Los falsos positivos: Propiedad intelectual de la derecha y ultraderecha

Uno de los falsos positivos más famosos es la explosión del Maine, un barco de guerra estadounidense anclado en Cuba a finales del siglo diecinueve que en ese momento era una colonia española, y  EEUU había empezado con una política expansionista y quería a toda costa apoderarse de Cuba.

Por esta explosión se culpó a España, y esta acusación fue apoyada por los medios de comunicación, y, comenzó una guerra que España perdió, y permitió que Cuba pasase a ser una colonia estadounidense con cierta autonomía.

Investigaciones posteriores dieron como resultado que la explosión del Maine fue causada desde dentro del navío.

Siguiendo con los falsos positivos, tenemos más recientemente las “armas de destrucción masiva” que supuestamente tenía Irak, todas las investigaciones posteriores dieron como resultado que no era verdad, pero ya la opinión pública mundial, especialmente norteamericana estaba sembrada por los medios de comunicación que Irak tenía tales armas, se les dio patente de corso al ejército estadounidense, este invadió inmediatamente y causo más de un millón de víctimas civiles iraquíes. Y el asesinato de Saddam Hussein

La verdadera intención gringa era apoderarse del petróleo iraquí.

En Libia se sembró a través de los medios de comunicación la falsa noticia que Gadafi estaba bombardeando a su propio pueblo, pero no había ni una sola foto de estos sucesos en la era de los celulares con cámara, inmediatamente intervino la OTAN con apoyo estadounidense, pero previamente los imperios europeos y gringo habían sembrado Libia de mercenarios (paramilitares).

Masacre de su población, y asesinato de Gadafi.

La  verdadera intención, apoderarse del petróleo Libio.

Hoy tenemos en Siria, una verdadera invasión occidental disfrazada de guerra civil, y cuyos principales actores de esta invasión son grupos terroristas creados por USA, apoyados militarmente, y con siembra de una opinión pública favorable para justificar esta nueva masacre.

El objetivo, petróleo, y ubicación geográfica estratégica de Siria, que les permitiría terminar por controlar el Medio Oriente.

La Historia está sembrada de falsos positivos. En Colombia tenemos los asesinatos de campesinos para desplazarlos y quitarles sus tierras, una vez asesinados los vestían de guerrilleros para justificar su masacre, eran enterrados en fosas comunes y algunos eran desmembrados con sierras eléctricas que se convirtió en sello característico de los paramilitares apoyados por el ejercito colombiano

Un falso positivo que perdura a través del tiempo, es que Estados Unidos lleva “Democracia” a los pueblos del mundo, pero da la casualidad que esos pueblos son ricos en recursos naturales, o tienen una situación geográfica estratégica para dominar la región, a continuación tiranizan al mandatario con sus medios de comunicación, e invaden llevando su “democracia”, y “salvando” al pueblo del “tirano”.

Para acabar con los falsos positivos que tanto daño hace a la humanidad, y que permite que las grandes potencias se adueñen de las riquezas de los países pobres, haría falta un consenso en una cumbre presidencial convocada por UNASUR.

En el ataque al Proceso Bolivariano Venezolano, se inventaron una gran cantidad de falsos positivos, y cuyas víctimas fueron los venezolanos que hoy se encuentran en la oposición apoyando a sus verdugos y denostando de su propio país

Caso curioso es que en Ecuador están sembrando los mismos falsos positivos que en Venezuela, y han dado resultados con la formación de una oposición completamente disociada, apoyando a la derecha y a la ultra derecha que siempre tuvo empobrecida a la población cuando ellos gobernaban.

En cuanto a nosotros como pueblo nos corresponde poner un granito de arena, y convertirnos en “Radio Bemba” para contrarrestar en algo esa hegemonía poderosa de los medios de comunicación al servicio de los enriquecidos depredadores de pueblos, y que son los mismos de ayer, pero que con nuestra siembra de  conciencia podamos impedir que sean los mismos de mañana, por el bien de la humanidad.



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Eduardo Ramos


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