Vivimos un cristianismo y una religión social, advierte el sacerdote

Padre Gazo: "El presidente Chávez es mejor predicador que todos los predicadores juntos"

El Presidente de la República ama al pueblo y ama a Jesús

El Presidente de la República ama al pueblo y ama a Jesús

Credito: Luis Franco

El Vaticano debe perder su poder para ganar en el amor, sentencia el sacerdote jesuita. Hay muchos obispos que no están con la visión oficial de la Iglesia contra el Gobierno Nacional, asegura

29 Marzo 2010El padre Jesús Gazo es, desde hace varios años, un sacerdote de frontera al que le siguen centelleando los ojos azules y que pronuncia palabras tan sencillas como contundentes. Un sacerdote de frontera (radicado en el estado Táchira) que mantiene su cordón umbilical con Caracas (donde dirigió durante más de tres décadas la Parroquia Universitaria de la UCV); de hecho, se encuentra ahora en la capital del país para participar en ejercicios espirituales propios de la Semana Santa y de su congregación: los jesuitas.

“Junto a las fiestas de Navidad, la Semana Santa es la fiesta más grande del pueblo cristiano. Lo que ocurre es que, conforme pasa el tiempo, se va perdiendo el sentido profundo que tiene la Semana Santa”, reflexiona quien también es capellán de la Universidad Católica del Táchira.

-¿A qué atribuye esto? ¿Es la Iglesia responsable?

-Yo creo que somos responsables todos. Pienso que Venezuela se ha convertido en un país de misión. Somos un país católico, todos nos bautizamos, pero la gente asume un compromiso sin saberlo, los padres asumen un acto de fe, creen en Dios Padre salvador, en la vida eterna, en la Iglesia…

-Pero no pasa nada más.

-Desgraciadamente no. Vivimos un cristianismo y una religión social, cultural, de costumbres. Es muy superficial.

-Usted dice que todos somos responsables de eso. ¿Qué tan responsable es la Iglesia?

-Todos somos Iglesia. Creo que la educación futura de la Iglesia dependerá de las familias. Necesitamos familias cristianas, que transmitan a sus hijos valores profundamente cristianos. En las parroquias se reúnen las familias, existe la misa dominical. Antes era algo como obligatorio, ahora a nadie le decimos que vaya a misa por obligación.

Su experiencia en la Universidad Católica del Táchira es positiva. “Hacemos misas en salones. Prácticamente se confiesan todos. La gente, en condiciones normales, casi no se confiesa”.

-¿Debe modernizarse la Iglesia Católica?

-Pues sí. Hasta en la misma confesión. Nosotros hacemos actos comunitarios personales, no rompemos con el esquemas oficial, pero es una variedad, y la gente sale feliz. Ahora, ¿cuánto le dura?
LOS ESCÁNDALOS DEBEN SER MOTIVO DE REFLEXIÓN

La “Iglesia jerárquica”, admite Gazo, tiene mucha responsabilidad en la falta de compromiso. “Los párrocos y los sacerdotes tenemos mucha responsabilidad. A lo mejor no nos acercamos a lo que quería Jesús: transmitir una Iglesia de amor, de comunidad, de comunión, de compromiso”.

-En Venezuela parece que la jerarquía está enzarzada en una pelea contra el Gobierno Nacional.

-Vamos a separar la jerarquía, y algunos obispos. Hay muchos obispos que no están con la visión oficial de la Iglesia.

-¿Y por qué no hablan?

-Seguramente para que no haya una discordancia, aunque tendría que haberla. Pienso, por ejemplo, en monseñor Moronta, y él me dice que hay otros obispos como él. Muchas veces el presidente Chávez es mejor predicador que todos los predicadores juntos cuando hablamos de algo que es una verdad.

-¿Por qué cree que es un buen predicador?

-Porque creo que lo siente. Tiene dos grandes ventajas: ama al pueblo y ama a Jesús, y lo considera como el salvador. Tal vez le puede faltar una dimensión más teologal, pero el mensaje fundamental de Jesús, de amor a los pobres y al pueblo, eso lo transmite el Presidente.

-¿Y la jerarquía de la Iglesia? ¿Lo transmite?

-A veces deja un poco que desear, me parece, en su mensaje. El obispo Moronta trata, y lo hace bien, y llega a la gente, y tiene predicamento, y bueno… estamos unos cuantos que buscamos por todos los medios dar un sentido profundo.

La Iglesia, enfatiza el sacerdote jesuita, “tiene que ser comunidad y pueblo de Dios. Es el gran hallazgo del Concilio Vaticano Segundo. Hay comunidades que no tienen sacerdote y celebran la eucaristía, porque lo sienten. Roma no lo acepta, pero ¿allí está Jesús? Claro que está Jesús”.

En su opinión, la Iglesia a la que pertenece no puede ser poder, “pero lo tiene. El Vaticano tiene poder, y tiene que perderlo para que tenga el poder del amor. Esto es lo difícil”.

-Por una parte se le pide al pueblo el reencuentro con su fe profunda, y por otro, la Iglesia está envuelta en escándalos.

-El escándalo ha tocado a la Iglesia, y tiene que ser un motivo de reflexión. Somos humanos, y como humanos tenemos esas debilidades, y cuando aparecen, aparecen magnificadas porque deberíamos ser lo contrario.

-¿Se magnifican por la hipocresía?

-Más que hipocresía, el silencio. Y ese silencio es lo que más daño le ha hecho a la Iglesia. El no manifestar las cosas. En estos momentos dicen “vamos a manifestarlo”, y se ha hecho algo inaudito: que esos delitos sean juzgados fuera del poder canónigo.
T/ Vanessa Davies
F/ Luis Franco
EL DINERO: UN DIOS QUE MATA TODO

“Del capitalismo al socialismo… parece mentira que ahora sí podemos hablar del socialismo. ¿Qué busca el capital? ¿El capitalismo qué busca? El dinero, el lucro. No se puede servir a dos señores, dice el Evangelio: a Dios y al dinero. El hecho es que el capital busca el dinero. El dinero es bueno para poder vivir, viajar, comer, pero que sea bueno distribuido entre todos. Ahora, cuando el dinero se convierte en capital, se convierte en un Dios que mata todo, que excluye todo”.


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