En las fauces de la trampa

Si Chávez sale con méritos del canje humanitario, Uribe pierde. Si
Uribe pierde, pierde el imperio y gana la revolución bolivariana, así
como ganan las FARCS.

Si las FARCS ganan, lo cual se consigue si Uribe se ve obligado a
negociar oficialmente con ellas, cambia para siempre latinoamérica.

Ahora bien, todo depende de la salvación o no salvación de Ingrid Betancourt.

Si no se salva antes del posible canje, dirán que es por culpa de las
FARCS, habiéndola en principio secuestrado. En ese caso gana el
imperio, quien entonces irá por Chávez, aliado de las FARCS y supuesto
dictador-narcopresidente de Venezuela.

Pero si se salva Betancourt, adiós tendrá que decir el imperio a su
ansiado venepetrol y a su popular blancolombiana. Fin de un proyecto
hegemónico, término de comercio genocida.

Betancourt es también la salvación para Sarkozy, cuya popularidad está
por el suelo desde los primeros meses de su mandato, a pesar de haber
sido elegido con buen porcentage.

Pero Sarkozy es el amigo de Bush, o mejor dicho, ha sido ayudado por
éste a llegar al poder, y por lo tanto el presidente galo tiene una
deuda. Acaba de complacer al imperio aprobando reforzar la presencia
militar francesa en Afganistán. Lo ha hecho para ganar -piensa- cancha
por el otro lado, el del canje. Un canje que si bien lo convertiría en
héroe frente a la conmovida opinión francesa (quien diariamente llora
a moco suelto el estado de Betancourt), es contrario a los intereses
del imperio. Para éste el gesto de Sarkozy en Afganistán no pasa de
ser simbólico, es decir, insuficiente. ¿Qué diablos puede interesarle
al imperio comprender la crucial importancia del canje para Sarkozy?

Tanto lo entiende, como poco le importa.

¿Cómo importarle, cuando se encuentra de por medio una recompensa tan
descomunal -y obscena- como el petróleo que hay en Venezuela?

Por ello, no exageraríamos al decir que de la situación actual de este
conflicto depende el curso de la historia planetaria inmediata.

El imperio es pragmático. Su lógica, matemática. Su cálculo,
infalible. Recordemos con Chávez: "no subestimemos al imperio".

La salida más segura para el éste es incuestionablemente la
eliminación física de Chávez. Un hecho que, desde un punto de vista
práctico, es fácil de lograr. No sólo existe en nuestra contra la
cómoda y dócil opinión mundial, cuyo objeto de consumo diario es la
campaña de desinformación voraz contra Chávez, directamente orquestada
por las élites mundiales del poder financiero globalizado y cuyo
centro incuestionable radica en EEUU. Existe también una bien nutrida
oposición nacional que serviría, a post mortem, como una principal
fuente de propaganda pseudo libertaria, inundando el planeta con la
mayor cantidad de mentiras que jamás éste haya visto circular en su
faz. Luego está el poder tecnológico que ostenta el imperio, y con el
cual lleva a cabo sus crímenes sistemáticos en cínica dulzura.

Trabajo fácil, pues, para el imperio. Dirá su lógica...

Una lógica lógica, cabal y redundante. Pero confiada y por lo mismo...
susceptible de "estrellarse" contra el mundo real. Algo que culturas
menos hollywoodienses hemos aprendido a constatar. Pero gracias a ello
mismo no debemos ser también... tan confiados.

Esta es la tercera vez que advierto que todo ha sido una trampa y que
frente al planteamiento del canje humanitario había que haber
reaccionado mediante la exigencia, por parte del Estado venezolano y
del mismo Chávez, de condiciones directas al imperio. Pero ya es
demasiado tarde. Aunque no hemos llegado aún al desenvolvimiento de
los hechos, estamos metidos en la trampa y sólo nos resta ver cómo
hacemos para lograr salir victoriosos de ella. Pues en última
instancia, lo bueno de las trampas es que se pueden (aunque sólo en
raras ocasiones) revertir contra sus ventajosos dueños.

Las FARCS lo han advertido, el imperio busca a Chávez. Simplemente no
olvidemos que también nosotros lo buscamos a él y que gracias al
paradigma bíblico de la guerra asimétrica, donde el mítico David
derriba al gigante Goliath, el mundo puede llevarse una gran sorpresa.

La incomparable intuición de Chávez, como podemos ver, comienza a
despertarse. Poner en tres y dos a Sarkozy, quien no conoce el
beisbol, al invitarlo a hablar antes que nada con su patrón Bush, no
es un hecho menor. No cualquiera logra montar en un avión de un solo
golpe a un presidente francés. Lástima, sin embargo, que este
presidente haya decidido "volar" sin haberse atrevido a hablar, como
Chávez le indicara, con su jefe Mr Danger.

Cómo lavarse las manos diciendo "yo lo intenté". Un juego político más
para él, mientras alguien agoniza en la selva.


xavierpad@gmail.com
www.myspace.com/xpadilla


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Xavier Padilla


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