¿Habilitante contra la corrupción?

Ha planteado el Presidente Nicolás Maduro la necesidad de una Ley habilitante que le permita dictar nuevas leyes o modificar las existentes, para combatir la corrupción.
 
Ciertamente, hoy día se ejecutan acciones que sin duda pudieran configurar delitos y no se encuentran tipificados; por cuanto han cambiado las formas, se han  perfeccionado los métodos para delinquir; se han creado nuevas estructuras, tenemos nuevas invenciones, en el marco de lo cual han surgido  nuevos espacios para delinquir y nuevas formas de hacerlo.
 
Es preciso por ejemplo establecer sanciones penales para ciertas conductas que hoy día tienen sanciones administrativas, como las previstas para funcionarios que negocian los contratos públicos y para las empresas que se aprovechan de ese negocio; es necesario penalizar la conducta de los testaferros y crear mecanismos para investigar y sancionar a los involucrados en dicha responsabilidad.
 
En lo particular considero que hay muchísimas conductas de funcionarios públicos que deben ser penalizadas, porque las sanciones administrativas, no han servido para corregirlas; tan corruptos son los que cobran sin trabajar que aún los tenemos en grandes cantidades, como los que nunca dan respuesta a los administrados. Aquí les ofrezco una docena de caracterizaciones:
 
1. Ladrones de tiempo: Se amparan en las reuniones interinstitucionales, pero es hora de deslindar los gerentes de los relacionistas públicos. Muchos de nuestros funcionarios(as) se amparan en reuniones con sus superiores y estos en reuniones con  los suyos; eso debemos erradicarlo. No negamos que esas reuniones existan pero se abusa de ello.
Acá se incluyen también los que llegan a la hora o antes, pero se toman ½ hora o hasta una hora para desayunar, luego revisan el Internet, conversan, no cumplen sus funciones y poco les importa si hay gente esperando su atención.
 
2. Los Chulos. Aquéllos que ocupan la oficina pública y los teléfonos y en algunos casos, hasta los subalternos para resolver asuntos personales.
 
3. Los Ególatras. Esto es, aquéllos que disfrutan teniendo mucha gente a la espera y  nunca los atienden; en consecuencia, no atienden a los verdaderos destinatarios de su acción.
 
4. Los Conejo de la Suerte: Siempre están ocupados, nunca tienen tiempo para nada, pero ignoran a donde van. Su acción no tiene norte y está marcada por cualquier cantidad de anti valores.
 
5. Los Prostitutas: Se ofrecen permanentemente para resolver asuntos públicos, que son su obligación, a cambio de un monto en bolívares.
 
6. Los Caperucita roja. Se presentan como los más honestos, alardean de su rectitud, son los más acérrimos enemigos de la corrupción; y utilizan familiares o amigos como intermediarios en sus negociaciones.
 
7.- Los Creativos: Siempre están generando contratos, de obras innecesarias, reparaciones improcedentes, compras excesivas;  pues en cada contrato les queda una  buena comisión.
 
8. Los Demócratas. Fieles defensores e impulsadores de las contrataciones por adjudicación directa, las que en las mayorías de los casos son asignadas a empresas de su propiedad, mediante testaferros, amigos o amantes.
 
9. Los Familiares. Solo otorgan contratos a empresas familiares, por aquello de que hay que asegurarse que sean gente de confianza.
 
10. Los Engreídos. Les das una milésima de poder y se enferman. No tienen tiempo de atender ni siquiera las cosas inherentes al cargo. Estos le hacen mucho daño a la administración porque nunca dan respuesta y en consecuencia violan el artículo 51 constitucional sistemáticamente.
 
11. Los Mitómanos: Le mienten a sus superiores, a sus subalternos y al público en general, con gran facilidad, sin el menor recato, nada los perturba, todos lo saben, pero no pasa nada.
 
12. Los Hipocondriacos. Siempre están físicamente enfermos, y en consecuencia son reposeros,  utilizan los reposos para viajar, para hacer negocios, para crear sindicatos, en fin…
 
Por otra parte, siendo que la administración pública nacional obedece a un plan que se elabora el año anterior y se ejecuta en el año de su vigencia; evidentemente no cuenta el ejecutivo con las herramientas necesarias para desarrollar en lo inmediato un agresivo plan contra la corrupción, habida cuenta que esta se ha desbordado a muchos niveles y en cualquier espacio, especialmente en aquellos que se presume son plataforma para la transformación, ejemplos:  Mercal, Pdval CADIVI, Indepavis, Bandes, Fondo Chino, ETC.
 
En ese marco, indudablemente se justifica una habilitante, de tal modo que pueda el Presidente de la República hacerse de las herramientas que estime necesarias para combatir la corrupción, siempre teniendo en cuenta que el derecho debe ser tan rígido como sea necesario para mantener el equilibrio social y tan flexible como sea preciso para garantizar el respeto de los derechos humanos; sin embargo ni las causas de la corrupción son la falta de legislación, ni la corrupción se ataca solamente con legislación.
 
Si queremos transparencia en la gestión pública los  presupuestos institucionales deben estar expuestos en sus páginas Web para la observación de todos y el ejercicio de la contraloría  social, como garantía del derecho humano a la participación.
 
Por otro lado, nuestros burócratas  y la dirigencia política, llevan más de 14 años  discutiendo  el “modelo burgués” y  la “lógica del capital”  humildemente propongo que se discuta el modelo HONESTIDAD y  la lógica de la corrupción.
 
En la lógica de la corrupción,  a lo primero que hay que ir es a sus causas y la causa de la corrupción es una sola, la falta de valores de convivencia humana, la INCAPACIDAD de practicar el respeto. Un  individuo que no se respeta a si mismo no es capaz de respetar a nadie porque carece de referencia, ignora que es el respeto.
 
Si nosotros (as) hacemos del respeto una práctica diaria, se acabarán: los abusos, la indiferencia, la intolerancia, la negligencia, los delitos de hurto, apropiación indebida, robo, lesiones, homicidios, hasta las infidelidades; mejor dicho se acabarán  todos los delitos y los ciudadanos cumpliremos las leyes por convicción y no por temor a la sanción; y por cierto si la represión fuese la solución, los países que tienen cadena perpetua y pena de muerte, ya habrían abolido las cárceles.
 
Si nosotros hacemos del amor al prójimo una práctica diaria, y a nuestros niños y adolescentes los hacemos sentir amados, valorados, respetados, escuchados, no tendrán razones para consumir drogas, ni para prostituirse a temprana edad; ni para delinquir, por consecuencia no habrán razones para castigarlos en la adultez.
 
La única diferencia entre una persona HONESTA y un corrupto son los valores con los que transita su vida.
Si una persona que quiere ser médico tiene que ir a la facultad de medicina, una persona que quiere ser buen ciudadano debe ir a una escuela de formación ciudadana porque desafortunadamente hemos tergiversado, manipulado y abandonado  los valores de convivencia humana.
Decidamos pues, desarrollar una campaña nacional para la práctica de valores y principios de convivencia humana, porque  legislación, coerción y represión sin formación, nos conducirá a una gran frustración.
 
Está planteado en el 4to Objetivo Nacional del 2do Objetivo Histórico del Plan de la Patria elaborado por el Comandante Supremo: La Nueva Ética y la Nueva Espiritualidad.
 

 



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Minnori Martínez


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