4 de julio de 1776 y 5 de julio de 1811

Lejanas en el tiempo, pero cercanas en las ideas, fueron las declaraciones de independencia de Estados Unidos y de Venezuela.

La declaración de Filadelfia antecedió a la de Caracas 34 años de diferencia. En el camino, vemos en ambos casos cuánto pesaron la deslegitimación de las monarquías europeas y el maltrato político y económico a las colonias, a la vez que la importancia de las estructuras mismas del gobierno metropolitano en ultramar, asambleas de ciudadanos y cabildos desde que se articulo el movimiento independentista.

Fueron también comunes las dificultades para lograr apoyo popular a la causa emancipadora, junto con la compleja y consistente procura de apoyos y alianzas internacionales.

No se trata de ignorar las grandes diferencias entre los dos procesos de independencias, que las hubo y muchas. La más visible y material desde el comienzo fue la duración y el impacto de las guerras de independencias.

La librada al norte se extendió por seis años y medio, entre 1775 y 1781. La nuestra casi duplica ese tiempo, entre 1812 y 1823, con un saldo de destrucción humana, física e institucional.

Volvamos a las declaraciones de independencia y a la influencia de la revolución que antecedió en casi 13 años el inicio de la revolución francesa, para recordar que tras esos documentos y el impulso a proyectos de construcción republicana, hubo un grupo de ilustradas personalidades formadas en la lectura y el debate de las ideas más avanzadas de su tiempo.

Con ayuda del registro de Pedro Grases, encontramos entre las obras significativas a cuya difusión contribuyeron los venezolanos, no sólo la traducción de los Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, incluida en los papeles y documentos de la conspiración de Gual y España en 1797 o la versión en español del Contrato Social de Rousseau por José María Vargas en 1810, sino dos influyentes traducciones publicadas en Filadelfia por el también venezolano Manuel García de Sena: La independencia de la costa firme justificada por Thomas Paine 30 años antes de 1811, y la Historia concisa de los Estados Unidos desde el descubrimiento de la América hasta el año de 1807, publicada en 1812.

Así circularon buena parte de los escritos de Paine y el texto de John M’Culloch, acompañados por los textos de la Declaración de Independencia de 1776, los artículos de la Confederación y Perpetua Unión de 1778, la Constitución de Estados Unidos y las de cinco Estados de la Unión.

La inspiración estadounidense estuvo explícitamente presente en las deliberaciones que condujeron a la declaración de nuestra declaración independencia del 5 de julio y la aprobación de la primera constitución de Venezuela, el 21 de diciembre del mismo año 1811.

Cerremos con dos testimonios, sobre el impacto del modelo político de los americanos del norte, más allá de las divergencias que aparecieron desde los inicios de la relación.

Francisco de Miranda escribió a Manuel Gual, en 1799: "Dos grandes ejemplos tenemos delante de los ojos: la revolución americana y la francesa. Imitemos discretamente la primera; evitemos con sumo cuidado la segunda".

Simón Bolívar, en carta al general Antonio Gutiérrez de la Fuente en 1827, expresó: "La existencia de los Estados Unidos puede contarse entre las maravillas que de siglo en siglo produce la política".

Nota interesante es que nos falto en las deliberaciones del Congreso quien propusiera declarar casi la independencia venezolana el mismo día que la de Estados Unidos.

Josemiguelsalasmejias1@gmail.com



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