Siguen los espíritus corroídos

En realidad, no logramos entender qué tipo de corrosión (y corrupción) afecta el espíritu de algunos individuos que, sin que les ocasione el menor rubor y mucho menos dolor, son capaces de conspirar contra su país, porque eso es lo que hacen al querer frustrar los sueños de las venezolanas y venezolanos.

De otra manera no podría ser calificada la actitud apátrida de negar las posibilidades de que sean los ciudadanos quienes determinen si el Comandante Chávez puede optar de nuevo a ser candidato para la Presidencia de la República al concluir este período.

Y decimos que es ir contra los ciudadanos de este país porque la mayoría sabe los beneficios que ha recibido de la revolución. Aquí no hay duda alguna. Cada día somos mejor nación.

En los actuales momentos, todo cuanto se ha desatado de nuevo contra la revolución responde a la aberrante conducta de unos contados sujetos, que apenas les chasquean los dedos los agentes del imperialismo, ellos salivan profusamente y acuden a ese indigno y esclavizante llamado a recibir otra tajada de dólares envueltos en un papel con nuevas órdenes para atentar contra la población.

Esos sujetos andan otra vez en la conspiración e indignamente le han puesto a su plan de terror mediático el nombre de Angostura, con el que aspiran boicotear los deseos de la ciudadanía identificadas con la enmienda.

Ellos creen que ahora si concretarán la traición contra el país, tratando de que la amplia mayoría ignore que la revolución ha hecho en 10 años más por esta nación y sus hijos de lo que pudieron haber hecho ellos en casi medio siglo en que se repartieron la administración y también los dineros del país.

Si los que estuvieron al frente de las gobernaciones (lo hemos venido diciendo desde hace años) se hubiesen ocupado de las personas en sus estados, de darle a los ciudadanos educación, salud, recreación, vivienda, empleos y producción agrícola e industrial y la más amplia asistencia social a sus niñas y niños así como a los ancianos y discapacitados, les garantizamos que la población de Caracas no llegaría a tres millones de habitantes y las principales ciudades apenas tendrían millón y medio de personas.

Y en ese mismo tener, la mayoría de sus cerros continuarían siendo verdes. Es una cuestión elemental y sencilla.

Y esto es así porque, si las mujeres y los hombres de esta tierra hubiesen tenido las mejores condiciones de vida en sus regiones nadie se marcha a pasar trabajo en las grandes ciudades, que fue lo que hicieron muchas personas. De hecho, en este país había un dicho que manejaban todos los que se marchaba a la capital: ¡A Caracas, aunque sea a pasar hambre!

La cuestión, en estos momentos, es que todos los ciudadanos deben mantenerse alertas y convertirse en monitores de todo cuanto acontezca en nuestro país y comunicarlo a todos los que conozcan, porque no se puede permitir más agresiones. Que vengan con argumentos, si es que los tienen, a intentar convencernos de que la enmienda es anticonstitucional y que continúen con su palabrería reproductiva o dicho de otra forma, con sus mensajes calcados o copiados.


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Pedro Estacio


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