¡¡La culpa es del drogadicto!!

Drogadicto, drogodependiente, consumidor, piedrero, fumón, mariguanero, adicto, rehabilitado, reinsertado, tratamiento, enfermo, heroinómano, pinchero, etc, etc, etc.

Culpable, culpable, culpable.

La culpa es del drogadicto. En esta sociedad ésta es la manera de abordar, nombrar, definir, identificar y señalar al más inocente en todos los eslabones de la larga cadena de la industria del narcotráfico. El alimenta a la industria con su adicción, que lo convierte en un obrero sin salario que 24 horas al día busca la forma de conseguir dinero para llevárselo a los jíbaros, dejando su vida en el camino, destruyéndose lentamente y por otra parte es el más detestado, maltratado, estigmatizado, rechazado, ignorado, agredido, excluido y culpable ante nuestra sociedad, de que exista la droga. Es el culpable. Así son las cosas. Claro, el jíbaro, forrado de oro, bien vestidito, empistolado,

Y siempre resuelto de billete, no. Es temido, admirado y respetado. El narco mayor, que transporta toneladas ni hablar, ese compra todo, se desplaza en camionetotas, avionetas y forrado de dólares se abre paso comprando todo. Casi un héroe, propietario de mansiones y de sicarios, es decir: intocable. El productor, ni hablar, ese ni se ve, vive en las montañas en lujosas haciendas, con jets parados en su pista que hasta van a Río de Janeiro a “traerle” media docena de garotas para amenizar una fiesta. Tiene piscinas, gimnasios, ejércitos, bazucas, helicópteros allá en cualquier montaña de la hermana república. Total la sociedad hace caer su desprecio, su asco, su odio sobre las espaldas de esos tristes seres que vemos a diario mendigando, manipulando, robando o inventando cualquier cosa para satisfacer su adicción. Sobre nuestras espaldas cae todo el peso de una sociedad, que necesita culpables para lavarse la cara de su propio sucio.

Su culpa es pagada con desprecio, con rechazo, con asco y exclusión.

¿Somos los culpables verdaderamente? O será que así como somos necesarios para mantener el flujo de liquidez a la transnacional del narcotráfico ¿también lo somos para expiar las culpas de una sociedad terriblemente enferma y carente de valores.?

Ha llegado aquel famoso tiempo de vivir, ha llegado aquel famoso tiempo de la revolución, ha llegado aquel famoso tiempo de pensar. Y pensar significa: poner en duda lo que creemos.

Aquellos que nos hemos liberado de la esclavitud a las drogas y al alcohol, recuperamos el derecho a vivir y a la vez recuperamos el derecho a pensar, es decir a poner en duda lo que creemos, lo que nos dicen, lo que se hace. Recuperamos el derecho a hablar!

Palabras que nunca se me olvidarán en la inauguración del primer foro nacional de Tratamiento, realizado por la ONA en las instalaciones de la UNEFA, hará algo más de un año, dichas por la Lic. Aleida Guedez: “ Para tratar al adicto con toda la dignidad y el respeto que se merece:!” Una frase que retumba en mi memoria. Soy señalado, nombrado, titulado, tatuado, etiquetado con esa detestable palabra: “adicto”. Sentir el profundo reclamo que la ONA hacía a los dueños de centro allí presente encendió más en mi la lucha que llevo adelante en nombre no sólo de los adictos que ya no consumimos, pero que seguimos siendo adictos, según ellos nos dicen, sino en nombre de todos nuestros hermanos que hoy, a esta hora deambulan en la soledad de la noche, revisando la basura, mendigando o rebuscando la manera de poder drogarse, o los que están hasta las metras en este instante. En nombre de todos, hablo yo.

Quiero tan sólo mencionar que hay una luz al final del túnel. Años de lucha están dando resultados que muy pronto se anunciarán al país y que no asumo el derecho de adelantar, pero que me llenan de coraje para empezar a poner las cartas sobre la mesa. La ONA el órgano desconcentrado, asignado en la Loctisep (ley sobre drogas y sicotrópicos) en su dirección de Reducción de la Demanda ha escuchado nuestra voz y esto me presagia con certeza que Venezuela dará un ejemplo contundente al mundo entero en breve plazo. Ellos sabrán informarnos en su debido momento.

La culpa, el peso de la culpa que nuestra sociedad aun con valores de la sociedad de consumo, de la sociedad enferma por el capitalismo, esa culpa que cae sobre los seres que consumen y los que dejamos de consumir drogas, nuestra sociedad tendrá que repartirla proporcionalmente entre todos sus propietarios. La culpa, con que se castiga y maltrata a los seres esclavizados por una excesiva oferta de drogas, que genera algo que se define como el “efecto cocacola” (será porque todos la toman), debe pensarse, es decir: se debe poner en duda todo lo que creemos.

Vamos a pensar, a poner en duda: todo lo que pensamos sobre “la persona que sufre de adicción a sustancias” (para que empecemos a aprender el neolenguaje) y dejemos de estigmatizar nosotros mismos a estos seres (incluyéndome).Vamos a pensar a poner en duda: los “tratamientos” que deberán pasar a llamarse: “Atención Integral”, vamos a pensar, a poner en duda: la palabra rehabilitado, que antes que abrir cierra todas las puertas y que podríamos denominar en la neolengua del nuevo modelo que generemos “entre todos”: mujeres y hombres nuevos. Vamos a aprender todos que para crear un nuevo abordaje, producto del socialismo del siglo XXI no hay que temerle a lo empírico, en toda revolución los nuevos modelos nacen de lo empírico y desplazan a los académicamente establecidos, para luego, en la dialéctica de la teoría y la práctica ir demostrando su capacidad revolucionaria de producir resultados y quitar el poder a la ineficacia existente. O inventamos o erramos, como nos manda nuestro Comandante!

Adelante, siempre adelante!


(*)Fundación Hombrenuevo

brachoraul@gmail.com


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Raúl Bracho(*)


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