Contrarreplica: "Varguense" es el gentilicio más adecuado

He leído con detenimiento la réplica a mi escrito, titulado “La Guaira no es Catia La Mar, ni viceversa”, publicado en Aporrea.org el 11/03/2009. En una muy precipitada respuesta, el camarada Nelson Guerra realiza una serie de cuestionamientos al artículo de marras y se deja llevar más por el desenfreno que por la dialéctica.

Primero que todo, camarada, mis apreciaciones geográficas, parroquiales y circunstanciales, como usted afirma, son razones tan válidas y contundentes, que en ninguna línea de su “réplica” usted puede rebatirlas. El componente histórico también está presente en mi artículo, aunque su persona trate de minimizarlo; allá usted si no lo quiere ponderar de una manera justa y objetiva.

La negación de la tesis de que el gentilicio “varguense” esté más difundido y asumido por los habitantes del Litoral Central, que el de “guaireño”, SÍ es a todas luces una falacia del tamaño de una catedral, camarada Guerra.

Al intentar buscarle las cinco patas al gato, usted afirma: “(…) no deja de llamarnos la atención que no haya utilizado [Adán González, yo] el calificativo de habitantes, población o PUEBLO del Litoral Central (…)”. Ahora resulta que la cualidad revolucionaria y la credibilidad se miden según la cantidad de veces que usted utilice la palabra “pueblo”, según Nelson Guerra. ¿Cómo denominamos eso? ¿Revolución terminológica?

En el quinto párrafo del texto, se puede leer lo siguiente: “(…) nos animamos a caer en la especulación e inferir que el Sr. González habla de la burguesía y la derecha tibia o antichavista del estado (…)”. Lo anterior, es la típica “voltereta discursiva” de descalificación politiquera –basada en la elucubración anticientífica- para evadir el debate de fondo. Cualquiera que haya leído mis ensayos en Aporrea.org, podrá inferir mi posición ideológica. Eso no está en discusión.

En realidad desconozco la sustentación histórica del respetado camarada Vladimir Acosta, en relación con la vida y obra del ilustre José María Vargas, y los comentarios que él realizó en el programa “Encontrarte”, transmitido por Venezolana de Televisión. Tampoco sé si son verídicas las declaraciones de nuestro Comandante, Hugo Chávez, con respecto al insigne cirujano y catedrático. Sin embargo, no me aventuraría en tildar al sabio guaireño de “realista” o “antibolivariano”. Vargas participó activamente en los primeros años de la gesta independentista al incorporarse, en 1811, al Supremo Poder Legislativo de Cumaná, lo que más tarde le costaría hasta la libertad, al ser apresado por el jefe realista Juan Francisco Cervériz, en 1812.

El camarada Nelson Guerra no puede escamotear la estatura moral y profesional de José María Vargas, al reconocer en él a un destacado científico y médico. Igualmente no puede obviar el indiscutible aporte académico y humano del connotado hijo de La Guaira, a la Universidad de Caracas, actual Universidad Central de Venezuela, de la cual fue rector.

A pesar de ello, no pasa desapercibida esta “perla” del camarada Guerra: “(…) Pero José María Vargas era un mantuano […] un hombre que no estuvo vinculado a la lucha por nuestra Independencia y que más bien fue un cuadro de la oligarquía criolla [¡!] (…)”.

Descalificar “a priori” a José María Vargas por haber sido mantuano, no deja de ser un banal y superficial ejercicio de anti-dialéctica, estimado Nelson. Superfluo y frívolo. Si fuese por ello, deberíamos acusar al resto de los precursores de nuestra Independencia, empezando por Simón Bolívar, por el hecho de tener un origen “oligarca”. ¿O no? ¿Sabrá el camarada lo que es la “conciencia revolucionaria”?

Por otro lado, José María Vargas no es “menos prócer” por no haber confrontado físicamente durante la Guerra de Independencia. Vargas, como muchos otros, era un referente moral para aquellos quienes daban su vida en el frente de batalla y construían la esperanza de una república soberana, libre del yugo del Imperio español. El aporte científico, académico y humanista de José María Vargas a Venezuela, quedó más patente luego de su retorno, en 1825, a estas tierras.

¿Vargas antibolivariano? No creo que el prócer guaireño haya sido más antibolivariano que Carujo, quien SÍ estuvo implicado en un atentado contra nuestro Libertador, auspiciado por Francisco de Paula Santander, y que fue perpetrado el 25 de septiembre de 1828. Cuando en el Congreso Constituyente de 1830 se atacaba despiadadamente al desterrado Padre de la Patria, José María Vargas salvó su voto en más de una ocasión. Igualmente, el médico guaireño fue albacea testamentario de Bolívar y presidió, en 1842, una comisión para la exhumación de los restos del Libertador, en Santa Marta, y su posterior traslado a Venezuela.

En el décimo quinto párrafo de la “réplica” del camarada Nelson Guerra, hallamos una abyecta analogía sin parangón: “(…) Sr. González [sic] queremos decirle que estamos en tiempos de cambio, en tiempos de Revolución. Ya se sentó un precedente con el cambio de nombre de la antigua Parroquia Raúl Leoni, quien fue un funesto personaje de la derecha […] por el nombre indígena y autóctono de nuestra región, Urimare (…)”.

Camarada Guerra, con todo el respeto, pero comparar al genocida de Raúl Leoni con José María Vargas es, por lo menos, una aberración histórica; sacar ese ejemplo como “el precedente” para justificar su punto de vista en relación con el tema sobre la palestra, no deja de ser un argumento infeliz.

Es cierto que estamos en tiempos de Revolución y de ruptura de paradigmas, pero ese afán de cambio y de transformación también debe ir acompañado de la sensatez, la autocrítica y la rigurosidad científica. “Varguense”, hasta ahora, ha sido el vocablo más adecuado para aglutinar el variopinto paisaje litoralense que va desde Carayaca, hasta Caruao. Sólo basta con salir a la calle y recorrer la franja costera, para caer en cuenta de ello.

Nada malo sería considerar la posibilidad de un referéndum para consultar al pueblo del Litoral Central, si está de acuerdo o no con la propuesta de “borrar del mapa” a José María Vargas y su vínculo indeleble con este terruño. Estoy seguro de que la victoria del gentilicio “varguense” sería más que abrumadora.



P.D. Ofrezco disculpas a los lectores porque mi ensayo “La Guaira no es Catia La Mar, ni viceversa”, desplegado en las páginas de Aporrea.org, tuvo errores graves de edición que no se me pueden imputar. Seguramente a alguno de los camaradas que “colgó” el texto se le “chispoteó” el Copy and Paste. De todas maneras, siempre es un privilegio ser publicado en Aporrea.org y lo agradezco profundamente.


Tesista de Idiomas Modernos en la UCV
elinodoro@yahoo.com


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Adan Gonzalez Liendo (*)

Traductor, corrector de estilo y locutor

 elinodoro@yahoo.com      @rpkampuchea

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