El refinado y peligroso saqueo de las empresas alimenticias capitalistas

En los últimos años, los sistemas de comercialización y producción de alimentos procesados vienen experimentando distorsiones dirigidas a la captación de ganancias extraordinarias en un escenario internacional donde al mismo tiempo que se desata un incremento desmedido en los valores de estos insumos básicos, comienzan a percibirse maniobras encaminadas a evadir legislaciones nacionales de calidad, de abastecimiento y de precios.

Al aplicar tecnología intensiva (en ocasiones inadecuada) a los alimentos para aumentar el plusvalor, las empresas alimenticias utilizan también las Marcas Distintivas de productos para inventar nuevas calidades a altos precios, generando además cadenas de comercialización especulativas para continuar incrementando esa ganancia, construyendo así un refinado mecanismo de apropiación de riqueza como nuevo método de saqueo en el Siglo XXI.
Estos tres factores: la utilización de procedimientos o métodos inadecuados asociados a la tecnología aplicada, la creación ficticia de nuevas marcas para un mismo producto en una misma empresa, y el desabastecimiento forzado de productos, configuran un evidente peligro para la salud y la economía de los pueblos.
En un reciente estudio realizado por el organismo estadal encargado de controlar la calidad de los alimentos en la República Argentina, se detectaron incumplimientos de las normas de calidad alimentaria correspondientes a varias marcas reconocidas de salsa de tomates.
A través de un estudio realizado por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial de la Argentina (INTI), se analizó la calidad de la totalidad de las marcas comerciales en venta en supermercados de las dos ciudades más importantes del país, resultando que de los 19 productos relevados, sólo cuatro cumplieron con las exigencias del Código Alimentario Argentino.
El mencionado organismo de control dio a conocer un  trabajo correspondiente al puré de tomate envasado bajo un sistema de empaque conocido como tetrabrick y que arrojó los siguientes resultados:

  • Sólo cuatro marcas cumplieron con todas las exigencias: Alco, Arcor, La Campagnola y Salsati.
  • En siete marcas de salsa –Montenevi, Día, Jumbo, Marolio, San Remo, Coto y Jettro– se encontró una cantidad de moho superior a la admitida por el Código Alimentario.
  • En tres marcas se presentó una mayor dilución que la permitida: Ciudad del Lago, Mora y Coto.
  • En siete casos se detectaron conservantes no autorizados como el benzoato, un bactericida no admitido expresamente por el Código Alimentario: las marcas fueron Carrefour, Ciudad del Lago, Montenevi, Día, San Remo, Coto y Jettro.
  • También se hallaron tejidos vegetales en once productos envasados: Mora, Noel, Canale, Molto, La Colina, Carrefour, Cica, Ciudad del Lago, Marolio, San Remo y Jettro.
  • Se encontraron además colorantes no permitidos en tres marcas: Ciudad del Lago, Coto y Jettro.

El Código Alimentario Argentino establece que los concentrados “estarán libres de fragmentos de piel, semillas, restos de frutos o de la planta de tomate observables a simple vista y microscópicamente”: todos estos son tejidos vegetales que pueden generar enfermedades digestivas.   Se ha denunciado además en varios países de la región tal como Venezuela, que las grandes empresas nacionales o transnacionales producen escasez de alimentos elaborando productos con calidades que varían sutilmente en su composición pero sustancialmente en precio, restringiendo artificialmente la producción de los alimentos más económicos y evadiendo así las regulaciones estadales que los obligan a elaborar cantidades suficientes de productos para abastecer un determinado mercado de consumidores. Este mecanismo se emplea especialmente en aquellos productos en los que puede variarse más fácilmente las calidades, en especial en productos lácteos, harinas elaboradas y  salsas conservadas de diversas composiciones.   Las normativas y acciones dirigidas a  la calidad de los procesos y productos, a las marcas y al abastecimiento, resultan estratégicas para crear las condiciones que aparten a las sociedades, de las perversas prácticas de dominación impuestas por las corporaciones alimenticias del capital global.


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Fabián Pena


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