El peligroso Heinz Dieterich

Los latinoamericanos de corazón no podemos estar fuera de los
acontecimientos, día a día, del proceso revolucionario bolivariano
conducido por el comandante Hugo Chávez, como antes estuvimos y aún
estamos al pie de los enormes logros de la revolución cubana y su
consolidación histórica. En esta vigilia comprometida, quienes
tenemos algo que decir o algo que observar, incluimos la obligación
de aclarar los contrabandos ideológicos presentados a manera de ayuda
al proceso histórico que paulatinamente va separando, por decantación
natural o forzada, la paja del trigo. Veamos el asunto que se
presenta ahora en su verdadera dimensión.

A raíz de la proclama pública, en absoluto nada inocente, del ex
General en Jefe y Ministro de Defensa venezolano, Raúl Isaías Baduel,
de votar en contra de la reforma constitucional propuesta por el
Presidente Hugo Chávez, algunos pretenden montar una oposición un
tanto más amplia con la intención de ganar el centro del espectro
político venezolano, inexistente por ahora, aunque de posible
creación con esta salida de un ex-militar que estuvo cercano o
perteneció al entorno del comando de la revolución.

Pero todos sabemos que la creación de un "centro" político en una
sociedad polarizada por las reformas constitucionales revolucionarias
y los logros sociales en educación, salud, alimentación, vivienda,
bienestar y protección a los más pobres, conduce a futuro inmediato a
una alianza con la derecha, los sectores medios reaccionarios y la
oligarquía derrotada. Todos sabemos que en una sociedad polarizada
por la revolución, inclusive, por la intervención norteamericana para
destruirla por cualquier medio, el "centro" político desaparece y una
forzada creación de este espacio es simplemente el intento de cambiar
la forma de presentación de la propia derecha, la oligarquía y el
conservadurismo reaccionario. Como se dice, en el proceso de
edificación de una sociedad distinta, opuesta a la anterior y donde
reine la justicia social, no puede haber medias tintas y menos medias
verdades. Y para no pasar por intolerantes, sectarios o
intransigentes, recurriremos a San Ignacio de Loyola cuando afirma
"en una fortaleza hostigada y sitiada, cualquier disidencia es una
traición."

En efecto, el llamado del general Baduel para votar en contra de la
reforma constitucional, votar NO, constituye una conspiración
contrarrevolucionaria, un intento de debilitar el frente político del
presidente Hugo Chávez y la revolución bolivariana, la misma que ya
trasciende las fronteras de su propio país; constituye, pues, una
felonía inaceptable destacada, no sé por qué, por el analista alemán
Heinz Dieterich en su artículo "La ruptura Chávez-Baduel: impedir el
colapso del proyecto popular." Sí, destacada, a más no poder, por el
mismo Dieterich, quien se decía y proclamaba asesor del gobierno
venezolano y del socialismo del siglo XXI.

No cabe la menor duda que, de forma bastante sutil, el analista
alemán Heinz Dieterich se embarca en la oposición a la revolución
bolivariana, luego de haberla ponderado a su propio estilo y tal vez
con su propio proyecto político-filosófico de un socialismo sin
socialismo legítimo y fidedigno. Y pasa, de este modo, a la oposición
disimulada, por ahora, cuando su hombre de confianza en el proyecto,
el general Raúl Isaías Baduel, sale de su invierno voluntario a
despotricar contra el presidente Hugo Chávez.

El uso de verdades a medias, del falso razonamiento con la finalidad
de inducir a conclusiones engañosas e ilusas o sea al sofisma,
combatido desde la época de los filósofos griegos, Sócrates los
impugnó duramente, escuela de los conciliadores de hoy, se presenta
con la ambigüedad característica en la palabra escrita de Heinz
Dieterich, quien nos quiere sermonear con la necesidad de la unidad
entre Chávez y Baduel o, de lo contrario, sobreviene el colapso del
proyecto popular.

La declaración de Baduel "ha sacudido el orden nacional que parecía
estable" dice Dieterich y agrega: "ha abierto una fase de
incertidumbre que podría tener graves consecuencias para el proyecto
popular venezolano y la integración bolivariana de América Latina."

Por favor, Baduel se quedó en el camino, tuvo una buena actuación,
magnífica digamos, defendiendo el orden constitucional contra el
golpe militar promovido y financiado por la Casa Blanca y la CIA en
abril del 2002, continuó con el gobierno hasta salir del ministerio
de Defensa en julio del 2007 por ambiciones personales o
indefiniciones ideológicas, alimentadas suponemos por infiltrados
conspirativos; y en ese entonces declaró: "me retiro un tiempo de la
vida pública para trabajar mi finca y reflexionar sobre mi futuro
como hombre público." Como se observa las intenciones del general
eran claras, buscaba su oportunidad fuera del proceso bolivariano,
luego de sus "reflexiones" que inocentemente, según Dieterich,
encontró (muy pronto) cuando en su artículo nos menciona: "El lunes 5
de noviembre, esa fase de meditación terminó con la dramática
irrupción pública en el debate de la reforma constitucional." ¿No se
ha preguntado el agudo analista Dieterich a quién favorecía la
irrupción pública de Baduel? Claro que no, pues la defensa de
Dieterich al general Baduel es incondicional. Por tanto continúa:
"Las acusaciones de que Baduel se ha vendido a la extrema derecha,
que su anticomunismo le ha ganado o que es un traidor, no llevan al
meollo del problema. Desde que fue Comandante de la 42 Brigada de
Infantería de Paracaidistas, ha habido muchos intentos de sobornarlo
y varias conspiraciones para asesinarlo y no ha claudicado ante
ninguna. Es un hombre que actúa por convicciones, no por
conveniencias y es por eso, que se enfrentó al golpe del 11 de abril,
pese a que los golpistas lo trataron de sobornar para que colaborara."

