¿Qué fué lo qué le(s) pasó?

¿De qué escribir en estos tiempos tan turbulentos que se viven en la actual Venezuela sino es de la situación y sus consecuencias que hoy nos tienen a todos y todas en la preocupación constante del día a día?, acaso una que otra alegría colectiva que nos distrae y/o abstrae un poco de la realidad, sobre todo a nivel deportivo:

 

  • La selección de Baloncesto, conformándose como una de las potencias en la región. Lamentablemente su desempeño previo no se vió reflejado en la máxima cita deportiva en Río, sin embargo, el selleccionado apunta alto en el corto y mediano plazo.

 

  • La ya conocida “Vinotinto” en el mundo del fútbol, que, después de un ciclo inestable en manos de la dirección técnica del 'Chita' San Vicente y todo el desbarajuste que se gestó desde el seno de la propia federación con el escándalo de su máximo jefe, Esquivel (caso FIFAGATE), y lo que ello repercutió en el plano deportivo (renuncia de los 'caballos' a la selección nacional hasta tanto no se tomaran los correctivos pertinentes), dejó malas sensaciones entre quienes seguimos y amamos el deporte Rey.

 

Ahora ya en manos de un esperanzador DT: Rafael Dudamel. Si bien es cierto que como grupo aún “La Vinotinto” no ha ganado nada, también lo es el hecho de que, en comparación a como venían jugando en el anterior ciclo, los muchachos -incluídos 'los caballos' que volvieron ahora de la mano del otrora portero- nos han dejado un buen sabor de boca que, aunque no es muy alentador el panorama de cara a la eliminatoria al próximo mundial en Rusia, al menos nos ilusiona el hecho de poder ver a una selección aguerrida, competitiva y con una identidad que pelee de tú a tú en cualquier instancia internacional futura; eso lo pudimos constatar en la recientemente disputada Copa América 2.016 (Edición Centenaria). Pero bueno, quien quita, matemáticamente no estamos eliminados de cara al mundial a pesar de que el panorama se vea más optimista para un hipotético cupo al del 2.022.

 

  • En el fútbol femenino, ni qué decir. Las muchachas de la selección hablan con lo hecho dentro del rectángulo de juego. No tienen más nada que demostrarle a nadie más que lo que ellas mismas se propongan. Estas muchachas parecieran no tener techo alguno dentro de su disciplina. ¡Orgullo Venezolano!

 

  • Por otro lado, los peloteros que hacen vida en el mejor beisbol del mundo, la MLB, no quieren dejar para nadie y ratifican su poderío y dominio en el llamado “pasatiempo americano”. Si Brasil exporta gran calidad de fútbol al resto del mundo, Venezuela lo hace en cantidades industriales al beisbol que se practica en La Gran Carpa, así como a otras ligas internacionales de alta competitividad: México, Japón, China, Italia y países centro y suramericanos. Modestia aparte: honor a quien honor merece.

 

  • El orgullo venezolano tuvo su punto cumbre en la obtención de las preseas olímpicas recientes. Sus protagonistas: Yulimar Rojas, Yoel Finol y Stefanía Hernández hoy forman parte de esa gesta de venezolanos que, más allá de nuestras fronteras, pone el nombre de Venezuela bien en alto. ¡Felicidades muchachos!

 

Existen muchas otras disciplinas y deportes de Alto Rendimiento en la que nuestros compatriotas (hombres y mujeres), están descollando en el resto del mundo y llevando el nombre de Venezuela bien en alto: Esgrima, Boxeo, BMX, Softball, Volley-ball, Natación, Automovilismo, lucha, golf, etc. Y sé que estoy dejando muuuuuchos más por fuera, pero es solo para entrar en contexto y resaltar un poco nuestra alegría colectiva de los últimos tiempos.

 

Lastimosamente para el lector que ya estaba emocionado evocando estos momentos y hazañas que, hasta para el más escéptico a los deportes no deja de significar un orgullo, debe saber que, en la Venezuela actual, la batalla verdadera por sobrevivir se esta librando en la calle, no en un espectáculo deportivo de envergadura o en alguna competición de rango internacional, no.

 

Pido disculpas de antemano por no haber podido manifestarme y opinar en cuanto a este tema antes. Circunstancias personales me lo impedían. Ahora bien, retomando mi idea central en este artículo, no puedo abstraerme de lo que esta pasando en mi país en este momento, no puedo no opinar al respecto, no puedo no expresarme en cuanto a este tema del cual también, en tanto que soy venezolano, me he visto perjudicado: sencillamente no puedo hacerme el de la vista gorda, no, eso sería imperdonable, poco ético y desinteresado de mi parte.

 

Aunque no soy un columnista/articulista de algún diario masivo de circulación nacional (al menos no todavía), siento que tengo un compromiso con quienes, de vez en cuando, se toman la molestia de leer algunas de mis líneas. Es más un compromiso moral, patriótico, ético al que me siento obligado a cumplir(les), que otra cosa.

