Margarita espera por la visita de Nicolás

Es lo que puede deducir cualquier viajante vial, al ver limpieza de calles y avenidas y un reacomodo a las orillas de los caminos de los pueblos más recónditos en sazón de una armonía ambiental con piedras, dibujos, palos arqueados y figuras diferentes que le dan solidez al espacio de terreno acabado, que con alguna precisión te invita a ver para adelante, quizás a soñar despierto a guarecer terquedades que amplíen una visión de cuido a la naturaleza y, que deje a la Isla de ser un basurero flotante que se pierde de vista en la contaminación en que la han convertido los presurosos aseadores particulares como su desperdicio privado, donde no hay ningún organismo que se preocupe en ejercer su dominio de autoridad, para que la basura no ruede sola a falta de aseo urbano y de conciencia pública de sus habitantes.

Todavía quedan muchos huecos por tapar del colador vial que son las carreteras de acá, bien descuidadas y sin mantenimiento permanente a no ser que tengamos visitantes de importancia a nivel gubernamental, para que los alcaldes se desvelen y pongan en práctica por unos días, la poca materia gris que les baña la calva cerebral actuando por la solución inmediata que tape el día con la noche, en vez de proceder rutinariamente en llevar adelante la organización administrativa en provecho del usuario que lo eligió o no y, que ellos están en el deber de servirles al pueblo por la convivencia sin particularidad de bonanzas personales como preocupación.

Como, era de esperarse, cuando Caprilito se enteró que el presidente Maduro visitaría, la isla de Margarita, le puso el “telescopio” político a su submarino, pico adelante y se vino por tres días a vomitar sus “terquedades desaladas” de costumbre en los dos municipios más ricos y que están en manos de la oposición como son, Mariño y Maneiro, habitados por navegados que como apátridas y malos cultores han deformado y viciado negativamente las costumbres y vida del margariteño.

Antes en Margarita existían los llamados botiquines con rocolas de alegría, casa cultural o club social, pero de eso hace ya algún tiempo que si se consigue alguno de ellos actualmente, debería ser premiada de satisfacción milagrosa. En cambio, licorerías, las hay por miles, ya que es el negocio más rentable que existe para llenar de atraso y de turismo espumoso a la región que sumados en pueblos y playas se pierde el tiempo de viernes a domingo cuando se nutren de clientes que andan ansiosos de paz interna para desbrochar el momento que si los ferrys de cargas dejarán una semana de traer el producto de ellas, la isla sería un mar sin estrellas y de olas no salinas, sino contagiadas de resacas inciertas que, a decir de verdad, pueden faltar las comidas de la dieta diaria, pero la cervecita ni de vaina, sería una tensión de muchos tensiómetros, y eso de tomar lavagallos pasó de moda, ah, pero en cambio si usted, tiene necesidad de un libro, no hay biblioteca donde buscarlo a excepción de, La Asunción y Porlamar, y si no lo consigue allí, va a ser difícil en otra parte, ya que las librerías en Porlamar no pasan de cinco, posiblemente lleguen a seis, porque en los demás pueblos y ciudades, papelería o tarjetería, así que la brutalidad es tal que si alguien llega con un libro a cualquier parte que tenga que acudir en espera de algo, lo van a ver con ojos de piedad o de rabia, porque la mayoría está con el celular, dale que dale, con sus mensajes y, qué decir de su música regional, nos la soslayaron, no las tiraron por el bajante de la ignorancia y el volumen de una pasión patria casi la callan, se perdió de vista su tradición, se esfumo de alegría y sólo nos quedan las discotecas y asistir a oír a todos los escuálidos que vienen de otros estados a hacernos reír de tristeza a pescarnos con sus necedades habituales que nos venden en los centros nocturnos con caña.

Pero, tenemos centros comerciales por demás, donde uno va a disfrutar con la vista de paseo a perder nuestro tiempo que es necesario para salir de la permanencia casera y desde donde podemos repetir a lo socrático, “Solo estoy observando cuántas cosas existen que yo no necesito para ser feliz”, pero que da virtualidad en exceso en otros y con furia pasiva me regreso a la casa igual y a veces se ven los vendedores de dólares en cualquier parte y con cualquier llamada, la cantidad que quieras que como negocio paralelo de buenas ganancias tiene un destino compra-venta de los “extranjeros” de Juangriego-Porlamar. ¿Y quién se ocupa de eso? ¡Ay, mi Margarita! –diría el poeta.

Por momentos nos entretenemos viendo niños y niñas soportando las cargas burguesas de los padres que en sus horas libres son sometidos a clases de piscina, bailes, cursos de inglés y francés (sin meditación) que despierten de una vez sus buenos hábitos que algún día serán los administradores y representantes turísticos del capital extranjero, bien enquistados en todos los negocios hoteleros y mejores zonas turísticas y, playas del país.

Entonces, presidente Maduro, no coma cuento que esto dejó de ser una perla como dice la canción y ayude con lo del folclore margariteño y varias tradiciones que se las tragó la desidia del Puerto Libre y, que no tengamos que buscar el auxilio de la UNESCO y no deje de meterse en un gimnasio que los hay a todo pedir para la belleza del cuerpo de ambos sexos y sobre el nuevo gobernador que tenemos de particular nada, como que todavía anda en el polígono de tiros afinando la puntería y en campaña pos con miras a qué él lo sabrá, ya que Morel dejó la gobernación en pijamas de nómina paralela con delicadezas incluidas en su espera con su personal bien adiestrado en jugar sucio


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Esteban Rojas


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