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Hipocresía y cinismo político

“Las lágrimas más amargas que se derramaran sobre nuestras tumbas serán de las palabras no dichas y de las obras inacabadas"

                                            Harriet Beecher Stowe… 

Me esfuerzo siempre, en mis opiniones de ser ecuánime, con las demás personas trato  objetivamente, de ser lo más sincero posible en todo lo que expreso, diciendo todo lo que pienso, pero procurando siempre por todo lo alto no utilizar mi sinceridad para hacer criticas innecesarias que causen daño y puedan perjudicar el estado de animo de algunas personas, muy al contrario a veces opto por no decir nada, pues decir lo contrario de lo que pienso seria una actitud perversa, de alta hipocresía y cinismo.

Por encima de las palabras y los conceptos, la batalla de las ideas no significa de manera alguna  una consigna, sino que implica la total comprensión de los ideales de un pueblo en busca de su soberanía, independencia, paz y progreso.

Para muchos revolucionarios la batalla por la anhelada justicia social se ha convertido en muchos de nosotros, en una recia actitud de avanzar ante la vida misma.

Abraham Lincoln decía: “Los poderes del dinero están sobre la nación en tiempos de paz y conspiran contra ella en tiempos de adversidad. Es más despótico que la monarquía, mas insolente que la autocracia, mas egoísta que la burocracia” sic.

No me arrepiento de nada. El que se arrepiente de lo que ha hecho es doblemente un miserable, decía  un poeta.

Históricamente en la actividad política se ha comprobado que quien más utiliza los términos salvar a la patria del “régimen”, lucha a muerte contra la corrupción, la inseguridad en las calles, el alto costo de la vida de sus ciudadanos. Son los eternos politiqueros de siempre y los que más se han llenado sus bolsillos con el vil metal, a costa de los infelices ciudadanos que dicen defender.

Resulta paradójico y hasta incomprensible como en Venezuela que pretende evolucionar hacia el desarrollo y ser una autentica expresión de la voluntad popular, qué exista una casta de políticos que sigan pontificando sobre la demagogia cuando la “mediocridad filosófica” le  brota por los poros, ante la mentira y la incapacidad manifiesta en el arte de gobernar.

La hipocresía política cuando se une al cinismo, siempre apunta hacia una complicidad manifiesta, ordenada y sociológicamente concertada, que repercute directa o indirectamente, en una practica beneficiosa y no benefactora hacia el común de la gente.

El cinismo político implica por lo demás, la exaltación indiscriminada de la improbidad, de la práctica maliciosa y del doblez moral. Ocurre muchas veces que el político hipócrita no alardea de su incorrección, sino que siempre tiende al ocultamiento y a la circunspección cuando están al frente de los micrófonos y las cámaras de Radio y TV.

En cambio el cínico politiquero, presume mucho de lo que sabe que es un impostor arrogante y pendenciero, así el perfil del cínico político. Cada día con mucha indignación y, lo que es peor, con mucha indiferencia, buena parte de la ciudadanía de este país, que viven al margen de los círculos clientelares del poder, el nepotismo, el trafico de influencias, el amiguismo, la  falsa información privilegiada que pulula alrededor de gobernaciones, alcaldías, ministerios, instituciones de el estado venezolano etc. Son testigos del cinismo ramplón con el cual actúan buena parte de los políticos tanto del gobierno como de la oposición.

El cinismo, la hipocresía, la desvergüenza, la desfachatez, el descaro, la impudicia son los ingredientes corrosivos en el accionar político y son parte de la escuela filosófica socrática. Cuando el cinismo se junta con la corrupción. Entonces el deterioro afecta el cuerpo y el alma de la República.

Muy poco son los políticos que, cuando son criticados por los medios de comunicación, censurados por el pueblo o investigados por la justicia, intentan engañarlos o confundirlos, utilizando con frecuencia sus terminales mediáticos, para señalar que las criticas, en realidad lo que buscan es perjudicarlos.

José Martí decía: “Lo que un grupo ambiciona, cae. Perdura siempre lo que un pueblo quiere”. Por eso es que hay estar siempre en política con el: Veni, Vedi, Vici con la ética y la moral revolucionaria siempre por delante. Porque hay una frase lapidaria que reza lo siguiente: “Los que hacen las revoluciones a medias no hacen más que cavar sus propias tumbas” sic.

Percasita11@yahoo.es  
 
 
 


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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

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