Ciertamente, nadie en su sano juicio revolucionario critica la
conducta del general Baduel en las circunstancias descritas. Pero
todo aquello no es suficiente para justificar su comportamiento
actual de abogar por el NO, a sabiendas de los intereses
fundamentales en juego. Allí se equivoca Dieterich cuando confirma
una posición de embrollador contrarrevolucionario refiriéndose a la
proclama de Baduel en los siguientes términos: "escogió el momento y
el terreno que garantizara el máximo efecto del golpe de sorpresa que
iniciara su carrera política del futuro. Parte del efecto consistió
en que unos 18 días antes todavía había apoyado públicamente la
reforma constitucional."

No fue sobornado, no fue tentado políticamente, no tenía ambiciones
ni conveniencias, sin embargo, según Dieterich celebra, el general
tiene una agenda, una "carrera política del futuro" ¿qué pasó
entonces? ¿cambió en los últimos 18 días, del apoyo a la reforma
constitucional y el voto por el SÍ, a la desestabilización de la
revolución bolivariana? ¿tan firmes eran las "convicciones" del
general Baduel.? No, señor Heinz Dieterich, como usted afirma a lo
largo de su escrito, el general Baduel tiene otro proyecto político
reconocido y alentado por usted mismo en las siguientes palabras:
"Careciendo de una organización nacional y de fondos adecuados para
iniciar una campaña política nacional, el general convirtió la
creciente controversia sobre los contenidos y procedimientos de la
reforma constitucional en lo, que en términos militares, es la
reserva estratégica de un beligerante: una fuerza preorganizada en
stand bye, para fines ofensivos o defensivos eventuales. En la
dramática situación del lunes, después de las manifestaciones en pro
y contra de la reforma, una declaración del tipo que hizo, le daría
de inmediato un foro mundial mediático y, dentro de Venezuela, un
liderazgo en el centro político, que el país ahora no tiene." "La
declaración del General significa, como es obvio, la ruptura abierta
con el Presidente y el proyecto bolivariano, que el mandatario está
configurando desde 2003 a la fecha. El momento escogido puede parecer
brutal, porque inicia una "guerra" sin cuartel al estilo de Bolívar."

¿Así que al estilo de Bolivar? ¿Considera usted, señor Dieterich, un
cínico contrarrevolucionario al libertador Simón Bolivar? La verdad
es que no lo entiendo, ¿a quién defiende Usted cuando le otorga a
Baduel un "foro mundial mediático" y otro en Venezuela? ¿Quiénes
manejan la media informativa y con cuáles intereses? En primer lugar,
amigo Dieterich, la revolución bolivariana, en el momento actual, no
necesita un "centro" político sino una reafirmación del camino
emprendido, una consolidación del avance del cambio de estructuras
jurídicas y políticas. No necesita de una alianza de apertura con las
fuerzas de la oligarquía y el imperialismo con las cuales tendría que
concertar ese "centro" que usted recomienda, para como dice: "evitar
ese futuro incierto e impedir que la derecha y el imperialismo puedan
hacerse con el poder en Venezuela, será necesario que Chávez y Baduel
lleguen a un acuerdo negociado que sea base en una alianza
estratégica entre el Centro político del país y el Bolivarianismo."
Observando detenidamente momentos y circunstancias, tal recomendación
sería como si el comandante en jefe, Fidel Castro, le hubiera hecho
concesiones de acercamiento y concertación al "centro" representado
por el contrarrevolucionario Hubert Matos de Camaguey antes de la
invasión a playas Girón, por el solo hecho de haber sido uno de los
comandantes del ejército rebelde contra Fulgencio Batista.

La batalla decisiva es fomentar y votar por el SÍ a la reforma
constitucional venezolana, a pesar de las valoraciones especulativas
de este analista alemán, claramente inspirador y soporte del general
Baduel, buscando un proyecto distinto a lo ya avanzado por revolución
bolivariana y sus características fundamentales dirigidas a la
integración latinoamericana, en virtud de que los pueblos tienen la
necesidad ineludible de defenderse de la agresión cada vez mayor del
imperialismo norteamericano en lo político, militar y económico.
Baduel con su declaración escogió su camino definitivo, pretende
reforzar a las fuerzas fascistas y contrarrevolucionarias del NO;
pretende ganar un espacio político propio de elementos moderados, el
llamado "centro," que ya hace un buen rato vota por la concertación
con la oligarquía desplazada; ojala no más no se convierta en el
Hubert Matos venezolano, aquel ex guerrillero convertido en
terrorista internacional financiado por la CIA. Francamente, sólo un
arrepentimiento total y absoluto, un "mea culpa" público y sincero
de Baduel, podría reconstruirlo como hombre bolivariano. Y desde esta
columna le decimos a Dieterich que las especulaciones tendenciosas
crean, en los no advertidos, las situaciones caóticas que él
recomienda evitar para salvar la revolución bolivariana y el
compromiso que ella tiene con los pueblos latinoamericanos.


Fuente: rodelu / RedGlobe/Tribuna Popular
http://www.tribuna-popular.org/index.php?option=com_content&task=view&
id=1936&Itemid=49


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Carlos Angulo Rivas


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