Crisis militar: Fabricio Ojeda en 1960 y Hugo Chávez en 2008 en tiempos de revolución en Venezuela (I)

La auténtica Fuerzas Armadas Nacionales (FAN) históricamente siempre ha estado al lado del pueblo, en defensa y consolidación de sus derechos.  Los militares verdaderos de la FAN estuvieron presentes en la década de los 60 al lado de la lucha armada de los movimientos guerrilleros.  Ahora están acompañando en la década del 2000 al presidente Chávez en defensa de la nación y en el proceso de revolución para consolidar la patria que garantice la libertad, la democracia participativa en relaciones horizontales para la construcción colectiva y  la felicidad social: gobierno con  nuevas instituciones liberadas de las viejas estructuras y de la corrupción,  pleno empleo, economía productiva e independiente con distribución  equitativa de capital en igualdad, seguridad,  planificación urbana-ambiental, vivienda, alimentación, educación, comunicación, cultura, tecnología y ciencia, desarrollo agrícola-ecológico, artesanal, turístico e industrial y salud deporte, recreación y servicios.

 La crisis militar, era parte de la crisis total que padecía el país para 1960 y que confrontaba la guerrilla perteneciente al camino político tradicional alternativo (CPTA), en su lucha contra el gobierno defensor de los intereses de los grupos capitalistas, de la corrupción, la burocracia del camino político convencional (CPC).

 Las Fuerzas Armadas Nacionales (FAN) estaban conformadas en su mayoría por los hijos del pueblo, que vienen de las clases populares y de las familias más humildes. La mayoría de los soldados, que van ascendiendo hasta llegar a generales, se forman en la institución militar, pues esta es una salida que sirve de escalera para el ascenso social y para salir de la pobreza, con la seguridad de un empleo, dentro de la sociedad capitalista, consumista, mercantilista e inhumana.

Durante ese proceso de formación para asimilarse en las FAN, en la institución militar, estructura que responde a la superestructura con la respectiva ideología de la sociedad capitalista, algunos débiles pierden su ética, su condición de hijos del pueblo y de Bolívar con su pensamiento libertario. La sustituyen por su interés material de obtener dinero, de ser instrumento del consumismo y de alcanzar reconocimiento y ascenso social. Ellos fácilmente adquieren la identidad con las clases sociales dominantes, poniéndose al servicio de las mismas como invidentes e instrumentos entes cosas que reafirman la sociedad capitalista.

Son esos militares, una minoría, que terminan como traidores a la patria, los defensores de los intereses tanto de pequeños grupos económicos como del gobierno y de extranjeros representantes del capital monopolista internacional. Ellos son señalados como blasfema de la nación.

Otros militares, los auténticos seres entes humanos pensantes, en una gran mayoría, fuertes en esencia con ética, principios y valores, que se niegan aceptar las diferencias de clases que impone el sistema capitalista con su ideología y cadena de la opresión, reafirman su condición de hijos del pueblo y de Bolívar y se ponen al servicio de la patria, en defensa de la soberanía y autonomía. Estos militares hijos del pueblo, para 1960, se definieron progresistas y patrióticos que se incorporaron al CPTA al lado de los civiles, para juntos luchar por la patria y la libertad, de acuerdo con lo expuesto por el jefe guerrillero Fabricio Ojeda:

“(…) se han formado oficiales cuya única ambición es también la nuestra: ser útiles a la patria y servir a su grandeza y soberanía. Y porque la inmensa mayoría de clases y soldados pertenecen a las clases humildes, a las familias sin pan, ni tierra, ni libertad. Y si algunas de sus jerarquías han sido colocadas como ciego en incondicional instrumento personalista del grupo de Rómulo Betancourt, ello no puede ocultarnos que más temprano que tarde civiles y militares, nos encontraremos juntos en un mismo propósito fraternal y patriótico[1].