 

Para quien me conoce o quien me ha leído, infiere cual es la tendencia que, desde que tengo uso ideológico-político, apoyo, no es que sea un secreto. Es por ello que hoy, con la responsabilidad que implica expresarse libremente de forma pública y notoria, quiero hacer un llamado a la militancia política de la tolda que apoyo y preguntarles -en tres palabras- ¿qué les pasó?

 

En un artículo anterior hice un llamado al ciudadano Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, para que prestara un poco más de atención a los poderes que están supeditados a su cargo. Sobre todo a quienes los dirigen y la forma en que los estan ejecutando. A sabiendas de que difícilmente el mandatario nacional llegue a leer estas líneas escritas por un venezolano que lo apoyó en su postulación presidencial, me permito, en un arrebato de atrevimiento propio de quien se encuentra indignado y con ganas de manifestarse, a increparle a usted, señor presidente (quizás un utópico deseo, repito, de que, a través de cualquier medio llegue a usted esta misiva), específicamente si ¿no ha pensado seriamente en recuperar el aparato productivo de Venezuela y modificar todo lo que ello implica?

 

En un momento tan álgido como este en el que nos encontramos, afloran las ideas y se amasan las fortunas de quienes ven, en una situación crítica, una oportunidad para resolver los problemas y lucrarse con ellos. Traigo a colación este pensamiento, lejos de querer parecer un gurú de 'autoayuda' o 'claves para el éxito', porque considero que usted, sin tomar en cuenta las opiniones de quienes lo adversan políticamente, es un líder. Y en un panorama -si se quiere- continental, usted vendría siendo un líder de talla mundial porque para eso, más allá de la investidura que el fallecido Comandante Chávez simbólicamente hiciera de usted postulándolo como su sucesor en el cargo, estuvo allí al lado del extinto líder en gran parte de su carrera política. Desde sus inicios bregando a su lado en medio de las vicisitudes propias de un cargo de la envergadura que ostentaba Hugo Chávez, el de presidente, que por cierto hoy es el que ocupa usted. Entonces, ¿quién mejor que usted para actuar en defensa y beneficio del pueblo venezolano que, con tanto amor y una fé ciega, confió y le entregó plenamente las riendas de la dirigencia del país para recorrer un camino más justo, más humanitario, más equitativo o lo que es lo mismo: para recorrer el sendero del Socialismo?.

 

Usted estuvo con él, así como muchos de sus fieles compañeros, en los malos y en los buenos momentos, en sus batallas, sus victorias y hasta en sus derrotas. Conoció de cerca lo que es la esencia del alma de un hombre que se cosumió en su pueblo y murió por éste. De un ser humano que trascendió las fronteras y cambió el prototipo de gobernante de corte populista para mostrarse realmente ante el resto del mundo como lo que verdaderamente era: un humanista excelso y defensor de las causas justas, de la igualdad y la soberanía de los pueblos. Que jamás se amilanó ante nada ni ante nadie (sino que lo diga quien abdicó en la “madre” patria: el Rey Juan Carlos), con tal de hacerse escuchar y de defender lo que, hasta el día de su muerte, fue su filosofía de vida: la justicia. Usted, mejor que cualquier biógrafo, historiador, analista, reportero o farandulero, lo sabe. Porque usted, más que acompañarlo en esa travesía que fue su vida, la vivó junto a él.

 

No en vano fue elegido entre muchos líderes de gran valía y lealtad. En mi humilde opinión, el presidente Chávez pudo haber postulado, aparte de usted, a unos dos o tres nombres más de gran peso y compromiso dentro del entorno político que lo rodeaba de cerca (me reservo los nombres). Tenía un rango de acción corto en cuanto a este particular y si él consideró que era usted el indicado, es porque al igual que el pueblo, confió ciegamente en esa decisión y se sentía seguro de que en sus manos podía dejar el legado de una Venezuela que se estaba perfilando como país vanguardista en políticas estructurales y de corte social. De que quizás bajo su mandato y liderazgo, los llamados 'Megaproyectos' a nivel nacional podían ejecutarse y nutrir el aparato productivo ante una eventual y futura crisis. Sr. Presidente: ¿qué fué lo qué le pasó?

En tiempos de bonanza (barril de petróleo cotizado en 100$ o más) se aprobaron, dicho en alocuciones por el propio Presidente Chávez, los recursos para llevar a cabo una gran cantidad de proyectos que estimularían el aparato productivo en diferentes rubros. Una vez fallecido el Comandante, muchos de esos proyectos quedaron engavetados o lo que es peor, mal ejecutados y, en muchos casos, sin concluir.

El pueblo, fiel y paciente como siempre, ha esperado y batallado a su lado, ha creído y confiado en el líder que, después de Hugo Chávez, tomó las riendas del país para continuar por el camino del Socialismo, pero este pueblo que no es pendejo 'ni tantito así', como diría el Ché, también se está impacientando y se pregunta o mejor dicho le pregunta a usted y a su tren ejecutivo: ¿qué fué lo qué les pasó?

