¿Hay una infiltración programada?

A un verdadero aliado de la revolución, o del proceso que puja en Venezuela por parir el socialismo concreto, que mejore en gran manera la vida de los 17 millones de venezolanos, se le puede reconocer por su convencimiento sincero de que sí se quiere construir dicho proceso y para ello desde el fondo de su humanidad deben brotar las mejores ideas, las mas honestas intenciones que sirvan o contribuyan a consolidar el basamento de nuestro indetenible socialismo del siglo xxi. Debe buscar formarse a lo sumo, en todas esas teorías y prácticas que sirven de plataforma para la construcción de ese socialismo inédito que sin cesar pregona el líder indiscutible del actual gobierno: Hugo Chávez.

La honestidad insertada en su solidaridad con los millones de seres humanos que han sufrido sin cesar en carne propia las políticas corruptas e insensibles de los llamados ahora Neo liberales, pero que por siglos simplemente se escudaron en la explotación de los más débiles, debe constituir el norte y la misión de un verdadero revolucionario, miembro ahora del PSUV.

Con dolorosa tristeza debemos reconocer que es innegable que los enemigos a rabiar de esta imberbe revolución han infiltrado todos los estamentos del proceso y se ha dicho y se afirma que las viejas prácticas de la terrorosa cuarta república, hacen y comparten espacios con los que ocupan cargos de dirección y conducción dentro de las filas de la revolución.

Reconocer esto, para un verdadero y leal camarada, debe ser motivo para acentuar la lucha y aumentar su disposición de poner al descubierto a los infiltrados y falsos revolucionarios, sin que ello se constituya en una razón para dejar fluir el pesimismo y la decepción a través de los medios de que dispone esta revolución y que por cierto son muy pocos en comparación con los que disponen los enemigos frontales del proceso revolucionario. No deben salir de nuestro teclado escritos que siembren el pesimismo, la decepción, y el posible fracaso de nuestra lucha, diseminando expresiones que tal vez buscan llamar la atención a la egoísta individualidad. Sí hay imperfecciones, pero que son corregibles y con nuestra lucha y participación podemos ayudar a mejorar y conseguir limpiar y borrar de los venezolanos las conductas oprobiosas que sirvieron a los adecopeyanos para exprimir a nuestro país y mancharlo con la avasallante corrupción.

He visto con suma preocupación como en la pagina de la revolución “Aporrea”, algunos personajes que se muestran como revolucionarios, escupen, como una aplaudible acción, toda una catajarria de expresiones que buscan hundir en la desesperación y desesperanza a los que han puesto su esperanza en este proceso, que dicho sea de paso es indetenible e inderrotable.

Pongo por ejemplo estas de muchas que a cada día se vierten en la página:

“La Revolución no contiene trazas de quinta columna; lo que está es cundida de ladillas neoadecas quienes ponen en práctica aquel adagio mafaldiano de que un millón de pulgas no pueden detener un tren pero sí llenar de ronchas al maquinista” (El golpe que viene, Aporrea 15/10/09). Bueno sería que se lo lean completo.

Otra: ¿Es esto expresión de una revolucionaria verdadera? ¿Sarcasmo o ironía?

“Y mi gran preocupación, es que parece que sólo el Sr. Todopoderoso, omnipotente y omnipresente Hugo Rafael Chávez Frías, debe revisar, rectificar y reimpulsar” (¡Auxilio presidente ¿Quién podrá ayudarnos?) (Aporrea 15/10/09).

Pueden estar seguros de que la oposición se frota las manos de satisfacción al leer estos artículos, y la pregunta que surge en la mayoría es ¿son estos revolucionarios o al menos aliados sinceros del proceso? Yo lo dudo.,

Nuestra lucha debe ser frontal e inteligente, convencidos de que no será fácil pero creyendo que el pueblo nunca más será embaucado por esos dinosaurios del pasado reciente, que están acostumbrados a manipular las consciencias con el propósito de volver a instaurar en el país su régimen de perversión e irrespeto a la dignidad del ser humano. Son tan inicuos que infiltran los espacios, pero no pueden ocultar sus propósitos. Influencian las mentes de los jóvenes, pero no los forman para la dialéctica de la confrontación honesta, sino que los inducen a mostrar sus posaderas en un acto, de ridiculez, programado.


jehovaesmipastor31@gmail.com




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Luis Daza


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