 

En efecto, similar a los civiles, los militares no estaban ausentes del CPTA. Ellos asumieron el compromiso de retomar éste camino y enfrentaron, previamente a la organización guerrillera de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), al presidente Betancourt del partido AD responsable del Pacto de Punto Fijo (PF) identificados con el CPC.  Los militares progresistas, nacionalistas y seguidores del pensamiento de Bolívar, fueron los protagonistas de la sublevación de Carúpano y del levantamiento de Puerto Cabello en 1962, como Ojeda lo refirió:

“Evidencia de esta afirmación es la reciente “Sublevación de Carúpano” (4 de mayo de 1962) y “la heroica acción de Puerto Cabello” (2 de junio de 1962), donde oficiales de limpia trayectoria como Jesús Molina Villegas, Pedro Medina Silva y Manuel ponte Rodríguez supieron dar un paso al frente de la historia, antes de vivir en la ignominia. Allí se demostró como en el seno de las Fuerzas Armadas hay hombres que sienten la Patria en su exacta dimensión y que inspirados en las lecciones de Bolívar, siguen su ejemplo de valor, de nobleza y patriotismo y como este gobierno llega el bombardeo de ciudades abiertas, al genocidio, para tratar de conservar una situación ya insostenible” [2].

 

 No todos los militares eran partidarios del gobierno de Betancourt, con sus respectivas políticas nacionales e internacionales.

La crisis militar se acentuó debido a la intención muy bien guardada y manejada sutilmente desde las altas esferas del gobierno determinadas por las relaciones internacionales de incluir a Venezuela como un “Estado Libre Asociado”, a los Estados Unidos. Esta posición fue rechazada por los militares progresistas y nacionalistas que lucharon aquel 23 enero 1958. Una gran mayoría de los hombres de las FAN identificados con el progreso y el desarrollo nacional, rechazaron esa grave situación, ya que aseguraba la entrega del país a los Estados Unidos y significaría una Venezuela sin soberanía, ni autonomía política, económica y menos cultural, como lo afirmó Fabricio Ojeda:

“Los militares progresistas, los verdaderos institucionalistas, se sienten hoy tan inseguros como cualquier activista de los sectores más radicalizados. (…) están sometidos a vigilancia permanente son discriminados y la seguridad de sus carreras, pende del primer chisme o la primera entrega; o están en presencia de los famosos consejos de investigación, si es que no han ido a parar con su huesos a la cárcel[3].

 

A partir de la posible entrega del país a los Estados Unidos, se comenzó a presentar un clima de gran inseguridad en los militares de las FAN, no identificados con el gobierno de Betancourt representante del PPF, llamados progresistas. Ellos precisaron la clara intención de colocar la milicia nacional, a la orden de los Estados Unidos. Igualmente reconocieron el propósito del presidente Betancourt, que impedía la unidad democrática en las FAN, como se confirma a continuación:

“Betancourt (…) (…) también es enemigo de la unidad democrática de las Fuerzas Armadas, la cual, esta claro, impediría con su dignidad patriótica, que las cadenas del dominio exterior, despedazadas por nuestros libertadores, se unieran de nuevo en el plan de la “puertorriqueñización” que tan agresivamente el llevaba adelante[4].

 

Lo cierto es que Betancourt manifestó una actitud contraria a las FAN, pero todo fue una condición del gobierno de Estados Unidos, por intermedio del Pentágono y su Departamento de Estado. Betancourt para evitar que en las FAN se revelaran y actuaran contra él, rechazando la “Misión Militar Norteamericana” y el proyecto del “Estado Libre Asociado”; promovió la idea de que las FAN serían disueltas por las fuerzas revolucionarias de la guerrilla. A la vez contrarrestaba la lucha armada guerrillera y encauzaba la fuerza de las FAN contra ésta. En realidad el fin en torno al que operaba la “Misión Militar Norteamericana” con el aval del presidente Betancourt, ajustado al PPF, era que la armada nacional, estuviesen bajo el mando de los Estados Unidos, como ocurrió con Puerto Rico: “Lo cierto es que solo Betancourt y sus más íntimos seguidores son los únicos desvelados por cambiar el carácter nacional de nuestra institución Armada, para colocarla, como ocurre en Puerto Rico, bajo la rectoría colonial del Ejercito norteamericano”[5].

Para Betancourt, como parte del PPF y comprometido al CPC, es una necesidad urgente que la presencia militar norteamericana dentro de las FAN, sea un hecho concreto en Venezuela. Esto garantizaría el control, mediante la represión y el miedo, del terror militar tanto nacional como norteamericano, de cualquier alzamiento cívico contra los intereses económicos extranjeros y la de los pequeños grupos económicos afines al gobierno.

