¿Del aumento extra de Fedecámaras qué?

“Ese aumento salarial dado por Chávez, es una miseria. Por eso nosotros daremos uno superior”.

Esto, es bueno recordarlo, lo expresó el presidente de Fedecámaras, a raíz del anuncio de las medidas económicas por parte del ejecutivo nacional.

Fedecámaras, no acierta nunca en sus pronósticos; nada generoso, progresista ofrece. Si alguna vez se le ocurre proponer algo que pareciera bueno, generalmente es el envoltorio de algo engañoso y cruel, no cumple su palabra. Lo que les agrada y caracteriza es el proceder del “flamante empresario”, que esconde carros y cuanta cosa pueda para el engorde.

Los economistas que sirven al organismo suelen hacer diagnósticos y sacar conclusiones acerca del futuro que nunca coinciden con lo que luego sucede. Ellos son lo más parecido a los antiguos pronosticadores del tiempo, que cuando anunciaban lluvias, el sol radiaba intensamente y viceversa. No obstante, los del vigilar el tiempo, generalmente se equivocaban por carecer de tecnología adecuada y no por mala intención.

Veamos unas pocas muestras para fundamentar lo dicho con respecto al organismo empresarial. Dijeron que si se modificaba la Ley del Trabajo en lo que correspondía al cálculo de las prestaciones sociales, las inversiones y los salarios de los trabajadores subirían como la espuma. Ninguna de las dos cosas, que en gran medida dependía de ellos, se produjo. Y a Petkoff dejaron como el gran pendejo o alcahueta que terminó “Tal Cual”.

Ahora mismo, Fedecámaras, sus técnicos o adivinos y otros que se prestan para lo mismo sin que uno sepa por qué, afirmaron que los precios del petróleo se mantendrían bajos por largo tiempo. Claro, eso no fue más que la manifestación de un deseo que sirviese para acabar con Chávez.

Uno que no es economista y menos de esos inteligentes y agudos, ayudado por el simple sentido común y la opinión de algunos técnicos no disociados y menos tarifados, pensó que si el mercado petrolero no reaccionaba con prudencia ello podría significar el derrumbe catastrófico del sistema capitalista. Y hasta China, dicho así para no generar inconformidades y protestas, se las vería negra y los rasgados ojos de sus nacionales se les saldrían de las órbitas. La deuda gringa con los chinos es de tal magnitud, que si Estados Unidos se hunde, se lleva pegada a sus anzuelos una pesada carga.

Incluso, según conocedores del asunto petrolero, la lentitud del ascenso de los precios del hidrocarburo, en gran medida, está determinada por el alto nivel de inventarios que todavía mantienen los intermediarios y países grandes consumidores. Cuando esto se escribe el precio del barril rebasó los setenta dólares. En cuanto al venezolano, el promedio anual hasta mayo, ya había superado la cifra de cuarenta dólares prevista en el presupuesto.

Es decir, en Fedecámaras no pegan una y por eso ya ni sus afiliados les creen y menos cuando metidos a políticos militantes, a cada instante cometen disparates. Tantos que por el deseo de salir de Chávez, ruegan por sucesos que, en primer término se llevarían a ellos y sus valores. Por el odio puro y simple parecieran, gustosos, colocarse entre la espada la pared.

En lo de ofrecer y no cumplir ya hemos visto como han actuado. Ofrecen y nunca cumplen.

Cuando el presidente habló de hacer ajustes en el presupuesto y en materia tributaria, obligado por el rápido decrecimiento del precio de nuestro primer producto de exportación, en el organismo empresarial con sus técnicos, por su cuenta elaboraron un programa neoliberal, parecido al de Pérez, e informaron que ese sería el mismo que anunciaría el presidente porque, según ellos, no había otra salida. Se volvieron a equivocar.

Al enterarse del conjunto de medidas que el presidente aplicó, el cual no incluyó las que ellos anunciaron y esperaban con ansia para ver si aquí se desataba una “sampablera”, que se llevase a Chávez en los cachos, defraudados hablaron con frustración y de engaños. Hasta se lamentaron de manera específica que no se aumentase la gasolina y el IVA a cifras más altas que las anunciadas.

Pero, llegaron a lo inverosímil; calificaron el porcentaje de aumento del salario mínimo como pírrico y anunciaron que ellos, los de Fedecámaras, aplicarían un alza salarial muy por encima del decretado por el Presidente.

¿Y eso en qué quedó?

Pues no han vuelto a hablar más del asunto. Simplemente fue otra falsedad más para engañar incautos.

Así, además de mentirosa y fraudulenta, es la mayoría de la vieja clase empresarial venezolana, que insiste que el Estado se ponga a un lado o al frente, pero para hacer lo que a ellos les convenga. Pero si se inhibe y la deja hacer lo que a ella le venga en gana, mucho mejor.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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