La ley de pesca y la especulación

El pecado del pescado

Celebramos la aprobación de la Ley de Pesca, vemos en ese instrumento legal un avance fundamental en las luchas ambientalistas. Acabó el tiempo de las cacareadas Cumbres del Mar, en las que se redactaban manifiestos para engavetarlos, mientras las flotas pesqueras de los países desarrollados continúan con sus prácticas antiecológicas y se burlan del mundo asesinando ballenas y cuanto bicho de escama se le atraviese.

La Revolución Bolivariana se caracteriza por su contenido ambientalista, lo que ha validado nuestro proceso ante los ojos de las organizaciones internacionales auténticamente ecologistas y a la vez ha sido escarnio para las transnacionales y sus gobiernos asociados.

Muchos compatriotas en nuestro país no tienen idea de la influencia que ejercen las organizaciones ambientalistas de los países del llamado “primer mundo” en la formación de conciencia, revelando la verdadera destrucción de los recursos marinos, como lo es el mar, ese reservorio de alimentos, que aún si haber sido utilizado en sus potencialidades, ya ha sido diezmado por la voracidad capitalista, como el mar Mediterráneo.

Desde los primeros momentos del proceso y tal como lo constata la Constitución Bolivariana, el desarrollo autosustentable y la defensa de los derechos del pueblo han sido principios ígneos de nuestra Carta Magna, y particularmente en lo referente a la pesca y la dignificación de los pescadores artesanales. Es oportuno que recordemos cómo el gobierno bolivariano estimuló la creación de las cooperativas de pescadores e hizo entrega de créditos para la adquisición de motores y otros insumos, para sacarlos del estancamiento en que se encontraban unos y en las condiciones de explotación en que habían sido sumidos otros.

Cuando ocurrió el golpe de Estado del 11 de abril de 2002, por acá por los ámbitos de Catia La Mar y más precisamente en la Cooperativa de Pescadores de La Zorra, inclusive en tono de chanza nos contaban cómo los escuálidos –que también los hay entre ellos- les gritaban: “Se les acabó la fiesta, ahora van a tener que devolver los motores” y luego de haber sido derrocada la dictadura de Carmona Estanga, los pescadores artesanales vieron la luz de la esperanza el 13 de abril con el triunfo popular. Hoy con la Ley de Pesca en vigencia vale hacer algunas reflexiones.

La especulación con el pescado en Venezuela tiene historia; se remonta hasta la colonia, como nos lo hizo saber Alfredo José Ugarte, a través de las Crónicas que publicaba cuando El Nacional era un medio decente. Nos contaba Alfredo José Ugarte, que tales llegaron a ser los niveles de especulación, que el cabildo de Caracas hubo de solicitar permiso a iglesia para permitirle al pueblo comer carne durante la Semana Santa, debido a que los precios del pescado hacían imposible cumplir con el precepto de prohibición de la carne que imponían los rituales católicos.

La especulación con los precios del pescado no ha cambiado nada. Hoy, día de la puesta en vigencia de la Ley de Pesca, la sardina la venden a 8 bolívares el kilo a orilla de playa, en Catia La Mar; habría que buscarle explicación valedera a ese precio, porque está más cara que el kilo de pollo ¡a precio de supermercado! Y estamos seguros que a esas sardinas no las vacunan, ni les ponen agua, ni consumen la electricidad que necesitan los pollos para su cría y beneficio. Y el precio de la sardina es importante porque es la carnada por excelencia y su precio la excusa de los pescadores que operan en las inmediaciones de la playa de La Zorra, para explicar el alto precio de las demás especies que pescan con la ayuda de la sardina. Estos dicen pagar la caja de sardina a 70 bolívares. Sin embargo, cuando comparamos los precios de venta del pescado en la población de Caruao, el kilo de Mero alcanza los 30 bolívares, léase bien, 30 bolívares y en el mercado pesquero el Mero cuesta no menos 70 bolívares el kilo. En Caruao el Pargo cuesta 10 bolívares y en La Zorra 25.

Los bajos precios de la zona de Caruao, se deben a que no le compran la carnada a nadie, porque sencillamente la carnada la pescan ellos mismos…

Los pescadores recibieron lanchas y créditos del pueblo, pero la realidad indica que ni los créditos ni las lanchas han sido para el beneficio de la población. Estos pescadores, especulan con el pescado. Venden el Dorado a 36 bolívares el kilo, pero te obligan comprar un pescado entero y cada pieza pesa entre 4 y 6 kilos – o no hay venta. Y esto significa que en cada compra debes gastar por lo menos 120 bolívares fuertes.

Mientras los pendejos del pueblo les damos a los pescadores las facilidades para que tengan cómo pescar, ellos les llenan las cavas a los dueños de las roscas del pescado, portugueses, isleños, italianos y/o sus hijitos escuálidos, que se encargan de despellejar a otros más pendejos en Caracas y en todo el resto del país. Los pescadores con créditos bolivarianos, subditos de “los reyes del pescado” son responsables de tamaña sinverguenzura.

¡Allá van los especuladores con sus cavas atiborradas de pescado para eternizar la relación de explotación y especulación que las autoridades se empeñan en ignorar!

Así como las autoridades han emprendido, de manera acertada, una lucha descarnada contra el micrográfico de drogas, así mismo deben arremeter contra los que apañan la especulación y se empeñan en mantener esas relaciones de colonizados que tienen tan arraigadas en sus mentes.

Además de combatir la especulación necesario remodelar el mercado pesquero de La Guaira, que deje de ser el recinto incómodo e insalubre, sumergido en un paisaje hediondo y repulsivo, donde la basura y las moscas inducen a la náusea.

Vargas pretende convertirse en un centro turístico, pero sus restaurantes son cuevas de Alí Babá. Vengan a pagar un pescado frito a precio de oro, como si el Corocoro lo trajeran del Mar Caspio.

Este es el momento indicado y el contexto más propicio, antes de que llegue la Semana Santa con su tradición de especulación y latrocinio y antes de que anuncien los aumentos de sueldo del 1ero. de Mayo, con su estela de inflación alimentada por los hambreadores de siempre.



El Macaurelio

elmacaurelio@yahoo.es


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Marco Aurelio Rodríguez "El Macaurelio"

Periodista, Politólogo, poeta, escritor, humorista y ensayista. Columnista en varios medios, digitales e impresos.

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