Dos mitos de alta peligrosidad imperialista:

 1.- el mito de los polos opuestos tomados de la física, y 2.- EE UU  como  monoganador de la Sgda. Guerra Mundial,

 

Del segundo mito, ya Rusia, la propia y verdadera ganadora principal de esa nefasta Guerra Mundial[1], lleva lustros desmontándolo, aunque es apenas desde hace poco que su divulgación  ha cobrado popularidad en la mediática mundial, gracias al incuestionable sacudón educativo que Hugo Chávez le imprimió al mundo, a despecho de la derecha mundial, desde cuando él desempolvó esa parte de la  historiografía  oculta por la oligarquía de todos estos pueblos colonizados por España, por Portugal, por Holanda, por Francia,  por Inglaterra, por Alemania[2], etc.[3] .

 

 Como muchos hemos sabido desde hace décadas, y   ahora casi todo el mundo, Rusia ha venido   defendiendo sus valores patrióticos, al punto de que, precisamente,  fue en territorio ruso  donde prendió el proyecto de vida más grandioso pensado por algunos hombres en toda su existencia, el proyecto socialista científico para la humanidad. No lo hizo, obviamente, en la cuna  de sus teóricos más sobresalientes y conspicuos: los científicos Karl Marx y Federico Engels cuyas enseñanzas supo aprender con altas notas Vladimir Lenin y otros condiscípulos suyos.

Rusia hoy sigue reclamándole a Occidente su puesto como verdadera ganadora de esa segunda masacre en la cual, por el contrario y paradójicamente, EE UU estuvo muy interesada, más bien,  en su alargamiento porque,  sencillamente, mientras más destrozada quedara Europa, más mercados se le  abrirían al pichón de imperio industrial  y salarial que potencialmente ellos mismos se arrogaban  para desarrollar  su egoísta progreso económico, como así resultó con su  Plan Marshall, el control absoluto de las naciones pendejas que han creído  en sus ayudas económicas, o sea, a las que les han vendido la usura y el anatocismo como ayudas financieras.

Nos ocuparemos en particular del primer mito, más trascendental, si a ver vamos, por que ha involucrado a toda la Humanidad y en términos universales.

Estamos escribiendo sobre  los mal llamados polos magnéticos, polos electromagnéticos, el Polo Norte, así nombrado en primer lugar, y el Polo Sur,  así nombrado en segundo lugar.

Esta mala enseñanza ha pasado limpiamente por la mente de hasta los más connotados científicos, inclusive de los cargados de Nobeles, y quizás por eso mismo hayan sido tan galardonad

Este es el caso: nos han vendido la afirmación académica, universitaria y falaciosa,  según la cual aquellos polos electromagnéticos cuando son de igual signo se repelen entre sí, mientras que los opuestos, se atraen también entre sí.

Yendo al trasfondo, al interlineado de semejante mito, una lectura convencional nos indica que la igualdad entre los hombres resultaría inconveniente y que las sociedades marcharían sobre rieles bien lubricados sólo cuando haya clases opuestas con intereses no menos contrarios.

Hoy se empieza a manejar  la neoidea de que tales polos opuestos no existen ni coexisten con tal contradicción, sino que se trata de polos complementarios como lo serían los nucleones  y los periféricos electrones; como las manos zurdas y derechas; como el arriba y el abajo, como lo pequeñito y lo grandote.

 Una lectura, pues, más concienzuda y  con originalidad extraacadémica, nos dice que las personas pueden mantener sus individualidades, sus características propias, pero,   estas se manifiestan y prestan  sus potencialidades positivas sólo cuando forman paquetes unionistas.

 Por eso, la moderna idea de multipolaridad significa el derrumbe de ese primer mito, que sólo halla derivaciones útiles cuando existan dos agentes complementarios o no sustituibles, por lo menos. Y mire que hasta las Dialécticas idealista y materialista han convalidado ese desaguisado tomado de la presuntuosa Física.  

09/05/2015 12:55:00 p.m.

 


 

[1] Una guerra que, si a ver vamos, fue inducida por los países industrializados de la rancia Europa Occidental, valga la redundancia.

[2] A Alemania la incluimos porque fue  y ha  sido colonizadora de las investigaciones científicas de este continente, particularmente de todo el cinturón equinoccial americano. Una ligera inspección al Parque Henri Pittier nos revelaría a los numerosos espías científicos que alberga en favor de potencias extranjeras.

[3] Nombramos estos países colonizadores y asesinos de marras en sentido amplio, pero, sabemos que tales colonizaciones se llevaron a cabo en beneficio solamente de los aristócratas y sus adulones porque las clases trabajadoras no recibieron de esos valiosos  botines ni siquiera las migajas. Los pobres del mundo han vivido exclusivamente de sus propios sudores y sangres.



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Manuel C. Martínez


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