Limpíao, pulío y escupío, yo si soy un lame botas!

Yo no tengo el menor problema en declararme limpiabotas de mi Revolución, lamebotas, para los escuálidos y los criticadores de oficio. Sin la más mínima vergüenza, así como cuando era carajito y mi padre me llevaba a la Plaza Candelaria y yo me tripeaba a los carajitos limpiándole sus zapatos tres coronas, que con sus cajas llenas de latas que sacaban todas haciendo una algarabía de sonidos metálicos sobre la acera, se fajaban embetunando uno, daban dos golpes con el cepillo a la caja y mi viejo cambiaba de pie, embetunaban el otro y cambio de pie otra vez, luego el cepillao, cambio, cepillao y cambio otra vez, para empezar el pulío, que siempre les quedaba más brillantes cuando le escupían la punta del zapato y lo frotaban con el trapo apretado a sus dos dedos y salía el brillo más brillante de mi infancia, así con ese mismo afán y con la misma entrega yo le limpio las botas a mi Revolución, a mi Comandante y a mi pueblo, gústele a quien le guste o disgústele a quien disguste.

Esta hermosa Revolución podrá tener mil problemas, errores también y de igual forma tiene mil espacios donde discutirlos, yo no usaré ninguna de las páginas que me brinde Aporrea para ensuciarla o para darle pie a dudas o posiciones que no aporten unidad, unidad y más unidad. Si hay errores, cada día hay mil cosas que pasan que superan los errores, mil acciones que difundir para que se crea más en lo que hacemos, mil ejemplos para enaltecer la marcha indetenible que hacemos todos. La tarea más necesaria es la de enseñar, la de crecer, la de sembrar, la de crear, la de soñar.

Yo no voy por el mundo mendigando reconocimientos ni cobrando salario alguno por hablar, voy pagando eso si, mi cuota de entrega diaria a la construcción, jamás a la destrucción, de la nueva patria. Voy con mi frente bien alta, a la lucha diaria, esgrimo mi tintero para grafiar denuncias no para hacer tachas en las páginas de mi patria. Para llenar de sueños y esperanzas, que desdibujan a los errores y hacen florecer soles que destiñen las sombras de los tinteros oscuros de los pronosticadores de crisis y de desastres.

Salgo cada día con mi uniforme de pueblo, hablo con la gente humilde que baja de los cerros, veo en sus miradas la esperanza sembrada en el sueño que luchamos todos, necesario es vencer, pienso y pienso que para vencer hay sólo que andar hacia delante, que se quedarán atrás todos los que no son, que las cosas que atrasan se caerán y que todos debemos continuar y continuar. Salgo cada día con mi caja de limpiabotas, cargada de betunes de todos los colores, con trapitos de retazos de amor de mi gente y con la saliva hermosa del pueblo para llegar al final del día con las manos sucias de negro, marrón, rojo o amarillo, sin conflictos ni apetencias de poder, cansado, felizmente cansado de haber hecho el trabajo que todos debemos hacer diariamente, salir a lustrar y hacer brillar, más todavía que las puntas de los zapatos de mi padre a nuestra hermosa revolución.

Salir a pulirle las botas al Comandante de nuestra Revolución!

Adelante Comandante, siempre adelante!!

Patria, socialismo o muerte: Venceremos!!!

brachoraul@gmail.com


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Raúl Bracho


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