Acuerdo Humanitario nuevo reto para Venezuela y su Presidente

Hoy, quizás más que nunca, bajo el histórico y esperanzador esfuerzo que lideriza nuestro Presidente en el marco del posible Acuerdo Humanitario en la hermana Colombia, se observa la extrema e inevitable confrontación político-ideológica de la actualidad mundial.

Por muy consciente que estén hoy en día los pueblos del planeta sobre lo insostenible y aberrante que resulta para su probabilidad de futuro el mantenimiento de un sistema político-ideológico que se enriquece mediante la hambruna y el terrorismo, ha sido precisamente en Venezuela donde se ha comenzado a clarificarse el único sendero como combatirlo. Tanto ha sido el avance y el liderazgo demostrado que no en balde hoy Latinoamérica requiere de su Presidente para intentar sanar una de las más grandes heridas que aun mantiene, una violencia de más de cincuenta años en Colombia.

No sólo los prisioneros, de ambos lados, y sus familiares están a la expectativa y en el suspenso. Colombia, Latinoamérica y el mundo en este momento recobran expectativas por el éxito de esta mediación. En ella no solamente se encuentra el destino de la paz en este país, sino también corrobora la extrema urgencia por acabar definitivamente con el principal negocio del Imperialismo: la exportación de conflictos armados. De antemano se sabe que lo que viene para nada será fácil, estamos conscientes que ya se enfilan fuerzas y capitales para boicotear esta nueva esperanza. Lo que se debate tiene una significación determinante para los intereses de Estados Unidos en Colombia y Latinoamérica (sobretodo para el futuro del Plan Colombia en un tiempo que la Base Militar de Malta, en Ecuador, ha sufrido un duro traspiés).

La explosiva crisis financiera de este coloso del norte es proporcional al desgaste de su poder e influencia sobre la región. Venezuela, por tanto, paralelamente acelera su rumbo para demostrar la factibilidad por erigir un modelo político-ideológico donde los excluidos asuman la responsabilidad por construir su destino en la prosperidad de su nación. Lo que indefectiblemente, por ser un ejemplo inevitable, ha aumentado las brechas y contradicciones en países donde más acérrimamente se ha aplicado su insostenible y irracional modelo económico (México y Chile).

Indiscutiblemente la expectativa de la historia hoy en día se encuentra en Venezuela. El carisma, liderazgo y credibilidad del Hugo Rafael Chávez Frías lo ha llevado a convertirse en la figura de este naciente siglo y, de llegarse a un feliz término este Acuerdo, para nada sería extraño que Venezuela con él lograse su primer Premio Nóbel de la PAZ.

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Waldo Munizaga.


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