No siempre la expropiación fue un acierto y esto, hay que decirlo, fue un error, en principio, del fallecido Comandante Chávez. Quizás el querer absorber todo el aparato productivo y dejarlo en manos del Gobierno, tampoco lo fué. O quizás la cosa va mucho más allá y se deba no al “qué” sino al “quién” se le delegó la responsabilidad de llevar las riendas de empresas ya constituidas que, si bien es cierto no venían funcionando de la mejor manera, al menos cubrían la demanda de consumo en la población, cosa que después dejó de suceder (Lácteos Los Andes, Industrias Diana, Café Fama de América, Agroisleña, Industrias Venoco, etc.). La expropiación, en el caso venezolano, solo ha garantizado una cosa: mejores condiciones laborales para sus trabajadores. Pero en cuanto a la producción o a la cobertura de la demanda ya es otro tema, tenemos que reconocerlo. Si “Papá Gobierno” expropió una empresa (en función del ejercicio constitucional que lo ampara, no de forma autoritaria claro está), aludiendo X ó Y causa por la cual llevó a cabo esta acción, se supone que después de eso, la condición laboral no solo de sus trabajadores debe mejorar, sino también su oferta y producción, en tanto que les está siendo inyectado un capital fuerte por parte del Ejecutivo Nacional, es el deber ser, al menos así lo entiendo yo. Lastimosamente, en eso se falló, 'rodamos' como quien dice.

Entonces, a sabiendas de que fue un error y de que sobre la marcha se pudo haber enmendado el mismo, haber corregido lo que había que corregir y cambiar lo que hubiera que cambiar, mi pregunta sigue siendo: ¿qué fué lo qué les pasó?

Sabemos, Señor Presidente, que aunado a la actual situación, también hay factores externos que influyen fuertemente en que se agrave más la crisis. Intereses específicos que, a través de sus acciones, inciden negativamente en el colectivo. Eso está claro, no es primera vez que lo intentan. Pero a quienes usted nombró para que combatieran en primera línea esas acciones desestabilizadoras, parecieran no estar logrando los objetivos para los que fueron asignados.

La corrupción pareciera haberle(s) ganado la batalla en el campo de la política y dirigencia. Me permito aseverar esto en tanto que veo, no sin estupor y asombro, como es que mafias organizadas (que además son minoría), manejan las riendas de proyectos de corte social que benefician a todo un pueblo, como por ejemplo, las mafias carcelarias. Dirigen a su antojo y por encima, incluso, de quienes verdaderamente fueron nombrados para administrar en nombre del Gobierno en barriadas y sectores populares del país. Intolerable. Con esto no pretendo, abstraerme y dar clases de dirección en puntos claves del Gobierno. No estoy ni cerca de ello. Pero como venezolano y militante del PSUV, me veo en la estricta necesidad de enunciar la autocrítica de flaquezas que, repito, como ciudadano en ejercicio de sus derechos, me veo obligado no solo a nombrar, sino incluso a denunciar. Recordemos siempre la repetitiva autocrítica en la cual nos hacía mucho hincapié el Comandante Chávez.

El pueblo organizado y protagónico no puede, bajo ningún precepto, estar supeditado a alguna organización delictiva. Los dirigentes -militares y/o policías- llamados a ejercer sus funciones en estas instancias deben aplicar todo el rigor y prestar mucha atención a este cáncer que, desde hace ya bastante rato está haciendo estragos en nuestra sociedad. De igual forma el llamado es para quienes llevan los hilos en otros ámbitos gubernamentales no menos importantes.

Señor Presidente, preste atención de forma minuciosa a las denuncias y fallas que a diario están resaltando hombres y mujeres honestos y leales a este proceso (Eleazar Díaz Rangel y José Vicente Rangel, por ejemplo). Fallas que, lejos de indicar una suerte de traición o cambio de rumbo político por párte de éstos, deben estar sujetas a ser atendidas de forma eficiente, si es posible hasta por usted mismo. “El ojo del amo engorda el ganado". Nadie mejor que usted, cual Chávez, para que pueda atender de primera mano las cada vez más evidentes incongruencias que se están suscitando en el seno del Gobierno y que, por ende, están repercutiendo en el destino del país.

Señores dirigentes, la pelea es peleando, la guerra se gana con batallas que se libran a diario. Enfrentando terca y tozudamente la injusticia y la corrupción. No sean parte del problema, no se unan a éste, sean más bien lo que fueron llamados a ser y, en muchos casos electos para ser: parte integral de la solución. Demuestren (con hechos y no tanto con palabras y discursos bonitos), que Chávez no murio en vano por una Revolución posible, que la utopía de un proyecto social de tal envergadura es más que un sueño, es posible. Sean capaces, como dijo el Ché, de llevar la Revolución en el corazón para morir por ella y no en la boca (como muchos), para vivir de ella.

Que el pueblo venezolano, en medio de la coyuntura por la cual está atravesando no se tenga que estar preguntando a diario, después de haberlos apoyado y llevado a usted(es) a esas instancias: ¿qué fué lo qué les pasó?



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Mario Araque


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