La derecha y sus pretensiones, sus adeptos y sus temores. La izquierda y sus sueños, sus seguidores y sus miedos. ¿Qué diferencia hay?, pues a grandes rasgos no muchas, ya que las bases de cada polo actúan en esencia movidos por sus miedos, por sus esperanzas, es decir casi siempre por lo intangible, por lo que está por venir y lo que no deseamos que suceda, y son aquellos lideres que mejor sepan capitalizar estas inquietudes, los que tendrán mayor arrastre y quizás mayor éxito.
La oposición finalmente entendió cual era su mejor estrategia, luego de miles de errores como consecuencia del ansia por el protagonismo de muchos. Entendió, que aún disponiendo de muchos medios de difusión para dejar correr sus mentiras e intrigas, cuando lucha frontalmente contra una mayoría que no reconoce públicamente, a la hora de decidir pocos dividendos les arroja. Entendió, que creando únicamente artificios mediáticos para convertir sus mentiras en verdades no les permitiría recuperar el poder, pues la figura de Chávez es fuerte y da cabida para que el resentimiento acumulado de muchos aflore y se disipe en una suerte de onda explosiva justiciera que ignora toda mentira, convirtiendo ese resentimiento en fuerza vital constructora y esperanzadora.
¿Y qué hace la oposición ahora?, pues en mi parecer se ha dividido estratégicamente en dos grandes toletes, cada grupo ha definido muy bien su alcance y campo de acción, sin mezclarse demasiado, al contrario, dando la impresión de ser diferentes, que no en los propósitos, ni ideas, sino en cuanto al tiempo y los espacios.
1) Los medios de comunicación: Con su campaña contrarrevolucionaria basada en el ridículo y la burla, manejando muy bien la inmediatez y la cotidianidad. Ahora como nunca ocultan los logros del gobierno, los silencian, los neutralizan, y sin desperdicio alguno resaltan los errores, las incongruencias administrativas, los fracasos de algunas políticas y hasta las intrigas entre revolucionarios, todo por supuesto aderezado con una muy buena dosis de mentira y exageración.
2) La clase política tradicional, que actúa para el mediano y largo plazo, en segundo plano, socavando bases, infiltrando grupos, remozando sus fachadas democráticas y organizándose de lo lindo, gracias a la bola de billetes y recursos de los que disponen.
Dos tiempos: el inmediato y el de mayor plazo. Dos espacios: el mediático o virtual y el físico o real. Los efectos son evidentes, y la prueba está que ya no recordamos tanto a los políticos enrarecidos y harto conocidos por sus desmanes. Nuestras antipatías y rechazos parecen no estar direccionados hacia ellos. Poco se ven, pocos se sabe de ellos y cuando los vemos están en alguna campaña política, en algún foro de sesudos, en alguna actividad institucional o haciendo presencia en algún evento de publicitada y exagerada amplitud social. Se están depurando, están purificando su imagen puesto que van a ser candidatos, y porque que no, hasta realmente haciendo el trabajo político normal contactando a la gente.
En cambio ahora nosotros odiamos a una Globovisión: frontal, visible, abiertamente opositora, ¿Es una cortina de humo?, ¿Están distrayendo nuestra atención, mientras las ratas merodean y socavan nuestro piso, nuestra base social y política?. Ahora luchamos contra una empresa privada que se llama Globovisión, que queda en un espacio reducido de Venezuela y en la que trabajan unas cuantas personitas… gran cosa!!!. Dios!!!, que tan importantes son como para que desvié toda nuestra atención.
¿Hacia donde estamos apuntamos nuestros cañones?, ¿Qué tanto estamos desperdiciando municiones matando zamuros, que no hacen sino reírse de nosotros mientras esquivan con audacia nuestros perdigones desparramados, ridiculizándonos, haciendo uso de nuestra energía para volverse aún más fuertes?.
Mientras tanto los políticos de la oposición, y los que no son tan políticos, aprovechan sin desperdicio el revés de la no aprobación de la Reforma Constitucional sometida a votación el 2 de diciembre de 2007. Este hecho les dio la pauta que necesitaban, ya que reconocieron el momento como excelente para capitalizar el miedo y la incertidumbre que dejo sembrado en el chavismo esa derrota. Y en eso andan, han capitalizado nuestros miedos, nuestros errores y omisiones, nos están poniendo a pelear entre nosotros, están propiciando la intolerancia entre los distintos grupos que apoyan el chavismo, haciéndonos culpar unos a otros, haciéndonos exponer nuestros pormenores más íntimos: las debilidades organizacionales, los conflictos internos, las pugnas por puestos de poder.
¿Y cómo lo hacen?, pues muy fácil, dejándonos actuar, así de sencillo…. Finalmente se dieron cuenta que nuestra mayor fortaleza eran sus arrebatos; que nuestra mayor fortaleza eran sus desvergonzadas pretensiones golpistas, ahora más ocultas; que nuestra mayor fortaleza era saberlos nuestros enemigos atacándonos con furia. Sin esas amenazas, sin esas razones de lucha parece que nos ensimismamos y empezamos a mirarnos con rabia entre nosotros para caernos a criticas despiadadas, y hasta llegamos a creer que estos enfrentamientos son relevantes, cuando realmente, aún partiendo de hechos concretos y ciertos, son estériles y para nada enriquecedores. Y es que sabemos muy bien reaccionar y defendernos, pero parece que una de las grandes debilidades de nuestra revolución siempre ha sido su poca capacidad para la ofensiva.
¡Sepan un cosa!, Luis Tascón puede tener razón o no, Chávez haberse equivocado o no al expulsarlo, Globovisión puede ser cerrada o no y hasta pudiera recapacitar o no, son hechos concretos, únicas posibilidades, allí no hay más nada que buscar o que esperar. Las consecuencias de alguna de estas posibilidades no son realmente significativas, ni relevantes para el acontecer nacional. Luis Tascón es un individuo, Chávez un ser humano que se ha equivocado y se podrá equivocar como todos nosotros. Por otro lado, Globovisión es un instrumento, es un medio, es un arma de lucha política, como existen muchas otras en el quehacer político-electoral. El verdadero problema, la verdadera amenaza, lo que si puede ser relevante y significativo para nuestra patria, es que producto de nuestra corta visión, de nuestra inmadurez política, de nuestra ingenuidad revolucionaria y la arrogancia, esa dirigencia política apátrida, insensible, oportunista, tecnificada y globalizada, termine ocupando de nuevo el poder al conquistar los espacios que por nuestra necedad estemos dejando descuidados y desguarnecidos.
Las revoluciones, cuando son verdaderas, cuando nacen para quedarse y se hacen necesarias, no hay nada que las detenga, porque terminan perteneciendo a los pueblos y se alimentan de sus clamores y esperanzas. Si una revolución fenece, es porque nunca lo fue, si una revolución depende de un hombre o un pequeño grupo de ellos, es porque tampoco lo es….No es posible revolución sin pueblo… depende de nosotros, no de aquellos, de ellos, o de unos pocos.
Chávez es el líder que actualmente comanda esta revolución, la impulsa, la orienta, pero depende de nosotros para tal fin, sin nosotros no podría, y sin él, nos costaría…
Reprogramemos coordenadas y apuntemos los cañones pa´alla, pa´donde es carajo.!!!!