Presidente, mírese, está casi desnudo

Jorge Rodríguez anunció la supuesta decisión unánime del congreso fundacional del PSUV relativa a la expulsión de Luis Tascón; pero, según el diputado, esta instancia no debatió formalmente el punto ni dictó tal resolución. En lo que sí coinciden ambos es que fue el presidente Chávez quien propuso esta moción: ¿será que para Rodríguez la opinión del comandante equivale a unanimidad? 

La gran base social revolucionaria ha cuestionado durante los últimos años al "nocivo entorno presidencial". Luego de superada la etapa de Luis Miquilena, quien orientó la gestión de gobierno conforme a los intereses de su clase en desmedro de los colectivos, se desarrolló una fase de mucha afinidad entre la vanguardia y la gente que ha seguido este proceso. Sin embargo, simultáneamente a la conquista de los espacios de poder, una nueva secta fue consolidándose, colocándose en algunos puntos de conexión de la relación Pueblo-Chávez, cercando y amordazando realidades y esperanzas, y haciendo billete. La estrategia de esta facción se basó en la promoción del culto a la personalidad del líder, en simular el acatamiento irrestricto de todas sus directrices, en no contradecir sus órdenes y en propiciar los escenarios para que el chisme camuflado en informes de inteligencia pudiera permitirles cortar cabezas y apoderarse de instituciones claves.

Después del triunfo apabullante de diciembre de 2006 la nueva secta se hizo más audaz y explotó al máximo su capacidad para hacerle creer al presidente desnudo que estaba vestido. Nunca le indicaron al indiscutible jefe de la revolución que el pueblo se estaba arrechando; que la idea de crear el PSUV, calificando de traidores a quienes permanecieran en sus partidos tradicionales o conservaran su independencia, implicaba la exclusión de muchos; que la forma adoptada por la comisión promotora de la organización se contradecía con el principio de la democracia participativa, ni que la lista de aspirantes a militantes contenía un alto porcentaje de burócratas, contratistas y afines para quienes el socialismo es una palabra sucia cuya pronunciación depende de los moros que haya en la costa. Nunca le hicieron objeciones al proyecto de reforma, por el contrario, le sumaron múltiples aspectos para beneficiar a algunos de sus más connotados representantes, desvirtuando la propuesta presidencial e impidiendo su divulgación. En fin…, esta secta debe ser controlada porque este proceso de transformaciones, que pertenece al pueblo que lo ha impulsado, no puede perderse a causa de las ambiciones de este grupo minúsculo y habilidoso. 

Hoy, más que nunca, frente a los ataques que la oposición mundial prodiga contra Venezuela y sus instituciones, y ante las elecciones regionales de este año, al presidente hay que recordarle que a él lo viste el respaldo popular y que si no se reconecta con las mayorías podría perderse, definitiva e irreversiblemente, esta oportunidad histórica de construir la Quinta República. Y hay que recordárselo así se nos endilgue el epíteto, tan común por estos días, de "instrumentos del imperio", y/o se nos expulse de algún partido político. Si no lo hacemos, si no insistimos en decírselo o no logramos que nos escuche, el presidente quedará en pelota, la revolución fenecerá, los sastres de la farsa se irán a vivir de sus rentas o buscarán nuevos compradores para sus diseños ficticios, y los integrantes de la tendencia social progresista tendremos que afrontar la amenaza de los privatizadores de oficio que hoy dirigen la oposición y que ya nos habían condenado a la pobreza eterna.   

feolacruz@gmail.com



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Luis Salvador Feo La Cruz


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