Quiero comenzar esta crítica constructiva con una cita textual de una emotiva carta que a la memoria de nuestro inmortal Comandante dedicó el actual Ministro de Energía Eléctrica, Jesse Chacón, cuando le acompañó a la Cumbre Iberoamericana de Monterrey: “… hasta que el mencionado Presidente le propuso al Comandante Chávez una operación en el tema petrolero, a través de una empresa de su propiedad. Inmediatamente, mi Comandante se puso de pie, apoyó sus manos sobre la mesa y sobre la habitación donde se efectuaba la reunión cayó un largo silencio. Para mí duró un siglo; me imagino que en la realidad serían unos 15 segundos. Al terminar el largo silencio, mi Comandante se dirigió al otro Presidente y le dijo: —Voy a pensar que esta reunión nunca ocurrió, por favor, salga por la misma puerta por donde ingresó—.
El Presidente que había solicitado la reunión trató de enmendar su error; pero mi Comandante le repitió: —Voy a pensar que esta reunión nunca ocurrió, por favor salga de la habitación—.
Al salir el Mandatario, Chávez me miró y me dijo: —Por eso es que nuestros pueblos viven en la miseria, quienes llegan al poder no lo hacen para trabajar, sino para su beneficio personal—”
Quisiera, antes de precisar mis críticas, dejar claro que en lo absoluto este escrito va dirigido contra persona alguna; pero sí en contra de viejas y miserables prácticas que, desde hace años, están acabando con lo que -para mí- es la más importante industria estratégica del país, y en la que laboro desde hace varios lustros.
Veamos: desde que ingresé a COROPELEC, observé con gratitud y alegría a través de los medios de comunicación cómo nuestro Camarada Presidente estampaba “la Rabo e Cochino” a cuanta solicitud de recursos (para todas las áreas) le hacían todos los presidentes de turno de la industria: “Señor Presidente, para esa planta de generación se necesitan tantos millones”. Aprobado, respondía el Comandante.
“Para el proyecto de mejoras en el área de distribución se necesita tanto”; apruébese, indicaba nuestro Comandante Supremo. “Para la Convención Colectiva de los trabajadores del Sector Eléctrico, se necesitan tantos millones” “Los trabajadores, no sólo los de CORPOELEC, respondió el Comandante, todos los trabajadores de nuestra patria cuentan con el apoyo de este humilde soldado, para ellos y para su familia, socialismo, y la mejor calidad de vida ¡aprobados esos recursos para la Convención Colectiva de los trabajadores del Sector Eléctrico! ¡Me la juego con los trabajadores!”, resaltaba el líder de la Revolución Bolivariana de Venezuela.
Ahora me pregunto, ¿A dónde fueron a parar esos recursos? ¿Por qué, desde hace más de siete años nuestra Industria Eléctrica ha venido deteriorándose en todas sus áreas hasta llegar al estado en que se encuentra actualmente? ¿Por azar? ¿Por cosas del destino? ¡Obviamente que NO!
Tal vez, la respuesta esté en algunas de las interrogantes que, a continuación, me planteo:
¿Sabría el Comandante Chávez que, desde el inicio de su gestión, más del ochenta por ciento de las gerencias y otros cargos de confianza fueron ejercidos y aún siguen siéndolo por personas que le odiaban y les causaba repulsión todo lo que tuviese que ver con el 4 de Febrero o la Revolución Bolivariana?
¿Llegaría a oídos del ilustre hijo de Barinas que los “líderes sindicales” pésimos ex dirigentes adecos y copeyanos, designan y remueven a su antojo gerentes? Ahora que hay elecciones sindicales hay dos bandos, ninguno es peor que el otro.
No es que en nuestra Industria Eléctrica no puedan laborar hermanos venezolanos que no estén de acuerdo con la Revolución Bolivariana, ¡por supuesto que sí pueden hacerlo! Incluso, existen quienes reconociendo su antipatía por el gobierno; han sido más responsables y cumplidores de sus actividades cotidianas que muchos que se autodenominan “revolucionarios”. Pero, tener a gerentes en cargos estratégicos, y que además, odien a la Revolución Bolivariana, es como demasiado. O tener a un trabajador que no cumpla o cumpla a medias con su horario de trabajo, para al final de la jornada salir a trabajar “horas extras” o trabajar un día feriado que le genere al final de mes hasta cuarenta mil bolívares; Tampoco creo que sea un acto de patriotismo. Menos aún, parte del socialismo.
¿Será que supo Chávez que esos gerentes (con alguna que otra excepción) se valen de sus cargos para recibir dádivas y usan los pocos vehículos operativos con los que aún cuenta la empresa para su uso personal (utilizándolos los fines de semana en sus fincas, por ejemplo)? ¿Y de la repartición de contratos? Da asco hablar.