Desde esta perspectiva tanto la guerrilla como los militares progresistas de las FAN, consideraron que el gobierno de Betancourt, entregaba la armada nacional al control militar de los Estados Unidos, para ser utilizada como instrumento de represión contra el pueblo, si éste exigía parte de los beneficios económicos que les correspondía. Beneficios que solo estaban en manos de grupos menores nacionales y de los poderosos dueños de los capitales extranjeros.

Betancourt ignoró el pueblo, solo buscaba proteger las riquezas y el patrimonio que se encontraban en manos de pequeños grupos y consorcios nacionales y extranjeros. Abiertamente Betancourt se declaraba enemigo de las FAN, si no aceptaban la “Misión Militar Norteamericana” que significaba la sumisión y entrega a los Estados Unidos.

Era una necesidad, desde los intereses intencionales, fortalecer la misión militar de los Estado Unidos, con la consolidación de las bases militares, debido a que no se confiaba en las FAN, por cuanto estas tenían intereses nacionalistas y progresistas. Para los Estados Unidos, sería la clave fundamental que le permitiría anclar su imperialismo y consolidar en Venezuela el “Estado libre Asociado”, como se señala seguidamente:

“(…) Ya un alto personero de la “Misión Militar Yankee” en Venezuela, solicitó el permiso correspondiente para establecer bases norteamericanas en territorio nacional ¿Y cual es el pretexto? Sencillamente que las fuerzas Armadas Venezolanas no ofrecen confianza a los sectores de los Estados Unidos que han invertido e invierten grandes capitales en nuestro país. (…) su seguridad no puede descansar en manos militares nacionalistas y patriotas. (…) Por esto Betancourt es enemigo de los militares nacionalistas, (…)[6].

 

A pesar de la presencia de militares que conocían y estaban atentos a la “Misión Militar Norteamericana” y al proyecto de hacer de Venezuela un “Estado Libre Asociado” finalmente las FAN, sufrió cambios y respondió a los intereses del gobierno de Betancourt y salió a someter al pueblo. Se impuso el interés de Betancourt y sus aliados de los Estados Unidos de convertir las FAN en instrumento de represión política, al servicio de sus intereses, de acuerdo con lo expuesto:

(…) las Fuerzas Armadas han sido despojadas de sus funciones específicas para convertirlas en un instrumento de represión política, al servicio de los intereses sectarios de quienes detentan el poder. Es decir, las han transformado en policía política para atacar al pueblo, para asesinar estudiantes y obreros que se entregan por entero a la lucha patriótica y justa[7].

 

Es inaceptable que ahora las FAN sean las responsables de atropellos contra los barrios populares y la universidad. Las FAN iban contra todo aquel que protestara contra el mal gobierno de Betancourt y la entrega de nuestras riquezas al poder económico internacional. Esta situación ha hecho que el pueblo vea a la Armada Nacional como personajes ignominiosos, odiosos, antipatrióticos y antipáticos, cuando debieran ser respetados y admirados. De nuevo la FAN, durante las décadas del 60 al 90, se colocó al servicio de los intereses de los gobiernos de turno del CPC desplazando, más no eliminando del todo su udentificación con el servicio y los intereses  del pueblo, pertenecientes al CPTA. Para 1998 con la llegada del presidente del pueblo Hugo Chávez renace y se impone el espíritu auténtico de lucha de la FAN, a pesar de la presencia de algunos grupos que atentan contra la patria y se prestan para servir a los intereses extranjeros del imperio que pretende continuar con la cadena de la opresión y el dominio para imponer el neocolonialismo, a través del neoliberalismo y la globalización.

 

La Lucha continua con Chávez al frente
y Fabricio Ojeda con Bolívar sigue presente*.

Bibliografía:
.- OJEDA Fabricio. La guerra del pueblo. (2002) Trujillo. Fondo editorial Arturo Cardozo. Gobierno Bolivariano de Trujillo, Coordinación Trujillana de Cultura. Colección Crónicas Nº 3. Venezuela.

.- 1-7. FABRICIO OJEDA Dignidad y Firmeza Revolucionaria. (2007). Colección Historia. Ediciones COFAE. . N° 3.Caracas, Venezuela.

 Bettyoso@hotmail.com


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Betty Osorio y José Valero

Profesora de la Universidad de Los Andes, Mérida y titiritera

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