Algo nuevo está naciendo...

Al tomar contacto con la Iglesia de los países occidentales, uno constata la interacción de un conjunto de factores que parecen contradictorios. La fe cristiana parece morirse, y a su vez da pie a mil alegrías.

Se han ido formando dos polos visibles, de difícil reconciliación en la Iglesia de hoy.

Por una parte están los creyentes tradicionales, aquellos que aceptan con entusiasmo las iniciativas más anti-modernas de sus obispos o del Papa. Hay que reconocerlo: este frente neoconservador es, hoy, dominante en los Estados Unidos, y alcanza en numerosos países de Europa, en torno al Papa, una influencia considerable. Precisamente por eso, la Iglesia ha dejado de interesar a numerosa gente, más hambrienta de horizontes nuevos.

La situación de la Iglesia Católica en nuestro continente da pie a semejantes constataciones. En Bolivia, la jerarquía de la Iglesia es uno de los cuerpos sociales que se oponen con mayor virulencia al proyecto renovador del presidente Evo Morales. En Argentina, los obispos no terminan de desolidarizarse de la antigua dictadura que asesinó a decenas de miles de oponentes. En Ecuador, nos dice la actualidad que la conferencia episcopal "se opone a la nueva constitución votada por setenta y cinco de los constituyentes". En México, en Colombia, en Venezuela... Uno tiene la sensación de que nuestra autoridad católica se está enfrascando, como fue el caso a todo lo largo del siglo XIX, en combates sociales, políticos, y aun religiosos, de retaguardia. Pero a su vez, en la discreción de la vida diaria en nuestros barrios, se va fraguando una vida cristiana portadora de mil esperanzas nuevas.

La información no nos da mucho a conocer los esfuerzos minúsculos que anuncian un porvenir cristiano diferente. Están surgiendo iniciativas esperanzadoras, con o sin la participación de sacerdotes u obispos. Servicios nuevos en medio de los pobres (¡mejor callarlos para no matarlos!), lectura de la Biblia motivadora para la acción, humildes organizaciones que viven a ras de tierra... Así, con lentes de aumento, todos podríamos ser testigos, activos o pasivos, del nacimiento progresivo de una institución nueva.

¡Felicidad! Sacerdote de Petare


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Bruno Renaud


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