¿Sabría ese humilde soldado la fiesta que armaron dentro de nuestra industria el 11 de abril de 2002 personas con altos cargos y que, luego de su regreso triunfal dos días después, siguieron ejerciendo eso es cargos con su cara bien lavada? Algunos de ellos ya no están en la empresa, sino en otros organismos públicos, con “más altas responsabilidades revolucionarias”.
¿Le contarían al Comandante Supremo que gerencias o direcciones en áreas estratégicas cómo distribución, entre otras, fueron o están siendo ocupados por JEFES DE CAMPAÑA DE LA OPOSICIÓN o voceros de la MUD, quienes además ingresaron a la empresa a cuanto familiar y amigo se les vino en gana?
¿Estaría al tanto nuestro Presidente Chávez que hay un selecto grupo de trabajadores (menos de un veinte por ciento) que generan ingresos de hasta un millón de bolívares fuertes al año mientras que el otro ochenta por ciento no pasa de ochenta millones al año (incluye aguinaldos y vacaciones)?
Con razón un alto representante del gobierno dijo una vez “es que esos trabajadores de CADAFE ganan mucha plata”. Claro, si sumamos todos los ingresos y lo dividimos entre el número de trabajadores, se llegará a la errada conclusión que, en promedio, los trabajadores de CORPOELEC devengamos entre doce y diecisiete mil bolívares al mes, cuando en realidad existe el pequeño grupo que tiene ingresos de más de cuarenta mil bolívares mensuales y la gran mayoría que está entre tres mil y seis mil bolívares. ¿Será por eso que la convención colectiva (¡2009-2011!) jamás se cumplió? ¿O se cumplió para el grupito? ¿Será por eso que no tenemos agua, ni papel para trabajo, ni medicinas, ni seguro, y nuestras cajas de ahorro están insolventes?
¿Sabría Hugo Chávez que -dentro del salario integral de los trabajadores de CORPOELEC- van incluidos trecientos ochenta bolívares para el pago por servicio de energía eléctrica y, sin embargo, hay trabajadores (algunos con cargos de importancia) que adeudan a la empresa hasta veinte facturas?
Una última pregunta: ¿Alguna vez le contarían a ese ser henchido de tanto amor por su patria y por su gente, como lo fue “El arañero de Sabaneta”, que nuestros vigilantes tienen que esperar hasta cinco meses para cobrar su sueldo, y cuando lo logran cobrar es para pagarle al prestamista (muchas veces un vivaracho trabajador de la empresa) que “les hace el favor” de prestarles dinero al veinticinco por ciento de interés?
A pesar de ello, nuestros vigilantes no abandonan su sitio de trabajo y muchas veces tienen que enfrentar (desarmados) agresiones físicas por parte de grupos que aprovechan las fallas de nuestro sistema para arremeter contra nuestras instalaciones. ¿Habrá conocido esa triste realidad nuestro inmortal presidente? Estoy seguro que no.
Ahora sí quiero yo decirle una cosa, Comandante Supremo, desde mi más sincero sentimiento, hasta donde quiera que usted se encuentre (aunque todos sabemos que desde aquel fatídico cinco de marzo, usted está en el alma y en el corazón de todos los que amamos esta patria hermosa y digna) Sepa que en la Industria Eléctrica hay hombres y mujeres que queremos sacar nuestra empresa adelante, no terminar de exprimirla, como quieren muchos. En CORPOELEC hay trabajadores con mística, con responsabilidad y con respeto. Es hora de decir basta a esos alevosos y astutos que han llevado a nuestra Industria Eléctrica a su más profunda crisis, y que, lamentablemente, aún siguen allí, con franelas y gorras rojas, pero con sonrisa de hiena pensando en como enriquecerse más.
También quiero preguntarle al Ministro de Energía Eléctrica Jesse Chacón; el mismo que acompañó a Chávez en aquella cumbre en Monterrey: ¿Cree usted que Chávez conoció a esa CORPOELEC? ¿Cree usted que esa CORPOELEC existe? La posibilidad de confirmarlo en estos momentos está en sus manos. Y si llegase a convencerse de esa triste realidad, esperamos que asuma la honesta y digna actitud que asumió nuestro Comandante ante aquel innombrable presidente que le hizo tan inmunda propuesta delante de usted. Esperamos que identifique y reúna a esos viles burócratas y, parafraseando a nuestro Comandante Supremo, dígales usted: “Voy a pensar que esa CORPOELEC nunca existió, por favor salgan por la misma puerta por donde ingresaron”
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