Unidos". El mismo señalamiento fue utilizado como justificativo previo al lanzamiento de las agresiones recientes de Estados Unidos contra Iraq, Libia, Afganistán y Siria, así como agresiones anteriores contra Nicaragua, Chile, Panamá y República Dominicana.

El 24 de agosto 2017 se aprobó la Orden Ejecutiva 13808. En su párrafo 7 destaca que su objetivo es "asfixiar al gobierno de Venezuela".

La Orden Ejecutiva del 19 de marzo de 2018 le prohíbe a cualquier persona natural o jurídica realizar operaciones en la criptodivisa venezolana Petro.

La Orden Ejecutiva No. 13835 del 21 de mayo de 2018 establece sanciones contra quienes compren deuda o faciliten el pago de cuentas por cobrar de empresas del estado venezolano.

La Orden Ejecutiva del 1° Noviembre 2018 contempla la expropiación de bienes y recursos al alcance del Departamento del Tesoro norteamericano de cualquier persona o empresa que participe en la explotación o comercialización de oro venezolano "o en cualquier otro sector de la economía venezolana"

Amparándose en estas decisiones, Estados Unidos ha efectivamente impuesto un bloqueo económico, comercial y financiero contra Venezuela. Utiliza su control sobre el sistema financiero internacional para bloquear las cuentas bancarias que utiliza el gobierno y sus empresas en negociaciones internacionales, impide la repatriación de capitales, obstaculiza la comercialización de oro; impide la importación de alimentos, medicinas, maquinarias y repuestos; le prohíbe a sus ciudadanos y empresas participar en la comercialización del Petro, la cripto-moneda nacional respaldada con petróleo. Promueve además una invasión militar conjunta con países subordinados de la región, entre los que se destaca Colombia, militarmente ocupada por Estados Unidos y políticamente sumisa a sus intereses.

Todas estas medidas tienen como objetivo derrocar al gobierno bolivariano e instaurar un "gobierno de transición" plegado a los intereses de Estados Unidos, particularmente en cuanto al aprovechamiento y control de las riquezas naturales del país

(US Southern Command - Plan to Overthrow the Venezuelan Dictatorship. Feb 2018)

La triangulación para socavar la economía venezolana a través de la tasa de cambio es así sólo parte del engranaje en movimiento para derrocar al gobierno venezolano. Se origina en Colombia, en la franja fronteriza con Venezuela, donde una resolución gubernamental autoriza que la tasa de cambio del bolívar venezolano con respecto al peso colombiano lo definan libre y arbitrariamente las casas de cambio de la frontera, independientemente de la tasa de cambio oficial reconocida por el Banco de la República, el banco central de Colombia.

La economía en la franja fronteriza de Colombia con Venezuela se encuentra bajo el control del narcotráfico y grupos paramilitares, cuyo capo fundamental es Álvaro Uribe, expresidente de Colombia, estrechamente vinculado a los intereses norteamericanos, ambos enemigos acérrimos de la revolución bolivariana. La mayoría de las casas de cambio en la franja fronteriza de Colombia con Venezuela son formalmente ilegales, manejadas por mafia paramilitares bajo protección gubernamental.

Esta arbitraria tasa de cambio fronteriza bolívar-peso deriva artificialmente en una relación bolívar-dólar, conocida como Dólar Cúcuta. Su valor es publicitado a diario por varias páginas web localizadas en Estados Unidos. Su efectividad se debe a que es utilizado por empresarios y comerciantes de Venezuela como marcador para la fijación de precios en todo el territorio nacional.

La página web más conocida, DolarToday, es dirigida desde Estados Unidos por quien sirviera como edecán de Pedro Carmona durante el golpe de estado del 11 de Abril del 2002, cuando el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, fue derrocado por un golpe militar organizado y dirigido por el Departamento de Estado norteamericano. Carmona, empresario, se auto-proclamó presidente de Venezuela ese día, con el apoyo de militares, empresarios, banqueros, partidos políticos de oposición, medios de comunicación y la cúpula eclesiástica de la iglesia católica. Al día siguiente, el embajador de los Estados Unidos, Charles Shapiro, visitó al usurpador Carmona en el palacio de gobierno para formalizar el reconocimiento y apoyo del gobierno norteamericano. Igual reconocimiento recibió Carmona ese mismo día del Fondo Monetario Internacional y de la Organización de Estados Americanos. El editorial del New York Times de 12 de Abril 2002 aplaudía el golpe de estado como "una victoria para la democracia".

En un episodio único en la historia de América Latina, una rebelión popular espontánea removió en 48 horas la dictadura que se pretendió imponer en el país y restituyó en su cargo al presidente constitucional, Hugo Chávez.

