LONDRES (Reuters) - El Partido Baath de Saddam Hussein exhortó el sábado a los iraquíes a "atacar sin piedad" a la ocupación estadounidense y a Irán para vengar la ejecución del ex presidente iraquí, pero advirtió a sus seguidores de que no sumerjan al país en una guerra civil.
"Hoy es su gran día. Ataquen sin piedad al enemigo unido en Irak: Estados Unidos e Irán," dijo el partido en un comunicado publicado en un sitio en internet.
"Olviden sus estructuras organizativas y tomen la posición de honor que merecen, que es vengar a Saddam Hussein," dijo el comunicado de www.albasrah.net.
El comunicado se conoció poco después del ahorcamiento del ex presidente iraquí en las primeras horas del sábado por crímenes contra la humanidad, a más de tres años de su derrocamiento en manos de las fuerzas lideradas por Estados Unidos.
La ejecución de Saddam se realizó durante el primer día de la fiesta musulmana Eid al-Adha, después que una corte lo condenara por la muerte de 148 chiítas iraquíes en el pueblo de Dujail en 1982. El incidente se produjo después de un intento de asesinato en su contra.
La muerte de Saddam dividió aún más a los iraquíes.
La mayoría chiíta que goza del respaldo de Irán y sufrió bajo el gobierno de Hussein festejó la ejecución, mientras sus compatriotas sunitas, que respaldaron al ex líder, expresaron su enojo.
El Baath, que gobernó Irak durante más de tres décadas hasta la caída de Saddam pero ahora está prohibido, advirtió a sus seguidores que no dañen a sus hermanos iraquíes.
"Que su respuesta destructiva sea a través de la jihad (guerra santa) contra la ocupación y contra Irán," dijo el comunicado.
"Eviten las reacciones contra los iraquíes, porque eso es lo que quieren Irán y Estados Unidos, convertir la jihad contra la invasión americana iraní en una guerra civil. Nuestra venganza de Estados Unidos e Irán será vencer la ocupación y provocar más pérdidas," agregó.
Saddam llevó adelante una guerra de ocho años contra Irán en la década de 1980. Su partido Baath responsabiliza a los clérigos chiítas de Irán y a Estados Unidos por la violencia sectaria que condujo a Irak al borde de la guerra civil entre sunitas y chiítas.