¡Uyyy si Chávez lo hubiese hecho!

Entrañable ¿eh?

¿Se imagina el escánadalazo que estaría prendido si Chávez va al Vaticano y no se hinca de rodillas ante el Papa, no le besa el anillo pontificio, y se limita a saludarlo dándole la mano izquierda, por tener la derecha enyesada tras un accidente jugando beisbol?

Si dijeron lo que dijeron cuando Chávez se arrodilló ante Papa y le beso el anillo, les dejo el ejercicio de elucubrar que estarían diciendo el Cardenal Rosalio Castillo Lara, Baltazar Porras, la Marta Colomina, La Nitu Pérez Osuna, la Patricia Poleo, la Marianela Salazar, el Napoléon Bravo... bueno hasta el floripondio del cronista social de El NaZional, el tal Roland Carreño, si Chávez hubiese hecho lo que ayer hizo José Luis Rodríguez Zapatero en el Vaticano.

Juan Vicente



Martes, 22 de junio de 2004


Mano izquierda de Zapatero ante la reprimenda del Papa

El Papa recrimina a Zapatero aspectos morales de su política

El presidente se abstuvo de postrarse ante Juan Pablo II y de besarle el anillo papal, y sólo le saludó con un apretón de manos

Irene Hernández Velazco. Corresponsal

ROMA.- Juan Pablo II volvió ayer a arremeter contra los planes de José Luis Rodríguez Zapatero de legalizar las uniones gays, ampliar los supuestos del aborto y agilizar los trámites de divorcio.En su primer encuentro con el presidente del Gobierno español tras su victoria en las elecciones del 14-M, Karol Wojtyla no pudo evitar reafirmarse en sus críticas a la política del Ejecutivo socialista sobre la interrupción voluntaria del embarazo y las uniones del mismo sexo, haciendo un llamamiento a Zapatero para que «conserve los valores morales y culturales de España, así como sus raíces cristianas».

Pero hay que decir que el jefe del Ejecutivo español también dejó clara su actitud ante la Iglesia, convirtiendo sus gestos en toda una declaración de intenciones. Zapatero se abstuvo ayer de postrarse ante Juan Pablo II y de besar su anillo papal. El presidente español optó por saludar al Pontífice con un muy laico apretón de manos, con la mano izquierda además, pues Zapatero llevaba ayer la mano derecha vendada como consecuencia de una lesión que sufrió el domingo mientras jugaba al baloncesto con sus hijas.

Tras los saludos de cortesía, el jefe de la Iglesia Católica y el presidente del Gobierno español permanecieron solos durante 13 minutos en la biblioteca del Pontífice, en una entrevista privada en la que ambos hablaron en castellano y que estuvo dominada por las relaciones bilaterales entre el Vaticano y España. Al término del encuentro a puerta cerrada entre ambos mandatarios, Juan Pablo II pronunció un breve discurso en presencia del resto de miembros de la delegación española, integrada entre otros por el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos; el subsecretario de Exteriores, Luis Calvo; el secretario general de la Presidencia, Nicolás Martínez Fresno; y la directora general de Asuntos Religiosos, Mercedes Rico.

Raíces cristianas

Fue en esos siete minutos de alocución cuando Juan Pablo II puso en evidencia su deseo «de proseguir con buen clima las relaciones de colaboración» entre la Iglesia y el Estado español, y donde, con voz firme y vocalizando bastante bien, pidió a Zapatero que España conserve los «valores morales y culturales, así como sus raíces cristianas».

Y, por si cupiera alguna duda, el Pontífice recalcó que se reafirmaba en todo cuanto el pasado viernes le dijo al nuevo embajador español ante la Santa Sede, Jorge Dezcallar, durante la presentación de sus cartas credenciales. «Hace unos días, recibiendo a su nuevo embajador, he tenido la oportunidad de referirme a algunos aspectos de la sociedad española. Reafirmando cuanto he dicho en tal ocasión quiero renovarle mi sincero agradecimiento por esta amable visita», afirmó el Santo Padre durante la audiencia.

El Papa manifestó en aquella ocasión su fuerte oposición al aborto y a los matrimonios entre personas del mismo sexo, pidiendo al Gobierno español que garantice el derecho fundamental a la vida, que defienda a la familia basada en el matrimonio entre hombre y mujer y que respete la enseñanza de la religión católica en las escuelas públicas. «Sepa que puede contar con la Santa Sede para trabajar unidos en la gran causa de la paz y en favor del progreso espiritual de los pueblos, para ayudar a la erradicación del terrorismo y de la violencia en todas sus formas y para alcanzar el mayor logro de las legítimas exigencias de la persona, con su dignidad, derechos y libertades», añadió el Pontífice en su entrevista con el jefe del Ejecutivo español.

Tras el discurso del Papa, a Zapatero se le brindó la oportunidad de pronunciar algunas palabras. Pero el presidente español rechazó tal invitación con una suave negación de cabeza, cogiendo directamente el cuadro abstracto del pintor toledano Rafael Canogar que llevaba como presente para Juan Pablo II y entregándoselo al Pontífice, quien a su vez obsequió al presidente del Ejecutivo con las 20 monedas que representan los misterios del rosario.

Fue al despedirse de Zapatero cuando Wojtyla se volvió a la delegación española y piropeó a su invitado: «Tienen un presidente muy joven y eso está bien». El aludido respondió cometiendo un leve pecado de vanidad: «Sí, está bien». «Ha sido una visita muy cordial y entrañable», aseguró Zapatero a los periodistas al término de su encuentro con Juan Pablo II. «Le he transmitido a Su Santidad la voluntad del Gobierno español de mantener una relación abierta y de diálogo con el Vaticano, con la Conferencia Episcopal española y con la Iglesia católica en general», añadió, entre los gritos y aplausos de un grupo de turistas españoles que le vitoreaba.

Zapatero manifestó que en el encuentro se realizó «alguna reflexión sobre el proyecto de la Unión Europea donde tenemos una voluntad compartida de que vaya adelante con toda la fuerza y con toda la unión» y también sobre la situación en Oriente Medio.

Pero, además, la visita de ayer también sirvió para subrayar el muy diferente talante de José Luis Rodríguez Zapatero con respecto a su predecesor, José María Aznar, ante las cuestiones religiosas. Hace cinco meses, el 23 de enero pasado, el entonces presidente Aznar se presentó en el Vaticano acompañado de su mujer, de sus hijos Alonso y Ana y de su yerno, Alejandro Agag, y saludó al Pontífice postrándose ante él y besando su anillo papal.

Apretón de manos

Rodríguez Zapatero no sólo se limitó a saludar ayer al Pontífice con un simple apretón de manos sino que no acudió a la audiencia con el Pontífice en el Vaticano acompañado de ningún familiar.

La reacción de los colectivos de homosexuales a las palabras del Papa no se hicieron esperar. El área de Asuntos Religiosos de la Federación Estatal de Lesbianas y Gays (FELG) emitió ayer un comunicado lamentando los reproches del Pontífice. Según la FELG, éstos «no se corresponden con el pensamiento de la mayoría de los cristianos de base». Por su parte, el presidente de la Fundación Triángulo por la Igualdad de Gays y Lesbianas, Miguel Angel Sánchez, calificó de «injerencia en un país extranjero» la actitud que mostró Juan Pablo II ante Zapatero.

El Mundo. España.






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Juan Vicente Gómez G.


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