La cúpula empresarial que participó activamente en el derrocamiento del gobierno democrático en el 2002 es la misma que en la actualidad participa en la triangulación para derrumbar la economía nacional a través de la imposición del dólar paralelo como marcador de precios.

El segundo factor de fragilidad del sistema monetario establecido desde la introducción del bolívar soberano es la relación bolívar-Petro-salario mínimo. Si se reconoce que la tasa de cambio efectivamente establecida en la actualidad es Bs 270 por dólar (al 07-11-2018), y el precio del petróleo es actualmente de $70/barril, se necesitarían 18.900 bolívares para comprar un Petro, mientras el salario mínimo debería actualizarse a Bs. 9.450, equivalente a medio Petro. Sin embargo, el salario mínimo se mantiene artificialmente en Bs 1.800, patéticamente insuficiente para cubrir las necesidades más elementales de la familia venezolana.

Estas paradójicas y peligrosas relaciones deben y pueden superarse, tanto para estabilizar el valor del bolívar, como para asegurar que aumentos en el precio del petróleo, el respaldo del sistema monetario, repercutan simultáneamente en el fortalecimiento tanto del bolívar como del Petro.

El circulante en la economía venezolana es actualmente 40.200 millones de bolívares soberanos. Las reservas certificadas de oro en el Banco Central alcanzan las 162 toneladas, equivalente a 5.038.880 onzas troy.

El precio promedio internacional del oro fue de $1.257/onza en el 2017. Durante el tercer trimestre del 2018 fue de 1.200 dólares la onza. En consecuencia, el valor actual de las reservas certificadas de oro en el Banco Central supera los 6.046 millones de dólares.

Si se designan sólo cuatro toneladas (4) de oro (124.417 onzas) como respaldo del circulante, cada onza serviría como respaldo de Bs 323.107, de donde se desprende una tasa de cambio de Bs 270 por dólar (Bs 323.107/$1.200), similar a la tasa paralela actual. Si se designan seis (6) toneladas de oro como respaldo, la tasa de cambio sería Bs 180/dólar, o en su defecto se podría aumentar el circulante un 50% para mantener una tasa de cambio en Bs 270/dólar. Con sólo 18 toneladas de oro como respaldo, la tasa de cambio sería Bs 60/dólar, la establecida cuando se anunció el nuevo sistema monetario hace 3 meses.

En cualquier caso, la tasa de cambio bolívar-dólar quedaría anclada sólo al precio internacional del oro. Las fluctuaciones en el precio del oro se reflejarían en el valor del bolívar. Para estabilizarlo se dispone de dos poderosos instrumentos: la variación de las reservas certificadas de oro utilizadas como respaldo y la variación del circulante. Si por ejemplo el precio del oro se reduce a $1.100/onza, el valor del bolívar se puede mantener en Bs 270/dólar aumentando el respaldo de 4.000 a 4.350 kilogramos. Si por el contrario el precio del oro sube a $1.500 la onza, y se quiere mantener la relación Bs 270/dólar, se puede reducir el respaldo de 4.000 a 3.200 kilogramos. Efectos similares se obtienen aumentando o restringiendo el circulante.

Venezuela dispone de suficientes reservas certificadas de lingotes de oro en las bóvedas del Banco Central para establecer un respaldo efectivo de la moneda nacional que impida la manipulación de la tasa de cambio con fines políticos. Iniciativas similares están siendo implementadas en otras economías, como Rusia, China, India y Turquía, utilizando oro o petróleo como respaldo.

Venezuela es uno de los países con mayor fortaleza en este sentido, no sólo por sus significativas reservas certificadas de lingotes de oro en las bóvedas del Banco Central, sino por poseer además 7.000 toneladas adicionales en yacimientos, de las que 4.200 ya han sido certificadas. Adicionalmente, cada año se incorporan al menos 20 toneladas en lingotes al Banco Central, provenientes del Arco Minero del Orinoco. Venezuela es el segundo país con mayores yacimientos de oro del planeta. Dispone también de 300.000 millones de barriles en sus reservas probadas de petróleo, las más grandes del mundo.

El respaldo de la moneda nacional, el bolívar, con sólo una fracción de las reservas certificadas de lingotes de oro en el Banco Central, anclaría el valor del bolívar al precio del oro, generando una relación bolívar- dólar libre de manipulaciones artificiales y tendenciosas con fines políticos.

Queda en manos de la Asamblea Nacional Constituyente tomar las decisiones pertinentes para estabilizar definitivamente la economía nacional.

Jc-centeno@outlook.com



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Julio César Centeno

Ingeniero; estudios de maestría y doctorado en la Universidad de California. Profesor de la Universidad de los Andes. Director Ejecutivo del Instituto Forestal Latino Americano. Vicepresidente de la Fundación TROPENBOS, Holanda.

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