Comentario sobre la muerte de un soldado

La mui lamentable muerte de dos soldados venezolanos de Fuerte Mara, ha sido extensamente comentada en prensa, radio i televisión i, como es natural, esta sometida a una rigurosa investigación, pues fallecieron por extensas quemaduras, ocasionadas por un incendio en una celda de castigo. Por esas circunstancias las especulaciones de la oposición han sido tan extremas, ridículas o falsas que, hasta han llegado a la versión de haber sido achicharrados con un lanzallamas. Sobre ello ya se ha dicho bastante, la Asamblea Nacional ha nombrado una Comisión investigadora; la diputada Cilia Flores ha hecho importantes aclaraciones i, principalmente, el cuerpo médico de un hospital que posee, el mejor equipo profesional i las instalaciones más apropiadas para el tratamiento de quemaduras, recordando que el creador de ese servicio especializado, fue obra de un distinguido i brillante compañero de promoción, el Dr. Rafael Soto Matos. Allí quedaron, luego, sus alumnos i nuevos especialistas que tienen una de las mejores labores asistenciales en todo el país. El Ejército venezolano i el gobierno bolivariano, no han escatimado esfuerzos i gastos, para proporcionarles a todos los soldados quemados, la mejor atención médica que pueda desearse.

Sin embargo, lo que me motivó a escribir estas líneas, ha sido la indignación que me ha producido, saliéndome de mi propósito de no ver otros canales de televisión –en relación a noticias i comentarios políticos- que no sea el canal del Estado, la entrevista que el célebre desplazado de Mingo, hacía a un personaje quien, con su semi-calva, bigotes i barba, daba la impresión de un verdadero sabio francés o inglés, llamado Raúl Arrieta, profesor de Derecho de la U.C.V., quien pontificaba sobre los Derechos Humanos, en referencia a la muerte del ciudadano Ángel Ciro Pedreañez, un joven de apenas 20 años según creo. Para este profesor, obviamente el responsable de esa muerte es el tirano o dictador Hugo Chávez Frías, pero participando de la misma responsabilidad, el Ministro de Defensa García Carneiro i como cómplice por omisión el Fiscal General Isaías Rodríguez. I como es costumbre, invocaba el Derecho Internacional, Códigos, que son “fantasmas” que los Estados Unidos hacen correr, como los niños de la obra de Oscar Wilde, “El Fantasma de Carterville”; porque si algún país pasa por encima de la ONU i de todo el Derechos Internacional, es ese que lesiona diariamente los DDHH i nuestra soberanía, con la aprobación de personalidades como estos “magníficos profesores” de Derecho. Sin darse cuenta de las acusaciones que hacen, prácticamente acusan a Gremio Médico del Hospital Coromoto, pues prácticamente para “no dejar que Pedreañez descubriera que fueron quemados por órdenes superiores” (hai una grabación “sensacional” al respecto), los médicos actuaron como sicarios del gobierno para dar muerte al soldado, i en Mingo, con su característica obsesión de inculpar, habló de la posibilidad DE UNA INYECCIÓN LETAL. Parece que éste ha sido el único muerto en los años de “guerra a muerte” que la oposición ha desencadenado para seguir desestabilizando al país, e implorando una intervención extranjera, para restituirle los privilegios, i el paraíso de la corrupción (El Paraíso Perdido, no de Milton, sino de AD-COPEI), a quienes fueron destruyendo al país durante más de cuatro décadas. No sé si el cuerpo médico del Hospital Coromoto de Maracaibo, permiten que se les ofenda de esa manera, i entrevistado i entrevistador ignoran los 19 muertos del Golpe de Estado, o el asesinato de tres soldados i una muchacha, por los militares de la Plaza Altamira, el asesinado a cada rato de un campesino hasta sumar hoi unos 72, o el asesinato del Dr. Doria en Machiques i posteriormente el de su padre, o recordando solamente pocos años atrás los muertos del Caracazo o del Amparo. Nunca, por esta inmensa cadena de crímenes, se formó tal alharaca, ni nunca vi a mi colega Dianela Parra tan preocupada por una muerte, más cuando ella sabe que un quemado extenso, puede tener, fuera de sus lesiones externas, verdaderamente una intoxicación mui grave de su sangre, lo que lesiona internamente muchos órganos, especialmente cerebro, corazón, riñones o hígado, por lo cual casos como el que ha ocurrido con el Sr. Pedreañez, son frecuentísimos; pero sin esperar resultados o sin tomar en cuenta el informe de la necropsia, abogados i periodistas de oposición, parlamentarios, etc., se lanzan a acusar mostrando no solamente ignorancia, sino un fanatismo político enfermizo e irracional. Los familiares, a quienes el envenenamiento mediático los hará sufrir más, les recomiendo reflexionar debidamente los hechos.





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Roberto Jimenez Maggiolo


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